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* “Tapete”

A propósito, por Jaime García Elías

Al margen de lo que suceda en las nueve jornadas que aún le restan a la fase clasificatoria de la competencia doméstica, el hecho es que ahora, cuando se hace el balance de las ocho primeras, el Guadalajara, contra todas las previsiones, es sotanero  --de la mano con Puebla, Indios y Necaxa, pero sotanero al fin-- de la clasificación general. Y, además, el equipo más goleado del circuito.

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El boletín oficial dice que la debacle de las “Chivas” en el partido del sábado en Pachuca debe atribuirse a los pecados mortales cometidos por los defensores --lo de “defensores”, por esta vez, fue un decir...--, que tuvieron como corolario la penitencia de los goles: demasiados para una sola sentada; demasiados en función de los antecedentes del adversario, que había anotado apenas ocho veces en los siete partidos precedentes del certamen, y esta vez se dio vuelo, aprovechando los descuidos de los zagueros rojiblancos.

Eso dice el boletín oficial. También dice que Efraín Flores continuará “hasta diciembre” en el puente de mando del equipo...

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Lo que no dice el boletín, pero ya se verá en las siguientes semanas, es si la “visita” de Ronald Koeman a Guadalajara es mera cortesía, o si tiene propósitos de estudio, como cuando los técnicos mexicanos en receso se acercan a equipos sudamericanos o europeos en plan de “observación”... o si, como se especula, es claro indicio de que se trata del timonel designado de las “Chivas” --recomendado, probablemente, por su paisano Hans Westerhof--, predestinado para asumir formalmente el cargo en cuanto concluya el ciclo de transición a cargo de Efraín Flores.

De hecho, la relativa indefinición del papel que juega Koeman en este momento con respecto al “Rebaño”, así como su intempestivo arribo a Guadalajara a los pocos días del anuncio oficial de que las tormentas pasajeras de los malos resultados en lo que va --y eventualmente en lo que resta-- del Torneo de Apertura no moverán el tapete al actual timonel, pudo haber influido en la desconcentración que fue, el sábado en Pachuca, la marca de la casa de la defensiva rojiblanca.

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La nota, por lo pronto, robó cámara hasta el punto de relegar a un segundo plano las noticias de la jornada, que en otras circunstancias hubieran ameritado encabezados con signos de interrogación: “¡Ganó el Pachuca...”; “¡ganó el Atlas...!”; “¡ganó el América...!”.

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