Deportes
* Tambaleantes
A propósito por Jaime García Elías
Está visto: sin perjuicio de que en la “Liguilla” alguno de los supuestos patos la emprenda contra las supuestas escopetas, en el campeonato mexicano hay dos protagonistas: Pachuca y Toluca... Todos los demás son “extras”.
“Tuzos” y “Diablos” ya habían amarrado el boleto para el verdadero campeonato. Ahora aprovecharon la ventaja de ser locales —la cancha, el clima, el ambiente; ¡ni falta que les hizo el público...!— para aplastar, respectivamente, a sendos adversarios que estuvieron muy lejos de hacer honor a sus motes: Jaguares y Tigres, al menos esta vez, se limitaron a ser apacibles, somnolientos e inofensivos gatos de angora.
*
Aunque a Guadalajara y Atlas aún se les mueve una patita, es evidente que sus últimos resultados comprometieron seriamente sus posibilidades de entrar a la “liguilla”... aunque sea para cumplir en ella el desairado papel de “El apóstol trece”. (Para quienes no conocen el cuento, un pintor hizo un cuadro de “La Última Cena”. Por un descuido, en lugar de doce, colocó trece apóstoles. Cuando reparó en la pifia, ante la imposibilidad de desaparecer al intruso, le colocó una leyenda epigramática: “Yo no soy apóstol ni soy nada; / nada más vine a cenar, y me voy... ‘a la Calzada’”).
Al Guadalajara, en el aspecto ofensivo, le salvan el balance los cinco goles que le clavó, en una tarde de inspiración, al Pachuca. Sin ellos, su promedio de goles anotados es exactamente de uno por partido.
Eso, más las cifras de triunfos, empates y derrotas (5, 6 y 5, respectivamente), retratan, de cuerpo entero, a un equipo sin pasta de serio aspirante al título, ni mucho menos.
*
Para el Atlas —que cierra aquí ante el Pachuca—, el panorama es similar. A reserva de los desahogos verbales con que su técnico intente justificar la derrota en Morelia, queda claro que la cacareada “recuperación” del equipo fue ilusoria. Además, la cuota de cuatro goles en cada una de las excursiones más recientes —ante Santos Laguna y “Monarcas”—, exhibió las flaquezas de su cuadro bajo...
Y las coplas que los devotos de las “Chivas” podrían entonarle a Paco Ramírez, actual ocupante del cargo por el que desfilaron Efraín Flores y Omar Arellano padre, son, al final de cuentas, las mismas que los incondicionales del Atlas podrían cantarle a Canales, reemplazante del “Tabla” Hernández: “Ni contigo ni sin ti... tienen mis males remedio”.
“Tuzos” y “Diablos” ya habían amarrado el boleto para el verdadero campeonato. Ahora aprovecharon la ventaja de ser locales —la cancha, el clima, el ambiente; ¡ni falta que les hizo el público...!— para aplastar, respectivamente, a sendos adversarios que estuvieron muy lejos de hacer honor a sus motes: Jaguares y Tigres, al menos esta vez, se limitaron a ser apacibles, somnolientos e inofensivos gatos de angora.
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Aunque a Guadalajara y Atlas aún se les mueve una patita, es evidente que sus últimos resultados comprometieron seriamente sus posibilidades de entrar a la “liguilla”... aunque sea para cumplir en ella el desairado papel de “El apóstol trece”. (Para quienes no conocen el cuento, un pintor hizo un cuadro de “La Última Cena”. Por un descuido, en lugar de doce, colocó trece apóstoles. Cuando reparó en la pifia, ante la imposibilidad de desaparecer al intruso, le colocó una leyenda epigramática: “Yo no soy apóstol ni soy nada; / nada más vine a cenar, y me voy... ‘a la Calzada’”).
Al Guadalajara, en el aspecto ofensivo, le salvan el balance los cinco goles que le clavó, en una tarde de inspiración, al Pachuca. Sin ellos, su promedio de goles anotados es exactamente de uno por partido.
Eso, más las cifras de triunfos, empates y derrotas (5, 6 y 5, respectivamente), retratan, de cuerpo entero, a un equipo sin pasta de serio aspirante al título, ni mucho menos.
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Para el Atlas —que cierra aquí ante el Pachuca—, el panorama es similar. A reserva de los desahogos verbales con que su técnico intente justificar la derrota en Morelia, queda claro que la cacareada “recuperación” del equipo fue ilusoria. Además, la cuota de cuatro goles en cada una de las excursiones más recientes —ante Santos Laguna y “Monarcas”—, exhibió las flaquezas de su cuadro bajo...
Y las coplas que los devotos de las “Chivas” podrían entonarle a Paco Ramírez, actual ocupante del cargo por el que desfilaron Efraín Flores y Omar Arellano padre, son, al final de cuentas, las mismas que los incondicionales del Atlas podrían cantarle a Canales, reemplazante del “Tabla” Hernández: “Ni contigo ni sin ti... tienen mis males remedio”.