Deportes

* Revancha

Por Jaime García Elías

No lo dijo directamente Hugo Sánchez... No podía decirlo. Caído en desgracia como se encuentra desde que fue despachado, con cajas destempladas, del puente de mando de la Selección Nacional, más que un entrenador desempleado es, hoy por hoy, algo así como un ánima en pena... Si ocasionalmente se le candidatea para hacerse cargo de algún equipo, casi de inmediato se le descarta. Por dos razones: una, por caro; otra... porque su capacidad está en tela de duda.

Sin embargo, el que ha sido su representante desde sus tiempos de jugador (Juan Manuel Sanz) habló por él. Lo hizo para decir algo que se antoja tan lógico como legítimo: que Hugo quiere la revancha; que acaricia el sueño de regresar, como timonel, a la Selección Mexicana.

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La aspiración, por donde quiera mirarse, es válida...

Varios técnicos nacionales, en México, han tenido la que convencionalmente se denomina “su segunda oportunidad”. Han sido los casos, entre los que se recuerdan con relativa facilidad, de Nacho Trelles, Bora Milutinovic, Manuel Lapuente, Javier Aguirre... e incluso --aunque las circunstancias son muy diferentes-- Enrique Meza.

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Hugo es, sin duda, un hombre inteligente, que ha tenido --a despecho de su egocentrismo enfermizo-- una trayectoria muy respetable en el mundo del futbol.
Hugo, primero, tiene que rehacer su carrera. Tiene que volver a picar piedra. Tiene que empezar, otra vez, desde abajo: dirigiendo algún equipo modesto, haciéndolo crecer y recuperando su jerarquía con él, o escalando a un equipo de más jerarquía.

Una vez que haya restañado su prestigio, a base de resultados, se convertirá en candidato natural a regresar a la Selección Mexicana. Si eso sucede, deberá interpretar el fracaso que ya tuvo al frente de la misma como una experiencia en que admita honestamente, primero, y capitalice, después, los errores que sin duda cometió. Y deberá, además, demostrar que aprendió la lección de que no debe prometerse nada que no se tenga la razonable posibilidad de cumplir, como cuando prometió que México, con él como técnico, pelearía las medallas olímpicas y sería protagonista, en toda la extensión de la palabra, de la Copa del Mundo.

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Si Hugo demuestra que es capaz de sacar de la experiencia una lección de humildad, es probable que crezca como persona... y que reciba de la vida, como la han recibido otros, en efecto, “su segunda oportunidad”.

Tiempo al tiempo...

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