Deportes
* Plato fuerte
A propósito...
Uno, el Atlas, porque ha funcionado mejor de lo que se esperaba; otro, el América, porque, a despecho de su mediocridad, conserva su protagonismo, los actores del encuentro de esta noche en el Estadio Jalisco ofrecerán, al menos en teoría, el plato fuerte de la jornada, después del apetitoso aperitivo ofrecido anoche a los comensales, con el morbo de si el Guadalajara lograría ligar su cuarta victoria consecutiva en el incipiente certamen, como el ingrediente más apetitoso.
*
Hay factores que hacen especialmente atractivas ciertas combinaciones que propone la cartelera futbolística. Y así como hay equipos sin ángel —ni caso tiene mencionarlos: no lo merecen— y combinaciones más repulsivas que un hot-dog frío, otras ipso facto llaman la atención...
Ahora que se evocaba, la semana pasada, el desdén de los dirigentes del futbol tapatío por celebrar el medio siglo de vida del Estadio Jalisco, los más ancianos de la comarca recordaron, seguramente, el repudio masivo al América, un año después de la inauguración del inmueble, por parte de los aficionados locales...
*
Se explicaba: el Oro había sido campeón en esa temporada (’62-63), e iba, por méritos propios, al tradicional Pentagonal de fin de temporada en la capital del país. Aquí, para el Pentagonal al que habían sido invitados el Santos (de Pelé) y el América de Río, la Federación metió, a martillazos, al América.
La noche que América y Santos se enfrentaron, Pelé no estuvo en la alineación inicial. En el segundo tiempo, y ante la presión de los aficionados, “El Rey” entró a la cancha. Nacho Trelles, timonel americanista, mandó al “Tigre” Gómez a pegársele como estampilla. Durante varios minutos, Pelé estuvo inédito en el campo...
Por allá a las tantas, corner a favor del Santos. Mientras Dorval acomoda el balón en la esquina, Pelé se acuclilla para anudarse las agujetas. Cuando se escucha el chasquido de la ejecución del corner, Pelé deja pasar un segundo. Entonces, intuyendo —más que viendo— el viaje del balón, se incorpora con agilidad felina, salta y remata de cabeza... ¡Gol del Santos!
Los cronistas de la época (Armando Nogueira le dedicó un capítulo en uno de sus libros) se dieron vuelo en la narración del lance. Por mucho tiempo se le llamó —para oprobio del pobre “Tigre”—... “el gol de los tontos”.
*
Pero esa —es verdad, lector amable— es historia antigua...
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Hay factores que hacen especialmente atractivas ciertas combinaciones que propone la cartelera futbolística. Y así como hay equipos sin ángel —ni caso tiene mencionarlos: no lo merecen— y combinaciones más repulsivas que un hot-dog frío, otras ipso facto llaman la atención...
Ahora que se evocaba, la semana pasada, el desdén de los dirigentes del futbol tapatío por celebrar el medio siglo de vida del Estadio Jalisco, los más ancianos de la comarca recordaron, seguramente, el repudio masivo al América, un año después de la inauguración del inmueble, por parte de los aficionados locales...
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Se explicaba: el Oro había sido campeón en esa temporada (’62-63), e iba, por méritos propios, al tradicional Pentagonal de fin de temporada en la capital del país. Aquí, para el Pentagonal al que habían sido invitados el Santos (de Pelé) y el América de Río, la Federación metió, a martillazos, al América.
La noche que América y Santos se enfrentaron, Pelé no estuvo en la alineación inicial. En el segundo tiempo, y ante la presión de los aficionados, “El Rey” entró a la cancha. Nacho Trelles, timonel americanista, mandó al “Tigre” Gómez a pegársele como estampilla. Durante varios minutos, Pelé estuvo inédito en el campo...
Por allá a las tantas, corner a favor del Santos. Mientras Dorval acomoda el balón en la esquina, Pelé se acuclilla para anudarse las agujetas. Cuando se escucha el chasquido de la ejecución del corner, Pelé deja pasar un segundo. Entonces, intuyendo —más que viendo— el viaje del balón, se incorpora con agilidad felina, salta y remata de cabeza... ¡Gol del Santos!
Los cronistas de la época (Armando Nogueira le dedicó un capítulo en uno de sus libros) se dieron vuelo en la narración del lance. Por mucho tiempo se le llamó —para oprobio del pobre “Tigre”—... “el gol de los tontos”.
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Pero esa —es verdad, lector amable— es historia antigua...