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* Paradoja

A propósito Por JAIME GARCÍA ELÍAS

Se dio la paradoja: el peor equipo del campeonato casero más reciente, llegó más lejos que cualquiera de los demás cuadros mexicanos en la presente edición de la Copa Libertadores. Y no sólo: puede que sea finalista del prestigioso certamen continental.
(En efecto: sería el ejemplo perfecto del proverbial “Candil de la calle... y oscuridad de su casa”).

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El arribo del cuadro capitalino a la final de la Libertadores parece “carambola hecha”. Aunque el Liga Deportiva Universitaria fue el “equipo cenicienta”, y aunque hay antecedentes recientes de desempeños sobresalientes de equipos modestos —el Deportivo Caldas, de Colombia, y el Lanús, de Argentina— en torneos internacionales de polendas, los antecedentes favorecen claramente al América. Entre otros, que el “pedigrée” del futbol ecuatoriano es más modesto —para que nadie se ofenda— que el mexicano.

Botón de muestra: Liga tiene 32 años de historia en torneos sudamericanos, y esta es la primera vez que se registra en el “pókar de ases” del continente.

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La crítica elogia, sobre todo, el orden que el equipo de Juan Antonio Luna —“bombero” que relevó a Rubén Omar Romano, en cuyas manos el orgulloso cuadro capitalino cumplió (es un decir, por supuesto) su peor campaña en más de medio siglo—... y los lances de portero caro que prodigó Guillermo Ochoa.

Queda claro, en todo caso, que los equipos mexicanos ya aprendieron a jugar la Copa Libertadores; que se olvidan de florituras; que se desentienden del supuesto compromiso de “brindar espectáculo”; que se concentran en el objetivo pimordial de este negocio: el resultado... Que no tienen empacho, en fin, en sacrificar el “jogo bonito” en aras de la eficiencia.

El jueves, el Santos de Brasil fue, de principio a fin, dueño del partido. El América, sin embargo, llevada clavada entre ceja y ceja la consigna: preservar, con uñas y dientes, la ventaja de dos goles adquirida en el partido de ida, una semana antes.

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Ya en la final —caso de llegar a esa instancia—, las perspectivas lucen complicadas para los americanistas. Sea cual sea, el rival será favorito: o el Boca Juniors, del que se afirma que se reconcilió el jueves, en el Estadio Jalisco, con su cartel de “el mejor equipo de Sudamérica”, o el Fluminense que al vencer al Sao Paulo protagonizó, según la prensa carioca, “el triunfo de la humildad sobre la soberbia”.

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