Deportes
* “Otra oportunidad”
A propósito por Jaime García Elías
Si la ley, por definición, es “el precepto dictado por la suprema autoridad, en que se manda o prohibe algo en consonancia con la justicia y para el bien de los gobernados”, y si una máxima de sentido común establece que “las leyes se hicieron para servir a los hombres, y no los hombres para servir a las leyes”, ¿qué puede tener de escandaloso el que los dueños de los destinos del futbol mexicano se pongan de acuerdo para secundar la iniciativa de cualquiera de ellos en el sentido de modificar los preceptos, sin aplicar las reformas con efecto retroactivo en perjuicio de nadie, y sí, en cambio, con la intención deliberada de conseguir un beneficio generalizado...?
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Se trata, concretamente, de la posibilidad que se abrió, por consenso, al término del Torneo de Apertura, para permitir que los equipos de Primera División realizaran cuantas contrataciones estimaran pertinentes.
La reforma implicó abrogar la limitante que estaba vigente a principios de la campaña, que virtualmente impedía las transferencias y sólo permitía realizar un máximo de cuatro modificaciones en cada plantel. La consecuencia está a la vista: hasta ayer, entre los 18 equipos del circuito máximo se habían realizado 72 cambios.
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Si “los cambios, en todos los órdenes de la vida --sentenciaba Nacho Trelles--, siempre se hacen con la intención de mejorar”, ¿qué tiene de sensacional que América, Puebla y Necaxa realizaran cambios al mayoreo en sus elencos?...
Cambia, si tiene recursos económicos, quien más necesidad tiene de hacerlo. Y la necesidad de renovar el material humano de que pueden echar mano sus técnicos, resultaba imperativa en esos equipos, so pena de que el primero, a despecho de su jerarquía de “equipo grande”, se condenara a hacer el ridículo, por lo mediocre de su plantel, cuando menos por un torneo más..., y de que cualquiera de los otros dos --Necaxa y Puebla-- firmara su sentencia de muerte, puesto que ambos están seriamente amenazados por el fantasma del descenso.
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Se explica, por tanto, que en un asunto --o negocio, si así se prefiere llamarlo-- como el futbol profesional, el América invierta lo necesario para contratar a ocho nuevos jugadores, y que Puebla y Necaxa incorporaran diez caras nuevas en sus respectivos planteles.
Sería necio --por decirlo amablemente-- si, pudiendo hacerlo, a la voz de “Este macho es mi mula”, no lo hubieran hecho.
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Se trata, concretamente, de la posibilidad que se abrió, por consenso, al término del Torneo de Apertura, para permitir que los equipos de Primera División realizaran cuantas contrataciones estimaran pertinentes.
La reforma implicó abrogar la limitante que estaba vigente a principios de la campaña, que virtualmente impedía las transferencias y sólo permitía realizar un máximo de cuatro modificaciones en cada plantel. La consecuencia está a la vista: hasta ayer, entre los 18 equipos del circuito máximo se habían realizado 72 cambios.
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Si “los cambios, en todos los órdenes de la vida --sentenciaba Nacho Trelles--, siempre se hacen con la intención de mejorar”, ¿qué tiene de sensacional que América, Puebla y Necaxa realizaran cambios al mayoreo en sus elencos?...
Cambia, si tiene recursos económicos, quien más necesidad tiene de hacerlo. Y la necesidad de renovar el material humano de que pueden echar mano sus técnicos, resultaba imperativa en esos equipos, so pena de que el primero, a despecho de su jerarquía de “equipo grande”, se condenara a hacer el ridículo, por lo mediocre de su plantel, cuando menos por un torneo más..., y de que cualquiera de los otros dos --Necaxa y Puebla-- firmara su sentencia de muerte, puesto que ambos están seriamente amenazados por el fantasma del descenso.
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Se explica, por tanto, que en un asunto --o negocio, si así se prefiere llamarlo-- como el futbol profesional, el América invierta lo necesario para contratar a ocho nuevos jugadores, y que Puebla y Necaxa incorporaran diez caras nuevas en sus respectivos planteles.
Sería necio --por decirlo amablemente-- si, pudiendo hacerlo, a la voz de “Este macho es mi mula”, no lo hubieran hecho.