Deportes
* Mandrake
A propósito por Jaime García Elías
Primero fueron las alarmas encendidas --así se dijo-- a raíz de la lesión de Rafael Márquez, que puso en riesgo su participación en el partido del miércoles ante Estados Unidos; después, cuando ese temor se diluyó, fueron las recriminaciones: en parte por la insuficiencia de sus recursos atléticos para liquidar la jugada “de táctica fija” -- o “de pizarrón”, si se prefiere decirlo en mexicano-- que culminaría con el primer gol estadounidense, y en parte por la manifestación de impotencia que le costó la tarjeta amarilla, dejó al “Tri” en inferioridad numérica y virtualmente selló la derrota.
*
Hasta hace unos días eran las incógnitas con respecto a la escasa solvencia --nada nuevo bajo el sol, por lo demás-- del ataque mexicano; ya en el partido fueron las lamentaciones, tanto de “expertos” como de legos, por la chambonada de Oswaldo Sánchez --uno de los pocos seleccionados mexicanos con rango de titular indiscutible-- que costó el segundo gol, apagó la débil llamita de la esperanza que aún estaba encendida, y prácticamente sentenció el descalabro.
*
En la lógica de muchos “expertos” --que digieren episodios como el del miércoles en Columbus con el hígado y no con la cabeza--, el análisis del hecho debe hacerse así:
* Premisa mayor: la Selección Mexicana tiene --como resplandeció la otra noche-- imperfecciones en el marco, limitaciones en la defensiva y gravísimas carencias en el ataque.
* Premisa menor: los resultados de la última década demuestran que el futbol estadounidense, a nivel de selección, es mejor (en los aspectos físico, técnico, táctico y anímico) que el mexicano.
* Conclusión: todo se resuelve corriendo a Sven-Goran Eriksson.
(El capirucho dialéctico es similar al de quienes suman guajolotes con palos de escoba... y dan el resultado en plumeros).
*
Aunque la mesa estaba servida para que los federativos hubieran tomado una decisión similar a la de Poncio Pilatos, hace dos mil años --crucificar al predicador y dejar en libertad a Barrabás--, por esta vez, al menos, prevaleció la sensatez...
Por una parte, hay tiempo de sobra para recuperar lo que se perdió la noche del miércoles en Columbus; por la otra, la única fórmula infalible para no repetir los episodios que se han sucedido en las eras de Mejía Barón, Bora, Lapuente, Meza, La Volpe, Hugo y ahora Eriksson, es poner al frente del “Tri” a Mandrake el Mago.
*
Hasta hace unos días eran las incógnitas con respecto a la escasa solvencia --nada nuevo bajo el sol, por lo demás-- del ataque mexicano; ya en el partido fueron las lamentaciones, tanto de “expertos” como de legos, por la chambonada de Oswaldo Sánchez --uno de los pocos seleccionados mexicanos con rango de titular indiscutible-- que costó el segundo gol, apagó la débil llamita de la esperanza que aún estaba encendida, y prácticamente sentenció el descalabro.
*
En la lógica de muchos “expertos” --que digieren episodios como el del miércoles en Columbus con el hígado y no con la cabeza--, el análisis del hecho debe hacerse así:
* Premisa mayor: la Selección Mexicana tiene --como resplandeció la otra noche-- imperfecciones en el marco, limitaciones en la defensiva y gravísimas carencias en el ataque.
* Premisa menor: los resultados de la última década demuestran que el futbol estadounidense, a nivel de selección, es mejor (en los aspectos físico, técnico, táctico y anímico) que el mexicano.
* Conclusión: todo se resuelve corriendo a Sven-Goran Eriksson.
(El capirucho dialéctico es similar al de quienes suman guajolotes con palos de escoba... y dan el resultado en plumeros).
*
Aunque la mesa estaba servida para que los federativos hubieran tomado una decisión similar a la de Poncio Pilatos, hace dos mil años --crucificar al predicador y dejar en libertad a Barrabás--, por esta vez, al menos, prevaleció la sensatez...
Por una parte, hay tiempo de sobra para recuperar lo que se perdió la noche del miércoles en Columbus; por la otra, la única fórmula infalible para no repetir los episodios que se han sucedido en las eras de Mejía Barón, Bora, Lapuente, Meza, La Volpe, Hugo y ahora Eriksson, es poner al frente del “Tri” a Mandrake el Mago.