Deportes
* Kenton
A propósito por Jaime García Elías
Especialmente cuando aparece en escena de traje y corbata, Rodrigo Kenton parece más catedrático universitario que entrenador de futbol. De hecho, sus actitudes van en consonancia: aunque es el director técnico de la Selección de Costa Rica --rival en turno de México, dentro de la eliminatoria mundialista, el próximo día 28--, la crítica y los aficionados de su país le reconocen haber cambiado, para bien, a base de educación y humildad --plantas que no todos los técnicos de futbol que hay en el mundo cultivan en su jardín-- la actitud de sus jugadores en la cancha.
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El caso es que Kenton habló. Habló porque era imperativo que lo hiciera, al anunciar la lista de jugadores convocados para el duelo en puerta contra el “Tri” en el Estadio Azteca.
Por supuesto, era inevitable la pregunta relacionada con el más reciente triunfo del seleccionado mexicano: el amistoso de la semana pasada, resuelto con una goleada sobre Bolivia, que pareció desmentir, de manera estrepitosa, la tónica de la escuadra azteca en los tiempos recientes...
En efecto: que ganara, y que lo hiciera con un contundente marcador de 5-1, una escuadra que en la era de Hugo Sánchez fracasó de manera escandalosa en su afán por clasificar a los Juegos Olímpicos de Pekín, precisamente por la inoperancia de su ataque, hubiera sido una campanada tan sonora que se habría escuchado en todo el planeta del esférico... si no fuera por lo que Kenton --como cualquier mortal dotado de cinco centavos de sentido común sabía de sobra-- observó: porque el “sparring-partner” de los mexicanos, esa noche, era más débil que un paraguas de papel de china.
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Cuando afirma que “una cosa es Bolivia, y otra muy distinta es Costa Rica”. Kenton, sin más, hace su trabajo. ¿O haría mejor en hacer circular entre los jugadores y los aficionados costarricenses el mensaje de que la batalla contra el “Tri” está perdida de antemano, a pesar de que es público y notorio que el seleccionado mexicano, al margen del aplastante triunfo sobre Bolivia, atraviesa por una profunda crisis de credibilidad ante la crítica y los aficionados locales...?
Por lo pronto, sería mejor si los responsables del “Tri” se preocuparan más por neutralizar los argumentos futbolísticos que puedan esgrimir los ticos sobre la cancha del Azteca, que por las declaraciones --enteramente normales, por lo demás-- del “profesor” Kenton.
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El caso es que Kenton habló. Habló porque era imperativo que lo hiciera, al anunciar la lista de jugadores convocados para el duelo en puerta contra el “Tri” en el Estadio Azteca.
Por supuesto, era inevitable la pregunta relacionada con el más reciente triunfo del seleccionado mexicano: el amistoso de la semana pasada, resuelto con una goleada sobre Bolivia, que pareció desmentir, de manera estrepitosa, la tónica de la escuadra azteca en los tiempos recientes...
En efecto: que ganara, y que lo hiciera con un contundente marcador de 5-1, una escuadra que en la era de Hugo Sánchez fracasó de manera escandalosa en su afán por clasificar a los Juegos Olímpicos de Pekín, precisamente por la inoperancia de su ataque, hubiera sido una campanada tan sonora que se habría escuchado en todo el planeta del esférico... si no fuera por lo que Kenton --como cualquier mortal dotado de cinco centavos de sentido común sabía de sobra-- observó: porque el “sparring-partner” de los mexicanos, esa noche, era más débil que un paraguas de papel de china.
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Cuando afirma que “una cosa es Bolivia, y otra muy distinta es Costa Rica”. Kenton, sin más, hace su trabajo. ¿O haría mejor en hacer circular entre los jugadores y los aficionados costarricenses el mensaje de que la batalla contra el “Tri” está perdida de antemano, a pesar de que es público y notorio que el seleccionado mexicano, al margen del aplastante triunfo sobre Bolivia, atraviesa por una profunda crisis de credibilidad ante la crítica y los aficionados locales...?
Por lo pronto, sería mejor si los responsables del “Tri” se preocuparan más por neutralizar los argumentos futbolísticos que puedan esgrimir los ticos sobre la cancha del Azteca, que por las declaraciones --enteramente normales, por lo demás-- del “profesor” Kenton.