Deportes

* Guasanas

A propósito por Jaime García Elías

Está “clarísimo” --una de sus expresiones favoritas, dicho sea de paso-- el albur que decidió jugar, de cara a la presente campaña, el actual dueño absoluto de los destinos del Guadalajara:

--Si cae águila, yo gano; si cae sello..., Paco Ramírez pierde.

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Parte por la derrota del sábado, parte por el lamentable desempeño del equipo, parte porque el balance global en lo que va de la campaña es ya de tres tropiezos por una triste victoria --sobre el benjamín Querétaro, por cierto--, se explica el ultimátum del dueño del juguete: si no hay mejoría en el compromiso del próximo sábado ante el Pachuca, Paco Ramírez podría convertirse en el primer técnico cesante... y el “Rebaño Sagrado” agregaría un nombre más a la lista de sus fracasos por dar, según la promesa explícita del celebérrimo “Manifiesto de las Guasanas”, con “el mejor técnico”, para que no desentone con el extenso catálogo de los delirios de grandeza del susodicho.

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Lo curioso es que tanto el ultimátum como las admoniciones públicas a los jugadores “por la (consabida) falta de actitud”, son lugares comunes; son recetas de cajón de sastre; son las previsibles reacciones viscerales, incongruentes con la declaración difundida “urbi et orbi” antes del arranque de la temporada...

Cuando los simpatizantes del equipo objetaban desde el nuevo uniforme y el nuevo escudo hasta la falta de refuerzos propiamente dichos, la baladronada fue esta: “Nos la jugaremos con los chavos”.

Si de eso se trataba, la declaración tras la tercera derrota del certamen, en congruencia, tendría que ser su ratificación. Puesto que a “los chavos” no se les pueden exigir resultados, se supone que la actual sería una temporada de inversión para que los jugadores bisoños --el “Chícharo” Hernández y los demás-- adquieran una de las pocas cosas que no se venden en botellitas con edulcorantes: experiencia.

(Eso, por supuesto, a partir de la premisa de que “los chavos” tengan calidad. Porque si no, eso tampoco se consigue ingiriendo polvitos embotellados como agua de uso).

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El posible cese de Paco Ramírez y la probable designación de Ignacio Ambriz --otro técnico sin historial que lo haga elegible-- para reemplazarlo, por lo demás, probarían lo que se dijo tras el cese de Omar Arellano padre: que esas decisiones, ahí, son meras ocurrencias; viles calenturas... Y no, como debería ser, resultados de reflexiones serias.

En fin...

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