Deportes
* Espejitos
A propósito por Jaime García Elías
Si llega a suceder que la Selección mexicana vence esta tarde a su similar de España, no faltarán (porque “de que los hay, los hay; el trabajo es encontrarlos”) quienes proclamen, muy solemnes, que “México hizo historia”, aunque en ninguna historia propiamente dicha se consigne el hecho, o que --apelando al añejo tópico-- “México abolló la corona al campeón”.
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Si el “Tri” retoma su costumbre de hacer en partidos amistosos lo que es incapaz de hacer en partidos oficiales y se alza, en efecto, con el triunfo, habrá que ponderar, objetivamente, los aspectos positivos que se aprecien; habrá que decir, en todo caso, que comienza bien el ciclo que se cerrará dentro de cuatro años, con el Mundial a celebrarse en Brasil, pero sin dar por hecho que “lo que bien empieza, bien acaba”.
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No debe perderse de vista, en ningún caso, que el partido se programó cuando España no pasaba de ser el favorito de muchos críticos para ganar el Mundial de Sudáfrica. Que una vez que hizo efectivos esos buenos deseos, se dio a sus jugadores casi un mes de vacaciones.
Que, dados los razonables, legítimos reparos de los dirigentes del Barcelona, tanto el técnico Vicente del Bosque como la Federación Española en pleno concordaron: se citó a los jugadores, al cabo de sus vacaciones, en la antesala del aeropuerto de Madrid; se les trepó al avión para un viaje de diez horas hasta México; se les dieron unas horas de descanso; se convino en que los jugadores del Barcelona (Valdez, Piqué, Puyol, Busquets, Xavi, Pedro y Villa) “jugarán” 15 minutos, porque ese es el convenio y porque no dan para más, tomando en cuenta el cambio de horario y los 2,235 metros de altitud de la ciudad de México; los demás cubrirán, con el mayor decoro que les sea posible, el expediente de corretear por la cancha del Estadio Azteca enfundados en “La Roja”; pasarán a cobrar, como en los tiempos en que dejaban lentejuelas y espejitos y se llevaban el oro a cambio... y volarán otras diez horas rumbo a casa, con la satisfacción del deber cumplido.
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(Ya no son aquellos tiempos, pero alguno, mientras lee en cualquiera de los periódicos que dan al abordar el avión, que “España tomó con toda seriedad el compromiso” del partido de hoy, dirá como sus tatara-tatara-tatarabuelos: “Estos indios pagan porque se les engañe”).
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Si el “Tri” retoma su costumbre de hacer en partidos amistosos lo que es incapaz de hacer en partidos oficiales y se alza, en efecto, con el triunfo, habrá que ponderar, objetivamente, los aspectos positivos que se aprecien; habrá que decir, en todo caso, que comienza bien el ciclo que se cerrará dentro de cuatro años, con el Mundial a celebrarse en Brasil, pero sin dar por hecho que “lo que bien empieza, bien acaba”.
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No debe perderse de vista, en ningún caso, que el partido se programó cuando España no pasaba de ser el favorito de muchos críticos para ganar el Mundial de Sudáfrica. Que una vez que hizo efectivos esos buenos deseos, se dio a sus jugadores casi un mes de vacaciones.
Que, dados los razonables, legítimos reparos de los dirigentes del Barcelona, tanto el técnico Vicente del Bosque como la Federación Española en pleno concordaron: se citó a los jugadores, al cabo de sus vacaciones, en la antesala del aeropuerto de Madrid; se les trepó al avión para un viaje de diez horas hasta México; se les dieron unas horas de descanso; se convino en que los jugadores del Barcelona (Valdez, Piqué, Puyol, Busquets, Xavi, Pedro y Villa) “jugarán” 15 minutos, porque ese es el convenio y porque no dan para más, tomando en cuenta el cambio de horario y los 2,235 metros de altitud de la ciudad de México; los demás cubrirán, con el mayor decoro que les sea posible, el expediente de corretear por la cancha del Estadio Azteca enfundados en “La Roja”; pasarán a cobrar, como en los tiempos en que dejaban lentejuelas y espejitos y se llevaban el oro a cambio... y volarán otras diez horas rumbo a casa, con la satisfacción del deber cumplido.
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(Ya no son aquellos tiempos, pero alguno, mientras lee en cualquiera de los periódicos que dan al abordar el avión, que “España tomó con toda seriedad el compromiso” del partido de hoy, dirá como sus tatara-tatara-tatarabuelos: “Estos indios pagan porque se les engañe”).