Deportes

* Dudas

A propósito, por Jaime García Elías

Otra vez, como cuando se santiguó en el actual Torneo de Apertura con una retumbante victoria sobre un Jaguares muy diezmado, el triunfo del Atlas, la noche del sábado ante el Puebla, distó mucho de ser convincente. Volvió a dejar un amplio margen para las dudas...

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Sí: la disposición de ánimo de los rojinegros fue plausible. Fue la acostumbrada en los equipos cuyos directivos toman la drástica decisión de cambiar de jinete a mitad del río: lo que sucedió, en el caso, al resolverse el cese de Miguel Ángel Brindisi --a quien los dueños de la pelota, por el elogio que hicieron de sus virtudes como persona y de sus atributos como timonel, obsequiaron con un anticipo de lo que se dirá (quiera Dios que dentro de muchos, muchos años...) en sus exequias--, y anunciarse, a continuación, la contratación de Darío Franco como salvador de la patria.

Por esfuerzo no quedó. La disposición para la lucha fue la adecuada... Sin embargo, como se apuntó, quedaron serias dudas...

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Se dirá que Bava, en el marco, no confrontó mayores sobresaltos (algún remate de cerca, al alcance de sus manos; un tiro de media distancia que rebotó en el travesaño, y pare usted de contar); se argumentará que eso avala la corrección del desempeño del bloque defensivo: un argumento que sería válido si el Puebla hubiera dado muestras de imaginación y, en general, de recursos ofensivos. Pero como no fue el caso, pues...

También podrá decirse que la victoria fue justa; que los rojinegros --como ahora se estila decir-- “propusieron” el partido; que desde el primer tiempo tuvieron acciones ofensivas que se resolvieron en cuatro o cinco disparos --calamitosos, por cierto: ninguno de ellos fue siquiera dirigido al marco-- desde las inmediaciones del área.

Sin embargo, falta consignar el “pelo en la sopa”: las flaquezas de la defensiva poblana.

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En suma: si es cierto que los éxitos se miden en función del talento que implican y del esfuerzo que denotan, pero también, y muy principalmente, del calibre de los obstáculos, la conclusión --salvo pruebas en contrario que pudieran aportarse en las próximas jornadas-- es que el Puebla trespeleque de la otra noche estuvo muy lejos de ser un sinodal a modo para poner estrellita en la frente al Atlas, por haberse limitado a ganar un partido que tenía obligación de ganar. Punto.

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