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* Dudas

A propósito, por Jaime García Elías

Claro: sería más fácil hablar de promesas...

Una, la de que Omar Arellano se adueñe de la plaza que Omar Bravo dejó vacante al dar el cerrojazo a su ciclo en el Guadalajara y darse el gusto de emprender la aventura europea con el Deportivo La Coruña, para dar el paso que le sigue faltando al efecto de dejar de ser promesa y transformarse en realidad --hablamos del nieto de “La Pina”--, y cubrir el hueco que dejó vacante el goleador (a despecho de sus intermitencias) mochiteco.

Otra, la de Sergio Rodríguez, a quien el infortunio de Luis Michel --la doble fractura en el antebrazo izquierdo--, por una agridulce ironía de la vida, le sirve en bandeja de plata la oportunidad no sólo de debutar sino de convertirse, de golpe y porrazo, en arquero titular del equipo más popular de México.

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En el mismo plan de ver las hechuras de las “caras nuevas” de los equipos desde la perspectiva amable de “el vaso medio lleno”, habría que hablar del Atlas y su “tridente mágico” --según los especialistas en comerse el pastel... sin apagarle previamente las velitas-- integrado por los sudamericanos Botinelli, Bogado y Vargas.

Debutantes en el partido amistoso internacional del sábado ante el Libertad de Asunción --con respecto al cual hubo consenso en que distó mucho de ser un sinodal exigente--, se impone decir que, al margen del rotundo 3-0 del triunfo sobre los guaraníes, las novedades en la alineación rojinegra quedaron a deber.

Botinelli tiene toque, pero no mostró la personalidad necesaria para convertirse en el director de la orquesta atlista; Bogado estuvo luchón, pero abusó de los “clavados”; Vargas --desencanchado, quizá, por la poca actividad que tuvo en el futbol francés-- fue el más gris.

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En el feudo de los “Tecos”, la promesa más sólida también tiene nombre y apellido: aunque Robert de Pinho pasó con más pena que gloria por los tres equipos --el PSV Eindhoven de Holanda, el Betis de Sevilla y el Monterrey-- por los que desfiló tras su poco elegante salida del Atlas (donde aún se recuerda que “se fue como las criadas”), los dos goles en el encuentro amistoso del sábado ante el Morelia motivaron el comentario de un buen amigo, en el sentido de que “algo de mágico tienen, por lo visto, los aires de Guadalajara...”.

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