Deportes

* Disparates

A propósito por Jaime García Elías

El “boom” del “Chícharo” Hernández --todo un fenómeno en el futbol mexicano-- ha dado pie lo mismo a comentarios sensatos que a disparates de antología.

Mire usted...

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El hecho objetivo, incontrovertible, es este: se trata de un jugador joven --técnicamente sigue siendo un novato: la actual es su primera temporada como titular indiscutible--, cuya productividad, hoy por hoy, es notable: siete goles en cuatro jornadas, con la doble consecuencia de que su equipo es líder absoluto, y él, amo absoluto de la voz cantante entre los artilleros del circuito.

Punto. Esos hechos, por evidentes, son indemostrables. Lo que puede suceder en el futuro, entra en el terreno de las hipótesis; de las especulaciones... Y ahí caben lo mismo las cuentas alegres de los optimistas, que ven al actual atacante del Guadalajara, en uno o dos años, si el inminente Mundial de Sudáfrica es un escaparate propicio, jugando en Europa --es decir, en el Primer Mundo del futbol-- y escribiendo páginas tan brillantes como las que Hugo Sánchez escribió a su paso por el Real Madrid, que los negros augurios de los pesimistas: que los rivales comenzarán a tomarle la medida; que encontrarán el antídoto para su actual incontinencia goleadora; que los golpes harán mella en su físico, primero, y en su ánimo, después; que las lesiones romperán la continuidad de su carrera...

Por supuesto, para quienes suscriben estos últimos augurios serían los consabidos “que la lengua se les haga chicharrón”, y “botellita de jerez...”.

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En todo caso, si se trata de argumentar a favor o en contra de la incorporación del “Chícharo” a la Selección Nacional, ni siquiera se necesita ser inteligente para entender que si Javier Aguirre tiene entre el material humano elegible a un jugador que en el momento de hacer la lista le garantice --en la medida de lo posible-- goles, lo llamará sin falta. Ni tiene una esfera de cristal para anticipar lo que sucederá dentro de unos años o dentro de unos meses, ni tiene una pócima que le permita restituir las facultades físicas y futbolísticas a los Borgetti, Hermosillo, Luis García, Hugo Sánchez, “Mellone” Gutiérrez y demás jugadores que en el pasado se significaron por su solvencia en ese departamento.

Moraleja de la historia: una Selección Nacional --como las papayas en el mercado--, es para hoy. No para ayer, ni para mañana.

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