Deportes
* Decepciones
A propósito por Jaime García Elías
La otra vez Efraín Flores gimoteó ante Marco Antonio Rodríguez (“Me van a correr: caiga sobre tu conciencia...”) porque la expulsión de un adversario, a los 24 minutos, no fue suficiente handicap para ganar el Clásico ante el Atlas.
Aprendió la lección: este sábado se ahorró la pena de lloriquear de nuevo, esta vez ante Héctor Manuel Gómez, porque tampoco la anulación, absolutamente inexplicable, de un gol --de Omar Bravo, por cierto-- que en primera instancia había concedido, bastó para allanar el camino del Guadalajara hacia la victoria que sistemáticamente se le ha negado en las tres jornadas más recientes.
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Es un secreto a voces que tres técnicos que ejercen en el futbol mexicano están, en este momento, materialmente colgados de la brocha y en un tris de que les saquen la escalera: Raúl Arias, porque el Necaxa está en terapia intensiva y sus signos vitales son cada vez más débiles; Benjamín Galindo, porque el Cruz Azul sólo ha podido ganarle al Atlas --en la segunda jornada-- y al agonizante Necaxa, y es, contra las previsiones de sus dirigentes, sotanero del llamado “Grupo de la Muerte”; y, por supuesto..., Efraín Flores.
Cuando las “Chivas”, en la octava jornada, quitaron lo invicto y aplastaron al Pachuca por 5-0, se cometió el grave error de echar a vuelo las campanas.
Algunos, desde ese preciso momento, lo proclamaron campeón. Otros propusieron que la Federación dejara de correr riesgos innecesarios con los experimentos de Sven-Goran Eriksson en el “Tri” y fuera “a la segura” en el hexagonal de la Concacaf. La “fórmula infalible”, según ciertos “expertos”, era tan elemental como vestir de verde a ese Guadalajara --con todo y Efraín Flores en el puente de mando, por supuesto-- que aquella tarde parecía, por su contundencia, una mezcla mejorada del Barcelona con el Liverpool, y encomendarle, para que se entretuviera en sus ratos libres, los compromisos de la eliminatoria mundialista.
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Pese a que son penúltimos, los rayados están, ciertamente, en zona de clasificación del dizque “Grupo de la Muerte”: a un punto de Tecos, América y Morelia que comparten el subliderato.
Menos mal para los rayados que el Atlas, en un gesto que irónicamente pudiera calificarse de “fraternal”, también estuvo decepcionante esta vez, por las doradas oportunidades que Vargas y Marioni tuvieron para liquidar a los “Tecos”... pero prefirieron resolver en plan de caritativos y generosos “perdonavidas”.
Aprendió la lección: este sábado se ahorró la pena de lloriquear de nuevo, esta vez ante Héctor Manuel Gómez, porque tampoco la anulación, absolutamente inexplicable, de un gol --de Omar Bravo, por cierto-- que en primera instancia había concedido, bastó para allanar el camino del Guadalajara hacia la victoria que sistemáticamente se le ha negado en las tres jornadas más recientes.
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Es un secreto a voces que tres técnicos que ejercen en el futbol mexicano están, en este momento, materialmente colgados de la brocha y en un tris de que les saquen la escalera: Raúl Arias, porque el Necaxa está en terapia intensiva y sus signos vitales son cada vez más débiles; Benjamín Galindo, porque el Cruz Azul sólo ha podido ganarle al Atlas --en la segunda jornada-- y al agonizante Necaxa, y es, contra las previsiones de sus dirigentes, sotanero del llamado “Grupo de la Muerte”; y, por supuesto..., Efraín Flores.
Cuando las “Chivas”, en la octava jornada, quitaron lo invicto y aplastaron al Pachuca por 5-0, se cometió el grave error de echar a vuelo las campanas.
Algunos, desde ese preciso momento, lo proclamaron campeón. Otros propusieron que la Federación dejara de correr riesgos innecesarios con los experimentos de Sven-Goran Eriksson en el “Tri” y fuera “a la segura” en el hexagonal de la Concacaf. La “fórmula infalible”, según ciertos “expertos”, era tan elemental como vestir de verde a ese Guadalajara --con todo y Efraín Flores en el puente de mando, por supuesto-- que aquella tarde parecía, por su contundencia, una mezcla mejorada del Barcelona con el Liverpool, y encomendarle, para que se entretuviera en sus ratos libres, los compromisos de la eliminatoria mundialista.
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Pese a que son penúltimos, los rayados están, ciertamente, en zona de clasificación del dizque “Grupo de la Muerte”: a un punto de Tecos, América y Morelia que comparten el subliderato.
Menos mal para los rayados que el Atlas, en un gesto que irónicamente pudiera calificarse de “fraternal”, también estuvo decepcionante esta vez, por las doradas oportunidades que Vargas y Marioni tuvieron para liquidar a los “Tecos”... pero prefirieron resolver en plan de caritativos y generosos “perdonavidas”.