Deportes

* De vuelta

A propósito por Jaime García Elías

Fueron noticia cuando emigraron a Europa. Vuelven a serlo cuando regresan a México.

Se suponía que la presencia de cada vez más jugadores mexicanos en los mercados del Primer Mundo del futbol, era una excelente noticia. Por una parte, se decía que ese hecho, acentuado a raíz del Mundial del 2006 en Alemania, denotaba que, después de todo, Hugo Sánchez no había acaparado todo el talento mexicano para la práctica del deporte más difundido en el planeta, ni todo el temperamento que se requiere para superar complejos atávicos y triunfar en el extranjero. Por la otra, se suponía que la emigración de futbolistas nacionales a países como España, Holanda, Alemania e Inglaterra, les daría el grado de excelencia, madurez y maestría que repercutiría, de rebote, en una mayor competitividad, en su momento, de la Selección Mexicana.

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Si el análisis comienza por este último punto, ya se han tenido dos experiencias desmoralizantes: primero, el fracaso del “Tri” que --precisamente con Hugo Sánchez como timonel-- fue incapaz de sacar boleto para el futbol de los recientes Juegos Olímpicos de Pekín; después, ya con Sven-Goran Eriksson como técnico nacional, la clasificación, “de panzazo”, para el hexagonal final de la Concacaf para el Mundial del 2010.

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Ahora que las informaciones se orientan hacia las intentonas de los equipos nacionales --de los supuestos grandes, sobre todo-- por reforzarse al efecto de acrecentar sus posibilidades de ser protagonistas y no limitarse a ser simples “extras” en los torneos caseros, han trascendido las negociaciones de los América, Guadalajara y Cruz Azul, entre otros, orientadas a repatriar a los Pável Pardo, Aarón Galindo y Omar Arellano, respectivamente.

Las reacciones han surgido de inmediato: “¡Sería un retroceso!”, aseveran los críticos...

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Valdría la pena recordar que cuando esos y otros jugadores mexicanos se fueron a Europa, lo hicieron sacrificando sus percepciones: en ninguna parte iban a ganar lo que ganaban en México... Satisfecho el afán de probarse que podían adaptarse a otro medio --otros idiomas, otras costumbres, etc.--, parece lógico que vuelvan a pensar en las remuneraciones económicas... sobre todo porque en Europa también corre el calendario y se llega a la edad en que el cálculo relacionado con los dividendos, se antepone al romanticismo de demostrarse a sí mismos y de demostrarle al mundo que el mítico síndrome del “Jamaicón” Villegas ya es cosa del pasado.
De manera que...

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