Deportes
* Condena
A propósito por Jaime García Elías
“Ya encarrerado el ratón” —dice el dicho—..., que se fastidie el gato. Y “ya encarreradas las ‘Chivas’” —dicen tanto sus simpatizantes como los observadores imparciales—..., ¡que se fastidie el Puebla!
*
El tópico se está volviendo rutinario...
Desde la primera jornada del Torneo Bicentenario, cuando disipó los temores de que continuaría en los niveles de mediocridad de las dos campañas precedentes, superó las previsiones y se impuso al Toluca con claridad en la cancha y con amplitud en el marcador (3-1), el Guadalajara se convirtió en el gran protagonista del certamen... y en esas sigue.
El “Rebaño Sagrado”, como es público y notorio, se ha dedicado a hacer cera y pabilo, con singular entusiasmo, con las estadísticas. Ningún equipo mexicano había hilvanado seis victorias consecutivas en el arranque de una temporada, y los rayados ya lo hicieron.
De hecho, el morbo para el encuentro de esta noche —y, si se hace la tarea, para las siguientes jornadas— consiste en ver hasta dónde llegan los rayados, habida cuenta de que Puebla, San Luis, Jaguares y Pumas, sus siguientes adversarios, tienen —dicho sea con todo respeto— más cara de víctimas que de verdugos.
*
En la comparación del Guadalajara actual con el de los torneos anteriores, al margen del protagonismo que ha tenido el “Chícharo” Hernández, por obra y gracia de sus goles, otra figura sobresaliente sigue siendo José Luis Real.
La paradoja estriba en que el “Güero” sobresale... por su discreción y su mesura.
De sus antecesores, Efraín Flores perdió el piso, primero; perdió el control del plantel, después, cuando mordió el anzuelo y pareció preocuparse menos por el respeto del equipo al sistema que le funcionaba, que por los “rollos” del patrón y sus mensajes a través de los medios; y perdió la chamba, finalmente, cuando los resultados se le negaron.
Los dos siguientes —Paco Chávez y Raúl Arias— fueron sendas extravagancias del dueño de la pelota: ni el primero, porque estaba demasiado verde, ni el segundo, porque su manera de interpretar el futbol se encuentra en las antípodas del gusto de los simpatizantes del equipo, tenían nada que hacer ahí. Ambos encarnaron sendos “fuera de lugar” flagrantes.
*
Por lo pronto, la marcha arrolladora del Guadalajara condena al Puebla, en el partido de esta noche, como un milagro no ocurra, a desempeñar el triste papel de carne para los leones.
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El tópico se está volviendo rutinario...
Desde la primera jornada del Torneo Bicentenario, cuando disipó los temores de que continuaría en los niveles de mediocridad de las dos campañas precedentes, superó las previsiones y se impuso al Toluca con claridad en la cancha y con amplitud en el marcador (3-1), el Guadalajara se convirtió en el gran protagonista del certamen... y en esas sigue.
El “Rebaño Sagrado”, como es público y notorio, se ha dedicado a hacer cera y pabilo, con singular entusiasmo, con las estadísticas. Ningún equipo mexicano había hilvanado seis victorias consecutivas en el arranque de una temporada, y los rayados ya lo hicieron.
De hecho, el morbo para el encuentro de esta noche —y, si se hace la tarea, para las siguientes jornadas— consiste en ver hasta dónde llegan los rayados, habida cuenta de que Puebla, San Luis, Jaguares y Pumas, sus siguientes adversarios, tienen —dicho sea con todo respeto— más cara de víctimas que de verdugos.
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En la comparación del Guadalajara actual con el de los torneos anteriores, al margen del protagonismo que ha tenido el “Chícharo” Hernández, por obra y gracia de sus goles, otra figura sobresaliente sigue siendo José Luis Real.
La paradoja estriba en que el “Güero” sobresale... por su discreción y su mesura.
De sus antecesores, Efraín Flores perdió el piso, primero; perdió el control del plantel, después, cuando mordió el anzuelo y pareció preocuparse menos por el respeto del equipo al sistema que le funcionaba, que por los “rollos” del patrón y sus mensajes a través de los medios; y perdió la chamba, finalmente, cuando los resultados se le negaron.
Los dos siguientes —Paco Chávez y Raúl Arias— fueron sendas extravagancias del dueño de la pelota: ni el primero, porque estaba demasiado verde, ni el segundo, porque su manera de interpretar el futbol se encuentra en las antípodas del gusto de los simpatizantes del equipo, tenían nada que hacer ahí. Ambos encarnaron sendos “fuera de lugar” flagrantes.
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Por lo pronto, la marcha arrolladora del Guadalajara condena al Puebla, en el partido de esta noche, como un milagro no ocurra, a desempeñar el triste papel de carne para los leones.