Deportes
* “Chivas flacas”
A propósito
Tiempos hubo, señor, de Chivas gordas, y tiempos son, los presentes, de Chivas flacas...
*
No viene sólo al caso particular del Guadalajara y de las penurias por las que atraviesa en la presente campaña, la aplicación de la conseja bíblica. Viene también, como cortada a la medida, para los otros dos equipos tapatíos.
Viene al caso, sobre todo, porque si en los primeros partidos del Torneo de Apertura en toda la comarca se encendieron las alarmas con respecto a la posibilidad de que el Atlas se viera involucrado, por enésima vez en su accidentada historia, en el problema del descenso, ahora que ese riesgo parece diluirse un tanto, los Estudiantes Tecos ingresan, por su propio pie, a terapia intensiva.
*
En el caso del Guadalajara, si probablemente sea frustrante para sus dirigentes que a la lista de elogios para su moderno estadio se agregue el de que es “el más grande del mundo” --porque nunca se llena--, seguramente debe serlo para sus simpatizantes el desplome espectacular del equipo: de su calidad de protagonista --¡finalista, nada menos!-- de la prestigiosa Copa Libertadores, a la de simple “extra”, merced a la colección de mediocres resultados que ha hilvanado, en la competencia doméstica: indicios, dichos resultados, de que el pie veterano del equipo tiende al envejecimiento, por una parte, y de que los jugadores bisoños no dieron el salto de simples promesas a realidades.
*
Las “Chivas” tienen la ventaja contar con un caudal de puntos acumulados en campañas anteriores, que les evitan --de momento, al menos-- tener problemas de descenso. Atlas y Estudiantes, en cambio, saben que están seriamente amenazados, porque ni Necaxa ni Atlante parecen resignados a servirle de salvavidas o de seguro de vida a nadie.
Los rojinegros, en la medida en que han repuntado en el tabulador después de las primeras jornadas, de dar pena en materia de resultados, han dado señales, en las últimas semanas, de estar en proceso de recuperación. La Autónoma, por contrapartida, a la inoperancia que ha sido su sello, en general, en esta campaña, suma --por lo que se desprende de las declaraciones de su técnico y de sus propios jugadores-- indicios de que la presión ya empieza a hacer estragos en su estado de ánimo...
Y la desesperación --ya se sabe-- es el peor enemigo de quienes sienten que se están ahogando.
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No viene sólo al caso particular del Guadalajara y de las penurias por las que atraviesa en la presente campaña, la aplicación de la conseja bíblica. Viene también, como cortada a la medida, para los otros dos equipos tapatíos.
Viene al caso, sobre todo, porque si en los primeros partidos del Torneo de Apertura en toda la comarca se encendieron las alarmas con respecto a la posibilidad de que el Atlas se viera involucrado, por enésima vez en su accidentada historia, en el problema del descenso, ahora que ese riesgo parece diluirse un tanto, los Estudiantes Tecos ingresan, por su propio pie, a terapia intensiva.
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En el caso del Guadalajara, si probablemente sea frustrante para sus dirigentes que a la lista de elogios para su moderno estadio se agregue el de que es “el más grande del mundo” --porque nunca se llena--, seguramente debe serlo para sus simpatizantes el desplome espectacular del equipo: de su calidad de protagonista --¡finalista, nada menos!-- de la prestigiosa Copa Libertadores, a la de simple “extra”, merced a la colección de mediocres resultados que ha hilvanado, en la competencia doméstica: indicios, dichos resultados, de que el pie veterano del equipo tiende al envejecimiento, por una parte, y de que los jugadores bisoños no dieron el salto de simples promesas a realidades.
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Las “Chivas” tienen la ventaja contar con un caudal de puntos acumulados en campañas anteriores, que les evitan --de momento, al menos-- tener problemas de descenso. Atlas y Estudiantes, en cambio, saben que están seriamente amenazados, porque ni Necaxa ni Atlante parecen resignados a servirle de salvavidas o de seguro de vida a nadie.
Los rojinegros, en la medida en que han repuntado en el tabulador después de las primeras jornadas, de dar pena en materia de resultados, han dado señales, en las últimas semanas, de estar en proceso de recuperación. La Autónoma, por contrapartida, a la inoperancia que ha sido su sello, en general, en esta campaña, suma --por lo que se desprende de las declaraciones de su técnico y de sus propios jugadores-- indicios de que la presión ya empieza a hacer estragos en su estado de ánimo...
Y la desesperación --ya se sabe-- es el peor enemigo de quienes sienten que se están ahogando.