Deportes
* Autogol masivo
A propósito por Jaime García Elías
La famosa carta, supuestamente redactada por Rafael Márquez en su calidad de “líder moral” --valga la paradoja-- de la Selección Mexicana, y firmada por él y doce compañeros de batalla (y de botella) en los más recientes e intrascendentes “compromisos” del “Tri”, no objeta el castigo que se aplicó a los seleccionados “fiesteros”; no defiende el profesionalismo de los participantes en el “reven light” --según los mismos participantes--, ni cuestiona la veracidad de los hechos que del terreno de lo privado saltaron al ámbito de lo público y aun de lo escandaloso. Tampoco apela al historial o a los expedientes futbolísticos y personales de los jugadores sancionados, ni ofrece una disculpa pública por el “autogol colectivo” --permítase la metáfora futbolera-- para solicitar el indulto (la anulación del autogol) y la consiguiente “segunda oportunidad”...
La carta, dirigida a la Federación Mexicana de Futbol y a sus cabezas visibles, arremete frontalmente contra Néstor de la Torre en su calidad de director de selecciones nacionales, demanda su remoción y se queja de su trato “osco y prepotente”.
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La misiva, pues, es propicia para que el aficionado común se cultive. “Osco”, según el “tumba-burros”, es el individuo originario o vecino de uno de los antiguos pueblos de la Italia central; Néstor, tapatío por los cuatro costados, sólo podría ser “osco” por naturalización. Se infiere, por tanto, que quizás el redactor de la famosa carta estaba pensando en el talante ceñudo, áspero e intratable (desde su perspectiva, desde luego) del que fue su jefe máximo en la Selección, y quiso decir “hosco”.
Pecatta minuta. Sería demasiado pedir que la técnica de Rafa para un oficio tan menor como la dactilografía, alcanzara los niveles de su exquisita técnica balompédica, que lo convirtió en honra y prez del deporte mexicano, al encumbrarlo, con el Barcelona, a los primeros planos del futbol mundial.
*
Del contenido de la carta no hay demasiado que agregar. Si es cierto que Márquez, en nombre de los otros doce “abajofirmantes” (Ochoa, “Maza” Rodríguez, Salcido, Moreno, Juárez, Guardado, Torrado, Barrera, Vela, “Chicharito Hernández, Esqueda y Giovani), solicita que no se les vuelva a convocar “hasta que cambie la actitud de los directivos”, su demanda es tan razonable como la de los payasos que piden cambiar al dueño del circo... por no decir que como la de los marranos que exigen la destitución fulminante del chicharronero.
La carta, dirigida a la Federación Mexicana de Futbol y a sus cabezas visibles, arremete frontalmente contra Néstor de la Torre en su calidad de director de selecciones nacionales, demanda su remoción y se queja de su trato “osco y prepotente”.
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La misiva, pues, es propicia para que el aficionado común se cultive. “Osco”, según el “tumba-burros”, es el individuo originario o vecino de uno de los antiguos pueblos de la Italia central; Néstor, tapatío por los cuatro costados, sólo podría ser “osco” por naturalización. Se infiere, por tanto, que quizás el redactor de la famosa carta estaba pensando en el talante ceñudo, áspero e intratable (desde su perspectiva, desde luego) del que fue su jefe máximo en la Selección, y quiso decir “hosco”.
Pecatta minuta. Sería demasiado pedir que la técnica de Rafa para un oficio tan menor como la dactilografía, alcanzara los niveles de su exquisita técnica balompédica, que lo convirtió en honra y prez del deporte mexicano, al encumbrarlo, con el Barcelona, a los primeros planos del futbol mundial.
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Del contenido de la carta no hay demasiado que agregar. Si es cierto que Márquez, en nombre de los otros doce “abajofirmantes” (Ochoa, “Maza” Rodríguez, Salcido, Moreno, Juárez, Guardado, Torrado, Barrera, Vela, “Chicharito Hernández, Esqueda y Giovani), solicita que no se les vuelva a convocar “hasta que cambie la actitud de los directivos”, su demanda es tan razonable como la de los payasos que piden cambiar al dueño del circo... por no decir que como la de los marranos que exigen la destitución fulminante del chicharronero.