Deportes
* “Apestados”
A Propósito, por Jaime García Elías
Curiosa jornada futbolera: determinante en la etapa clasificatoria --el preámbulo del verdadero campeonato--... y, paradójicamente, condenada a celebrarse sin la presencia de aficionados en las tribunas de los estadios.
Las razones para ello son comprensibles y respetables. Se trata de un ejemplo perfecto de las genéricamente llamadas “causas de fuerza mayor”. Si en todas las legislaciones del mundo el bien jurídico por excelencia es la vida humana, se comprende que, en el caso concreto, la salud, como prerrequisito para la vida, merezca el número uno en la lista de prioridades.
“Total --dirán algunos--, ahí está la televisión que no se raja”.
*
Menos mal que para esta jornada no estaba programado ningún partido que por sí mismo, por su trascendencia o por la acendrada rivalidad de los protagonistas --un “Clásico” propiamente dicho, por ejemplo--, resultara particularmente atractivo...
Tal vez el Monterrey-América, por la fidelidad de los aficionados reyneros hacia sus equipos y por el poder de convocatoria que tiene --aun en tiempos de “vacas flacas”, como los actuales-- el cuadro capitalino, hubiera movilizado hacia el “Tec” a una buena cantidad de aficionados.
*
Del resto, ninguna combinación que prometiera entradas más que medianejas: el Guadalajara-Puebla, porque los “Camoteros”, a despecho de la recuperación que han tenido con respecto al torneo anterior, en que fueron el candidato más viable al descenso, distan mucho de ser un significativo imán de taquilla en el Estadio Jalisco; el Morelia-Atlas, porque los “Monarcas”, sin llegar a ser tan decepcionantes como América y Cruz Azul, que se rezagaron e los últimos lugares, se conformaron con los planos de mediocridad en el llamado “Grupo de la Muerte”; el Necaxa-Atlante, porque el que llegó a ser “Clásico” por excelencia en el futbol capitalino en los albores del profesionalismo, está muy venido a menos al paso de los años... máxime si se repara en que sus protagonistas ya ni siquiera residen en la misma plaza; como de sobra se sabe, el Necaxa terminó refugiándose en Aguascalientes y el Atlante hizo lo propio en Cancún, ambos con la misma (por lo demás respetable) intención: sobrevivir.
*
Todo ello, en lo que desde Sudamérica se toman decisiones con respecto al siguiente capítulo de la participación de los dos equipos mexicanos sobrevivientes en la Copa Libertadores, San Luis y Guadalajara, a quienes se está viendo desde aquella latitudes, literalmente, como “apestados”.
Las razones para ello son comprensibles y respetables. Se trata de un ejemplo perfecto de las genéricamente llamadas “causas de fuerza mayor”. Si en todas las legislaciones del mundo el bien jurídico por excelencia es la vida humana, se comprende que, en el caso concreto, la salud, como prerrequisito para la vida, merezca el número uno en la lista de prioridades.
“Total --dirán algunos--, ahí está la televisión que no se raja”.
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Menos mal que para esta jornada no estaba programado ningún partido que por sí mismo, por su trascendencia o por la acendrada rivalidad de los protagonistas --un “Clásico” propiamente dicho, por ejemplo--, resultara particularmente atractivo...
Tal vez el Monterrey-América, por la fidelidad de los aficionados reyneros hacia sus equipos y por el poder de convocatoria que tiene --aun en tiempos de “vacas flacas”, como los actuales-- el cuadro capitalino, hubiera movilizado hacia el “Tec” a una buena cantidad de aficionados.
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Del resto, ninguna combinación que prometiera entradas más que medianejas: el Guadalajara-Puebla, porque los “Camoteros”, a despecho de la recuperación que han tenido con respecto al torneo anterior, en que fueron el candidato más viable al descenso, distan mucho de ser un significativo imán de taquilla en el Estadio Jalisco; el Morelia-Atlas, porque los “Monarcas”, sin llegar a ser tan decepcionantes como América y Cruz Azul, que se rezagaron e los últimos lugares, se conformaron con los planos de mediocridad en el llamado “Grupo de la Muerte”; el Necaxa-Atlante, porque el que llegó a ser “Clásico” por excelencia en el futbol capitalino en los albores del profesionalismo, está muy venido a menos al paso de los años... máxime si se repara en que sus protagonistas ya ni siquiera residen en la misma plaza; como de sobra se sabe, el Necaxa terminó refugiándose en Aguascalientes y el Atlante hizo lo propio en Cancún, ambos con la misma (por lo demás respetable) intención: sobrevivir.
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Todo ello, en lo que desde Sudamérica se toman decisiones con respecto al siguiente capítulo de la participación de los dos equipos mexicanos sobrevivientes en la Copa Libertadores, San Luis y Guadalajara, a quienes se está viendo desde aquella latitudes, literalmente, como “apestados”.