Deportes
* Aparador
A propósito por Jaime García Elías
La semana pasada fue noticia la transferencia del “Chupete” Suazo —baluarte del Monterrey en la campaña que culminó con la conquista del más reciente Torneo de Apertura— al Zaragoza; ahora trasciende que el Sunderland inglés puja fuerte por la carta de Salvador Cabañas, referente en la ofensiva del América (pese a la mediocridad de sus campañas) de los últimos años.
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La nota invita a reparar en un par de circunstancias...
Una: el futbol mexicano tiene proyección. Ya sea porque en otras latitudes se interesan por dar seguimiento a los partidos de la liga doméstica, ya porque los representantes de los futbolistas están atentos a mover sus resortes, el hecho es que los jugadores que sobresalen en los torneos nacionales, eventualmente llegan a ser apetecibles para clubes del Primer Mundo del balompié.
La lista se va haciendo larga...
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Robert de Pinho tuvo un par de campañas sobresalientes con el Atlas, y emigró primero a Holanda y después a España, para regresar como pálida sombra del depredador del área que había sido. Mauro Camoranesi llegó de Argentina al Cruz Azul; aquí maduró, emigró a Italia, se nacionalizó, llegó a la “Squadra Azzurra” y ahora mismo es campeón mundial. Emanuel Villa pasó por varios equipos mexicanos —el Atlas entre ellos— antes de irse a Inglaterra, de donde regresó a ser campeón de goleo en la campaña más reciente con el Cruz Azul. Hugo Rodallega peregrinó por varios equipos —Monterrey, Atlas, Necaxa...—, sin pena ni gloria; se fue al Wigan de Inglaterra donde, al parecer, las cosas le están rodando mejor que en México. El Atlas colocó en España primero a Fabricio Fuentes —quien acaba de regresar la semana pasada—, y luego a Diego Colotto. El Toluca sirvió de trampolín a Vicente Sánchez y Paulo da Silva. Aquivaldo Mosquera se dejó ver en el Pachuca, fue a España y regresó en el torneo anterior al América...
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Es posible que uno o varios nombres de hayan escabullido entre el polvo y las telarañas de la memoria. Para el caso es lo mismo: la lista no pretende ser exhaustiva.
En todo caso, se trata de destacar —y esa sería la segunda circunstancia— que el futbol mexicano sigue siendo un escaparate idóneo para los buenos jugadores... pero que, por desgracia, cada vez son más los extranjeros y menos los mexicanos que se benefician de ello.
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La nota invita a reparar en un par de circunstancias...
Una: el futbol mexicano tiene proyección. Ya sea porque en otras latitudes se interesan por dar seguimiento a los partidos de la liga doméstica, ya porque los representantes de los futbolistas están atentos a mover sus resortes, el hecho es que los jugadores que sobresalen en los torneos nacionales, eventualmente llegan a ser apetecibles para clubes del Primer Mundo del balompié.
La lista se va haciendo larga...
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Robert de Pinho tuvo un par de campañas sobresalientes con el Atlas, y emigró primero a Holanda y después a España, para regresar como pálida sombra del depredador del área que había sido. Mauro Camoranesi llegó de Argentina al Cruz Azul; aquí maduró, emigró a Italia, se nacionalizó, llegó a la “Squadra Azzurra” y ahora mismo es campeón mundial. Emanuel Villa pasó por varios equipos mexicanos —el Atlas entre ellos— antes de irse a Inglaterra, de donde regresó a ser campeón de goleo en la campaña más reciente con el Cruz Azul. Hugo Rodallega peregrinó por varios equipos —Monterrey, Atlas, Necaxa...—, sin pena ni gloria; se fue al Wigan de Inglaterra donde, al parecer, las cosas le están rodando mejor que en México. El Atlas colocó en España primero a Fabricio Fuentes —quien acaba de regresar la semana pasada—, y luego a Diego Colotto. El Toluca sirvió de trampolín a Vicente Sánchez y Paulo da Silva. Aquivaldo Mosquera se dejó ver en el Pachuca, fue a España y regresó en el torneo anterior al América...
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Es posible que uno o varios nombres de hayan escabullido entre el polvo y las telarañas de la memoria. Para el caso es lo mismo: la lista no pretende ser exhaustiva.
En todo caso, se trata de destacar —y esa sería la segunda circunstancia— que el futbol mexicano sigue siendo un escaparate idóneo para los buenos jugadores... pero que, por desgracia, cada vez son más los extranjeros y menos los mexicanos que se benefician de ello.