Cultura
Sans y Bitrán hacen buena mancuerna en El Degollado
De la mano del director español y del violonchelista mexicano, la OFJ culmina su penúltimo concierto de la temporada
GUADALAJARA, JALISCO (23/MAR/2013).- La Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ) terminó con el primero de dos conciertos que cerrarán la primera temporada de 2013 en un Teatro Degollado que, aunque con una entrada floja que no cubrió ni la mitad del espacio, lució atento al devenir musical.
De la mano de Oriol Sans, director huésped de origen español —a quien la concurrencia conoce por sus anteriores participaciones al frente de la OFJ—, el ensamble logró urdir la ''Obertura Tannhäuser'', de Wagner, con la que comenzó el sexto programa.
Oriol Sans fue el último timonel de la temporada por la que también pasaron batutas como la de Guzmán, Bátiz y Dunner, algunos de ellos candidatos para dirigir a la Orquesta que se encuentra acéfala desde la renuncia de Alondra de la Parra.
Para llevar a cabo la segunda pieza de la noche, el ''Concierto para Violoncello y Orquesta'', de Lalo, salió al escenario Álvaro Bitrán, violonchelista de origen chileno y naturalizado mexicano, quien logró cuajar una distendida participación.
La orquesta se puso a las órdenes del músico durante el tiempo que duró la pieza, ya sea al guardar silencio o bajando la pujanza musical para que el violonchelo, puesto al frente del escenario, descollara sin cortapisas ni tropiezos.
Aunque no tan conocida en el inmortal repertorio del músico ruso Piotr Ilich Tchaikovsky, la ''Sinfonía No. 2'', pieza que cerró el concierto, se desenvolvió con la cadencia justa y necesaria. Sin embargo, algunos asistentes, molestos, pidieron silencio ante la irrupción de los inesperados aplausos que llovieron en el paso de un movimiento a otro.
De la mano de Oriol Sans, director huésped de origen español —a quien la concurrencia conoce por sus anteriores participaciones al frente de la OFJ—, el ensamble logró urdir la ''Obertura Tannhäuser'', de Wagner, con la que comenzó el sexto programa.
Oriol Sans fue el último timonel de la temporada por la que también pasaron batutas como la de Guzmán, Bátiz y Dunner, algunos de ellos candidatos para dirigir a la Orquesta que se encuentra acéfala desde la renuncia de Alondra de la Parra.
Para llevar a cabo la segunda pieza de la noche, el ''Concierto para Violoncello y Orquesta'', de Lalo, salió al escenario Álvaro Bitrán, violonchelista de origen chileno y naturalizado mexicano, quien logró cuajar una distendida participación.
La orquesta se puso a las órdenes del músico durante el tiempo que duró la pieza, ya sea al guardar silencio o bajando la pujanza musical para que el violonchelo, puesto al frente del escenario, descollara sin cortapisas ni tropiezos.
Aunque no tan conocida en el inmortal repertorio del músico ruso Piotr Ilich Tchaikovsky, la ''Sinfonía No. 2'', pieza que cerró el concierto, se desenvolvió con la cadencia justa y necesaria. Sin embargo, algunos asistentes, molestos, pidieron silencio ante la irrupción de los inesperados aplausos que llovieron en el paso de un movimiento a otro.