Cultura

¡Reyes de las cuerdas!

La orquesta de cámara Les Violons du Roy deleitó al público tapatío con Las Ocho Estaciones en el Festival Cultural de Mayo

GUADALAJARA, JALISCO  (16/MAY/2012).- Sentados en sus butacas, los tapatíos fueron guiados esta noche hacia un viaje sonoro a través del tiempo. Con sus instrumentos de cuerda los intérpretes de Les Violons du Roy transportaron al auditorio a cuatro estaciones de algún año de la Italia barroca, primero, y a un periodo similar de la argentina del siglo XX, después.

Tercera llamada. Un Teatro Degollado lleno en toda su capacidad, dio la bienvenida con aplausos a los 16 músicos de la orquesta de cámara quebequense y a su director Erick Paetkau, presentes en Guadalajara como parte de la programación del Festival Cultural de Mayo.

Se escuchó en primer lugar "la despreocupada alegría de La Primavera", como la definiera Antonio Vivaldi cuando compuso este célebre conjunto de conciertos al que tituló Las Cuatro Estaciones. Vino después "la languidez abrumadora de El Verano", "las danzas para festejar la recolección de El Otoño", y "los temblores de frío de El Invierno".

Nueve violines, un contrabajo, dos cellos, tres violas, un contrabajo y un clavecín color verde limón, integraron el conjunto dirigido por Paetkau. Cuatro solistas de violín se alternaron en cada una de las estaciones de Vivaldi: Nicole Trotier, Michelle Seto, Véronique Vychytil y Noëlla Bouchard, en orden cronológico.

La potencia y precisión del ensamble de cuerdas se dejó sentir también en la segunda parte del concierto, dedicada a Las Cuatro Estaciones Porteñas de Astor Piazzolla. Sin la presencia de un bandoneón -instrumento argentino que prevaleció  en la música del compositor-- pero con la pulcra actuación de la solista de violín Pascale Giguère, esta vez durante las cuatro piezas: Primavera Porteña, Verano Porteño, Otoño Porteño e Invierno Porteño.

Los sonidos entre melancólicos y sensuales del tango impregnaron el ambiente hasta el espectacular cierre, en cuyas últimas vibraciones de las cuerdas, se volvió a escuchar -de manera sutil-- un pequeñísimo fragmento del allegro de La Primavera de Vivaldi, emitido por el clavecín.

EL INFORMADOR / EUGENIA COPPEL

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