Cultura

La cultura debe ir más allá del entretenimiento: Vargas Llosa

El Nobel de Literatura presentó su libro ''La civilización del espectáculo''

CIUDAD DE MÉXICO (25/ABR/2012).- El desplome de la alta cultura ha significado el triunfo de la confusión. Junto con la alta cultura se han desplomado valores estéticos sobre los que no existen jerarquías y valores que la vieja cultura había establecido y que eran respetados, aseguró esta tarde Mario Vargas Llosa.
 
Al presentar su más reciente libro "La civilización del espectáculo", en la sede del Instituto Cervantes en Madrid, el Nobel de Literatura 2010 dijo, durante una charla con Gilles Lipovetsky, que "se puede decir que eso es bueno, porque significa que en el campo de la cultura tenemos una libertad infinita".
 
Sin embargo, advirtió ante los presentes en el acto y para quienes lo siguieron por Internet, dentro de esa libertad también podemos ser víctimas de los peores embaucos. "Concretamente en algunos campos de la cultura, esa es una realidad que edificamos cada día, y quizá el más dramático es el de las artes plásticas".
 
La libertad que las artes plásticas han adquirido consiste en que todo puede ser arte y nada lo es, en que todo arte puede ser bello o feo, dijo, "pero no podemos saberlo pues ya no tenemos el canon que nos permitía diferenciar lo excelente de lo regular y de lo execrable; hoy todo puede ser excelente o execrable".
 
Subrayó que en el mundo del arte, la confusión ha llegado a unos extremos que verdaderamente llegan a ser cómicos y risibles. "El gran talento y el pícaro se confunden porque ambos son víctimas de mecanismos, el de la publicidad por ejemplo". En otros campos la confusión no ha llegado a esos extremos, añadió.
 
Para Mario Vargas Llosa, si la cultura es puramente entretenimiento no importa nada. "Si se trata de divertirse un embaucador puede divertirme más que una persona profundamente auténtica, pero si la cultura significa mucho más, entonces sí es preocupante. Y yo sí creo que la cultura significa mucho más".
 
Abonó que no sólo por el placer que produce leer una gran obra literaria o ver una gran ópera o escuchar una hermosa sinfonía o ver un espectáculo exquisito de ballet, "sino porque creo que la sensibilidad, imaginación y deseos que la alta cultura produce en un individuo, lo arma y equipa para vivir mucho mejor".
 
Lo arma, añadió, para ser mucho más consciente de la problemática en la que está inmerso, para ser mucho más lúcido respecto a lo que anda bien y a lo que anda mal en el mundo en el que vive, y también, porque esa sensibilidad le permite defenderse mejor ante la adversidad y gozar más, o en todo caso, sufrir menos.
 
Al hablar desde su experiencia personal, dijo que haber podido leer y entender a Góngora y a Joyce, ha enriquecido su vida. No sólo por el placer de vivir esas experiencias, sino porque le hizo entender mejor las relaciones humanas, lo que es justo y lo que es injusto, lo que anda bien, lo que anda mal y lo que anda muy mal.
 
Señaló convencido que "si eso lo extendemos al conjunto de la sociedad y la cultura desaparece, y es sustituida por el puro entretenimiento, entonces ¿Qué pasa con lo demás?" El puro entretenimiento, dijo, "es capaz de armar a una sociedad suficientemente para enfrentar toda esa problemática".
 
Más adelante, el Nobel se declaró a favor del capitalismo porque ha significado un extraordinario avance para la humanidad, a quien ha traído gran desarrollo científico y niveles de vida.
 
"Sin embargo, el capitalismo es un mecanismo muy frío que crea riqueza y un egoísmo que pasa a formar parte de la vida diaria", reconoció.
 
En su opinión, la menor manera de contrarrestar ese egoísmo y es competencia terrible que puede llegar y llega a extremos de gran deshumanización social, exige una gran vida cultural en el sentido más elevado de la palabra cultura, si no queremos llegar a un vacío espiritual donde rifen esos aspectos negativos.
 
"Yo no creo que la civilización del espectáculo haya traído paz y sosiego. La violencia es una presencia constante en nuestras sociedades. Hay una violencia que se manifiesta en los crímenes de género, discriminación, xenofobia, crisis económica, racismo y discriminación contra las minorías sexuales", aseguró.
 
Si la cultura se convierte sólo en espectáculo, añadió, "vamos al conformismo y a la actitud pasiva. La alta cultura es inseparable para la libertad, y defender la alta cultura, es defender no solamente a esa pequeña elite que goza de los productos de la alta cultura, sino a la humanidad en su conjunto", concluyó.

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