Cultura
Ilustrar sin repetirse es platicar con el autor
Mónica Weiss habla en la FIL sobre la importancia de renovarse en un ilustrador
GUADALAJARA, JALISCO (30/NOV/2014).- Mónica Weiss era la más pequeña de una familia muy numerosa. Al convivir con tantas personas, aprendió a interesarse por las vidas de cada uno de ellos, a disfrutar de la delicia de una buena plática y poner atención a los detalles. Por eso en la ilustración siempre le gusta cambiar su estilo, porque esa es la manera en la que -como en su hogar- establece una conexión particular con cada autor con el que trabaja.
En el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara ( FIL), la ilustradora de Un día encontré a mi abuelo y Pascualita Gómez, habló en la conferencia "¿repetir nuestro estilo o experimentar en cada libro?" que para ella no tiene sentido repetirse.
"Aprovecho que cada uno de los libros está escrito por un autor distinto y aborda temas diferentes. A mí lo que me gusta es probar cosas nuevas" dijo la tarde de este domingo en el Salón de Ilustradores.
Weiss destacó que aunque a algunos les gusta trabajar por la misma línea u otros -como ella-prefieren experimentar, lo más importante es fiel a lo que uno le gusta hacer aunque muchas veces a los editores no les guste que los ilustradores cambien de estilo, porque eso hace menos fácil que la gente pueda identificarlos. Para esos casos, recomendó a los que van empezando en el oficio, muestren a futuros empleadores los trabajos que más les gusten. "Es un gran error no ser fiel con la personalidad".
La ilustración no debe ser literal
"Cuando los ilustradores más nos alejamos de lo que dice el texto más lo ayudamos", consideró Mónica Weiss . Si el dibujo no dice algo más que el texto, no tiene mucho sentido tampoco para los lectores, ilustrar es como el arte, dijo la argentina.
Sobre cómo es que conjuga su faceta de ilustradora con la de escritora, detalló que esos dos oficios se hacen a través de dos partes del cerebro totalmente distintas.
"Algunos libros te salen de una imagen, otros te sale la belleza y después las imágenes. A veces salieron dibujos buenísimos que arruinarían el texto o al revés".
De arquitecta a ilustradora
Mónica contó que toda su vida se preparó para ser ilustradora sin saberlo. Graduada de arquitectura se dedicó muchos años a la carrera. Fue jefa de diseño y estuvo muchos años en la obra hasta que se cansó.
Lo que no le gustaba era la informalidad y el tener que batallar con que otras personas hicieran bien su trabajo. "No compensaba la belleza de la obra por la tortura".
Un día le daba de comer a su hija- de pocos meses de nacida- cuando le llamaron de la obra para decirle que todo era un caos. Ese fue el momento en que decidió renunciar.
Dijo que cuando se encontraba sin trabajo, una amiga suya un día le pidió que ilustrara uno de los libros de sus hijos. Tardó un año en terminarlo y el texto llegó a manos de una comunicadora famosa, quien le pidió que le ilustrara un libro. "Así empezó mi carrera. Toda la vida me había preparado para hacer libros. Fue increíble que no me diera cuenta antes".
Sus cinco características
Aunque la argentina se renueva en cada libro, reconoce que en los más de 140 libros que lleva publicados en su país (algunos de los cuales también ha escrito) existen algunos rasgos que la identifican, los cuales son:
1. Cinematográfico (juegos ópticos y perspectivas). Al ser cinéfila trabaja mucho con las perspectivas ópticas. Para hacer una buena narración visual, recomienda hacer un storyboard y leer bien el texto antes de empezar un trabajo.
2.- La mirada
"Los ilustradores hacemos la dirección de actores de los personajes", dice Mónica Weiss. Como ejemplo habló de las miradas de sus personajes en Un día encontré a mi abuelo y Pascualita Gómez.
3.- La materia
El tipo de material con el que se hacen las ilustraciones es fundamental. Ella siempre busca que los colores o elementos vayan relacionados con la historia. Como en Un día no encontré a mi abuelo (la textura de libro es como si fuera piel de adulto mayor.textura como piel de abuelo)
4- Gente volando
Dice que no sabe por qué, pero que casi siempre le gusta dibujar a la gente volando "Para mí no tiene ningún sentido hacer algo literal. Si fuera por eso voy tomo una fotografía y ya".
5- Edad de las cosas
Le gusta que los elementos que rodean a los protagonistas tengan la misma edad que ellos. En Lola cuenta patos todos los personajes del mundo de la pequeña tiene sus mismos tres años. "Si van a trabajar en infantil es muy importante proporción de sus facciones", recomendó.
EL INFORMADOR / ILSE MARTÍNEZ
En el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara ( FIL), la ilustradora de Un día encontré a mi abuelo y Pascualita Gómez, habló en la conferencia "¿repetir nuestro estilo o experimentar en cada libro?" que para ella no tiene sentido repetirse.
"Aprovecho que cada uno de los libros está escrito por un autor distinto y aborda temas diferentes. A mí lo que me gusta es probar cosas nuevas" dijo la tarde de este domingo en el Salón de Ilustradores.
Weiss destacó que aunque a algunos les gusta trabajar por la misma línea u otros -como ella-prefieren experimentar, lo más importante es fiel a lo que uno le gusta hacer aunque muchas veces a los editores no les guste que los ilustradores cambien de estilo, porque eso hace menos fácil que la gente pueda identificarlos. Para esos casos, recomendó a los que van empezando en el oficio, muestren a futuros empleadores los trabajos que más les gusten. "Es un gran error no ser fiel con la personalidad".
La ilustración no debe ser literal
"Cuando los ilustradores más nos alejamos de lo que dice el texto más lo ayudamos", consideró Mónica Weiss . Si el dibujo no dice algo más que el texto, no tiene mucho sentido tampoco para los lectores, ilustrar es como el arte, dijo la argentina.
Sobre cómo es que conjuga su faceta de ilustradora con la de escritora, detalló que esos dos oficios se hacen a través de dos partes del cerebro totalmente distintas.
"Algunos libros te salen de una imagen, otros te sale la belleza y después las imágenes. A veces salieron dibujos buenísimos que arruinarían el texto o al revés".
De arquitecta a ilustradora
Mónica contó que toda su vida se preparó para ser ilustradora sin saberlo. Graduada de arquitectura se dedicó muchos años a la carrera. Fue jefa de diseño y estuvo muchos años en la obra hasta que se cansó.
Lo que no le gustaba era la informalidad y el tener que batallar con que otras personas hicieran bien su trabajo. "No compensaba la belleza de la obra por la tortura".
Un día le daba de comer a su hija- de pocos meses de nacida- cuando le llamaron de la obra para decirle que todo era un caos. Ese fue el momento en que decidió renunciar.
Dijo que cuando se encontraba sin trabajo, una amiga suya un día le pidió que ilustrara uno de los libros de sus hijos. Tardó un año en terminarlo y el texto llegó a manos de una comunicadora famosa, quien le pidió que le ilustrara un libro. "Así empezó mi carrera. Toda la vida me había preparado para hacer libros. Fue increíble que no me diera cuenta antes".
Sus cinco características
Aunque la argentina se renueva en cada libro, reconoce que en los más de 140 libros que lleva publicados en su país (algunos de los cuales también ha escrito) existen algunos rasgos que la identifican, los cuales son:
1. Cinematográfico (juegos ópticos y perspectivas). Al ser cinéfila trabaja mucho con las perspectivas ópticas. Para hacer una buena narración visual, recomienda hacer un storyboard y leer bien el texto antes de empezar un trabajo.
2.- La mirada
"Los ilustradores hacemos la dirección de actores de los personajes", dice Mónica Weiss. Como ejemplo habló de las miradas de sus personajes en Un día encontré a mi abuelo y Pascualita Gómez.
3.- La materia
El tipo de material con el que se hacen las ilustraciones es fundamental. Ella siempre busca que los colores o elementos vayan relacionados con la historia. Como en Un día no encontré a mi abuelo (la textura de libro es como si fuera piel de adulto mayor.textura como piel de abuelo)
4- Gente volando
Dice que no sabe por qué, pero que casi siempre le gusta dibujar a la gente volando "Para mí no tiene ningún sentido hacer algo literal. Si fuera por eso voy tomo una fotografía y ya".
5- Edad de las cosas
Le gusta que los elementos que rodean a los protagonistas tengan la misma edad que ellos. En Lola cuenta patos todos los personajes del mundo de la pequeña tiene sus mismos tres años. "Si van a trabajar en infantil es muy importante proporción de sus facciones", recomendó.
EL INFORMADOR / ILSE MARTÍNEZ