Cultura

El nuevo icono de la ciudad

El edificio de 202 metros de altura, sede del hotel Riu, es referente como edificación y por equipamiento, aseguran constructores

GUADALAJARA, JALISCO (02/JUL/2011).- El edificio del hotel Riu llegó a Guadalajara para convertirse en un referente urbano y constructivo. Es el hotel más grande de Latinoamérica, la construcción más alta en la ciudad y por ello, la obra que marcó todo un antes y un después para las empresas que estuvieron involucradas en su levantamiento así como también para las instancias proveedoras de los servicios municipales.

Esta edificación de 202 metros de altura (hasta su antena superior) es el nuevo icono del paisaje urbano de la Zona Metropolitana de Guadalajara al ser visible desde todo municipio aledaño. Esta condición de alcance visual desde grandes espectros de distancia permite a todo ciudadano ubicarse geográficamente en la ciudad ya que si las letras de su nombre en su remate superior están a la vista, uno se encuentra en el eje Oriente-Poniente, mientras que si no se ven, uno está en el eje Norte-Sur.

La construcción de la obra civil estuvo a cargo de la empresa Montecarlo Construcción y Mobiliario S.A. de C.V., la cual a la fecha ha convertido en realidad diez proyectos de la misma cadena hotelera española en diversas playas del país. En Guadalajara, apoyados por mil 200 trabajadores, realizaron la estructura del edificio. Iniciaron trabajos en junio de 2009 –en una primera etapa- y posteriormente en enero de 2010, comenzaron por la excavación y contención de muros para lo que hoy es uno de los estacionamientos más amplios de la ciudad (700 cajones), con tres niveles de profundidad. Pero para lograr esta zona que ocupa 11 metros bajo tierra donde se encuentran áreas de servicio, cisternas, lavanderías y plantas de emergencia, fue necesario sacar numerosas toneladas de tierra que habían de ser conservadas acorde a la norma municipal. “En caso de que se agotara la obra o que no se llevara a cabo –explica el ingeniero Antonio Arciniega de Montecarlo Construcción-, había que reponer esa tierra”.

Apenas como labor inicial, esto fue de un alto grado de dificultad ya que debido a su enclave, “no teníamos un metro más allá de la banqueta –añade- ni para la colocación de materiales”. Fue por ello que el ayuntamiento tapatío cedió 1.50 metros de banqueta a todo lo largo de la calle posterior del edificio (La Villita), espacio que entre otros muchos usos fue empleado para manejar los servicios de la obra.

En tanto, el tráfico de las avenidas en las que está el hotel solamente se vio interrumpido debido a la obra civil en dos ocasiones. Esto fue sobre la avenida Guadalupe “para instalar las grúas, la principal y la secundaria –señala el arquitecto Omar Gómez Negrete, de la misma empresa constructora-, y se hizo en fin de semana para no causarle conflictos a la ciudad”.

Conflictos como es bien sabido, los hubo. “Se trataron de evitar pero no pudimos restringir las áreas de paso peatonal y vehicular”, añade Gómez al tiempo que señala el gran trabajo que se tuvo que hacer para “preservar la seguridad y poder continuar con nuestra labor”. En tanto que respecto a los accidentes laborales, advierte que en gran medida se debieron a la falta de cultura preventiva entre el personal. “Les entregas casco, guantes, botas y goggles para su seguridad, pero no lo usan o lo venden porque piensan que no lo necesitan, o simplemente no vuelven a la obra”.

Los aciertos constructivos

Pero levantar el esqueleto de toneladas de acero y millares de litros cúbicos de concreto para la estructura de pisos, entrepisos, columnas y trabes que acogería esta torre de 550 habitaciones, requirió a Montecarlo un año y seis meses de labores en los que no todo fueron accidentes o infortunios. Por todo lo contrario, ante la demanda técnica de dicha construcción, se ideó un sistema de traslape de varillas para la continuación de columnas. En este, lo que anteriormente se resolvía uniendo una varilla con otra mediante amarres de hasta 1.70 metros de largo, ahora se hizo con conectores de acero de alta resistencia que enroscaron las piezas.

Este sistema pasó por pruebas de laboratorio dando como resultados rapidez y limpieza en el proceso constructivo. En tanto que los coeficientes de seguridad, entre los que se contempla la  resistencia sísmica, fueron encargados al ingeniero Ismael Íñiguez quien acaba de recibir el premio nacional de cálculo estructural por su propuesta para el Riu.

Así, para asegurar todos sus flancos, este hotel también ha representado nuevos retos incluso para los bomberos quienes tuvieron que añadir nuevas medidas a sus rutinas de capacitación, las cuales nunca antes habían contemplado un edificio de esta altura en sus rangos de rescate. Con una serie de simulacros previos a la fecha de apertura del Riu, se realizaron varios ensayos de contingencias que comprobaron el funcionamiento de todas sus rutas de evacuación, incluyendo las escaleras que con sus 1,500 peldaños cuentan con sistemas de aire presurizado que difumina el humo en caso de incendio y un helipunto en su parte más alta que permite el acercamiento de helicópteros en su parte más alta.

El hotel Riu, de acuerdo a Mario López Méndez, titular de Montecarlo Construcción y Mobiliario, más que ser uno de los proyectos más grandes que su empresa ha sacado adelante y que mayor cantidad de empleos ha generado y generará, es el nuevo icono de Guadalajara y un símbolo “del cambio en la edificación” local. Este nuevo edificio que enriquece el equipamiento urbano de la Zona Metropolitana, “le da relevancia al contorno de la zona que incluye también el Puente Matute Remus”, dice.

Ana Guerrerosantos

Para saber

Para el Ayuntamiento tapatío, la construcción del Hotel Riu implicó reordenamientos en materia de obra pública, construcción y medio ambiente. “Es un edificio que repercute en muchos aspectos de la ciudad y que viene a desarrollar una serie de cosas, desde los servicios municipales hasta la vialidad”.

Temas

Sigue navegando