Cultura

El arte como espacio comunicativo

Pocas veces se podrá tener a Luis Camnitzer en persona en Guadalajara

GUADALAJARA, JALISCO. Pocas veces se podrá tener a Luis Camnitzer en persona en Guadalajara. A sus 72 años, se dijo sorprendido por la actitud crítica con que enfrentan el proceso creativo los artistas tapatíos, al menos los 15 con los que entrevistó en el Insituto Cultural Cabañas (ICC) en sesiones de 30 minutos por día, como parte de la Cátedra de Arte Homenaje a José Clemente Orozco.

“(Los artistas locales) me parecieron muy interesantes, muy inteligentes. Fueron conversaciones largas, que incluso terminaron siendo demasiado cortas. Había puesto demasiado tiempo para cada uno y terminó no alcanzando, cosa que es inusitado, porque en general me queda tiempo entre entrevista y entrevista. Al final, encontré individuos críticos y a individuos menos críticos”, explicó el lunes el artista, curador y teórico alemán minutos antes de subir al estrado montado en el Patio de los Naranjos del ICC para impartir la conferencia “Pensamiento crítico en el quehacer artístico”, frente a un centenar de creadores locales y estudiantes de alguna disciplina artística.

De entre los artífices mexicanos rescata el trabajo de Mathias Goeritz, Gabriel Orozco y José Clemente Orozco. “Ya contemporáneos -expresó, me interesan algunos colectivos”.
Según este profesor emérito de la Universidad del Estado de Nueva York, para ser un artista crítico y coherente es necesario “ubicarse en el medio social, entenderlo y recoger problemas vigentes y tratar de ayudar a solucionarlos y expandir el conocimiento”

Para mantener su posición ética sin contaminarse, Camnitzer basa sus creencias “no en un socialismo de consumo, pero sí creativo, que sea horizontal, sin poderes de una gente sobre otra, con condiciones justas y lo que no existe y no sucede. Sin embargo, no me suicido ni hago nada violento, sino que con mi cinismo ético sigo adelante intentando convencer gente individualmente”.

En el transcurso de la conferencia, en un intento de reflexión sobre el proceso creativo de los artistas, el también escultor hizo una analogía con una de las necesidades fisiológicas de los perros: orinar. En su opinión, dicha acción “está muy cerca del arte conceptualista”.

Entre el can y el artista, Camnitzer encuentra similitudes: marcar territorios, cada uno a su manera.“Pero nos separa el hecho de que él no cree en una distancia crítica para evaluar las cosas, ya que si no, no me haría esperar hasta terminar de marcar su territorio y, además, lo inspeccionaría para ver si lo hizo bien”, manifestó el crítico de arte alemán.
En el caso del ser humano, señaló que en el papel de artesano hay dos vertientes en el proceso creativo: expresar y liberar intimidades, “en las cuales estamos totalmente inmersos”. Y agregó que “fabricamos objetos que presentamos al público como algo objetivo y contemplante”.

Según Camnitzer, la función de una obra de arte liberada al público debe abrir “un espacio comunicativo entre la obra y el espectador. Su función es comunicar algo, no satisfacer necesidades, esto es un aspecto secundario”.

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