Cultura
ArgenMex: los exiliados, entre la esquizofrenia y el olvido
Escritores y ciudadanos huyen en 1976 de un país donde gobernaba la bala tras el golpe militar de Rafael Videla
GUADALAJARA, JALISCO (2/DICIEMBRE/2014).- Nacieron en
Argentina y jamás dejarán de arrastrar la letra S cuando hablan. Pero aunque sus rasgos faciales y su tono de voz los delaten, ellos se sienten mejor en la tierra que les abrió las puertas cuando su país se desangraba por los golpes de Estado y las dictaduras militares.
Son los "Argenmex", el gentilicio acuñado a los escritores y ciudadanos argentinos exiliados en México, y que tuvieron que salir de su país como único remedio para sentir "una felicidad que te da la libertad, junto con una tristeza y nostalgia, por saberte de otro lado". La poeta Sandra Lorenzano fue la primera en tomar la palabra, al tiempo que encendió una veladora para recordar a los 43 normalistas de Ayotzinapa que siguen desaparecidos desde el 26 de septiembre, fecha en que fueron capturados por policías municipales y entregados al crimen organizado.
Después, recordó los momentos de aquel 1979, cuando sus padres le dijeron que había que salir de un país donde gobernaba la bala y se respiraba miedo. "Fueron constantes momentos, muy fuertes, un momento de quebradura, como si México hubiera juntado mis pedazos y los rearmara como un rompecabezas".
Aquello fue una metamorfosis: redescubrirse sin lugar de partida. Una reinvención de alguien que llegaba desde un país "que se había acostumbrado a la dictadura y a la prepotencia". Se recordó al poeta Juan Gelman, el viejo que hablaba del horror con las palabras más dulces que existen. Momentos de despedida, de llegadas, de encuentros. El pasado que no existía y el futuro que era incierto en un presente que no existía.
Explorar la nueva patria
En una ocasión, Tununa Mercado fue a entrevistar a José Revueltas para un suplemento cultural. Fueron horas de plática en un México donde las computadoras no habían llegado a las redacciones. Al momento de ponerse a teclear, se dio cuenta de que la grabación no se había conservado. Y entonces volvió a llamar a Revueltas.
"Ahí conocimos la cortesía de los mexicanos", dijo a manera de broma Noé Jitrik, uno de los escritores que participaron en la mesa Diálogos desde el exilio, que forma parte de las actividades del país invitado de honor en la vigésimo octava edición de la Feria Internacional del Libro.
Mempo Giardinelli, otro de los ponentes, recordó que a su llegada a tierras aztecas, "el exilio fue una militancia, cada uno tenía su testimonio, su tragedia, en unos casos horrorosos y en otros no tanto. El encuentro y la confluencia se dio por dos circunstancias: la primera porque México nos dio un espacio, yo llegue a pocos días del golpe del 24 de marzo y sentí que no estaba solo".
"Había una comunidad, diversa, muy argentina y compleja, que se trataba de hacer una solidaridad militante", continúo el escritor, "la segunda cosa importante fue esa decisión y vocación de que el exilio sirviera para el conjunto (de personas) y para nuestro país".
El 24 de marzo de 1976 se conjuró el golpe militar y de Estado en Argentina, que depuso al presidente Perón para asumir el general Jorge Rafael Videla. A partir de entonces y por los próximos siete años, la dictadura estuvo a cargo de las fuerzas armadas. Es por eso que una cantidad fuerte de argentinos buscó refugió en países latinoamericanos, entre ellos, México.
EL INFORMADOR/ OMAR GARCÍA
Son los "Argenmex", el gentilicio acuñado a los escritores y ciudadanos argentinos exiliados en México, y que tuvieron que salir de su país como único remedio para sentir "una felicidad que te da la libertad, junto con una tristeza y nostalgia, por saberte de otro lado". La poeta Sandra Lorenzano fue la primera en tomar la palabra, al tiempo que encendió una veladora para recordar a los 43 normalistas de Ayotzinapa que siguen desaparecidos desde el 26 de septiembre, fecha en que fueron capturados por policías municipales y entregados al crimen organizado.
Después, recordó los momentos de aquel 1979, cuando sus padres le dijeron que había que salir de un país donde gobernaba la bala y se respiraba miedo. "Fueron constantes momentos, muy fuertes, un momento de quebradura, como si México hubiera juntado mis pedazos y los rearmara como un rompecabezas".
Aquello fue una metamorfosis: redescubrirse sin lugar de partida. Una reinvención de alguien que llegaba desde un país "que se había acostumbrado a la dictadura y a la prepotencia". Se recordó al poeta Juan Gelman, el viejo que hablaba del horror con las palabras más dulces que existen. Momentos de despedida, de llegadas, de encuentros. El pasado que no existía y el futuro que era incierto en un presente que no existía.
Explorar la nueva patria
En una ocasión, Tununa Mercado fue a entrevistar a José Revueltas para un suplemento cultural. Fueron horas de plática en un México donde las computadoras no habían llegado a las redacciones. Al momento de ponerse a teclear, se dio cuenta de que la grabación no se había conservado. Y entonces volvió a llamar a Revueltas.
"Ahí conocimos la cortesía de los mexicanos", dijo a manera de broma Noé Jitrik, uno de los escritores que participaron en la mesa Diálogos desde el exilio, que forma parte de las actividades del país invitado de honor en la vigésimo octava edición de la Feria Internacional del Libro.
Mempo Giardinelli, otro de los ponentes, recordó que a su llegada a tierras aztecas, "el exilio fue una militancia, cada uno tenía su testimonio, su tragedia, en unos casos horrorosos y en otros no tanto. El encuentro y la confluencia se dio por dos circunstancias: la primera porque México nos dio un espacio, yo llegue a pocos días del golpe del 24 de marzo y sentí que no estaba solo".
"Había una comunidad, diversa, muy argentina y compleja, que se trataba de hacer una solidaridad militante", continúo el escritor, "la segunda cosa importante fue esa decisión y vocación de que el exilio sirviera para el conjunto (de personas) y para nuestro país".
El 24 de marzo de 1976 se conjuró el golpe militar y de Estado en Argentina, que depuso al presidente Perón para asumir el general Jorge Rafael Videla. A partir de entonces y por los próximos siete años, la dictadura estuvo a cargo de las fuerzas armadas. Es por eso que una cantidad fuerte de argentinos buscó refugió en países latinoamericanos, entre ellos, México.
EL INFORMADOR/ OMAR GARCÍA