Cultura
A Armenia se le conocerá por Sergey Smbatyan
El joven director estará al frente de la Orquesta Filarmónica de Jalisco este viernes y domingo
GUADALAJARA, JALISCO (25/OCT/2012).- Sergey Smbatyan tiene 25 años, es originario de Armenia, y el director huésped que hará sonar a la Orquesta Filarmónica de Jalisco en el segundo programa de su tercera temporada. Mañana 26 y el domingo 28 de octubre se escuchará en el Teatro Degollado música rusa del periodo romántico y música del México contemporáneo.
De Piotr Ilich Tchaikovsky, serán la primera y última piezas del concierto: la Obertura-Fantasía Romeo y Julieta, y la Quinta Sinfonía, que sonará durante toda la segunda mitad. Del compositor poblano Eduardo Angulo, es el concierto para flauta y orquesta Voces de la Naturaleza, en el que participará como solista el flautista mexicano Miguel Ángel Villanueva.
“Un programa difícil, porque es muy popular”, expresó el joven director huésped después de su segundo día de ensayo con la OFJ, refiriéndose sin duda a las piezas del ruso, aunque también se dijo emocionado de conocer un poco de la música mexicana actual.
Para Smbatyan, puede ser peligroso trabajar con la música de Tchaikovsky —”uno de los compositores genio”, como lo llamó— sin entender la cultura rusa a profundidad. Él la conoce bien, ya que vivió más de una década en Moscú y estudió en el Conservatorio de la misma ciudad, que además lleva el nombre del célebre compositor romántico.
Nacido en Yerevan en una familia de músicos, Smbatyan comenzó a tocar el violín a los cuatro años. A los 13 era ya un exitoso solista, pero después de múltiples conciertos e importantes premios y reconocimientos internacionales, Sergey comenzó a interesarse por la dirección de orquesta.
Para 2009, fecha en que se graduó como director, tanto del Conservatorio de Yerevan como del Conservatorio de Moscú, Smbatyan tenía ya tres años de haber fundado la Joven Orquesta del Estado de Armenia, proyecto al que actualmente le dedica la mayor parte de su tiempo.
Entre las orquestas que ha dirigido Sergey Smbatyan alrededor del mundo destaca la Filarmónica de Londres, al frente de la cual ha estado el joven en dos ocasiones; la primera en el Castillo de Windsor, en un concierto de caridad auspiciado por el príncipe Carlos de Inglaterra.
—¿Qué lo llevó a querer convertirse en director de orquesta mientras gozaba de una exitosa carrera como violinista?
—Creo que es una cuestión de carácter, de lo que quieres para ti mismo. Yo empecé como violinista, y gané concursos en Italia, Rumania, Japón. Tuve más de 40 conciertos en Rusia con diferentes directores y ahí empecé a entender que ese era un trabajo muy interesante, porque tienes que construir algo inusual con la orquesta, algo que no es muy simple. Después regresé a Armenia, cancelé mis conciertos como violinista y decidí aprender a dirigir.
—A los 18 años fundó la Joven Orquesta del Estado de Armenia, ¿cómo surgió ese proyecto?
—Es un proyecto muy interesante y el principal en mi vida. Yo estaba en el cuarto año del Conservatorio en Armenia, y como tenemos una gran escuela de cuerdas, todos mis amigos recibían invitaciones para tocar en orquestas en España, en Alemania. Pero en lugar de dejar el país decidimos crear una joven orquesta en el conservatorio. Después de siete meses tuvimos el primer concierto en Armenia. Luego fuimos invitados a Moscú, al gran Hall de Tchaikovsky, y un amigo de la orquesta nos ayudó con el patrocinio. Después recibimos la invitación a Berlín, y de regreso en Armenia el presidente decidió darnos el status de Orquesta Joven del Estado. Ahora tenemos invitaciones a Estados Unidos, Italia; hemos trabajado con solistas importantísimos en el mundo. Es una gran orquesta y tenemos muchísimo trabajo que hacer.
—¿Cómo explicaría el papel del director de orquesta a alguien que no es un experto en música?
—¿Cuál es el papel del pintor? Cualquiera puede mirar algo, pero sólo el pintor puede plasmarlo, desarrollar una idea de esa manera. El director tiene que trabajar con la orquesta, con el sonido, tenemos que trabajar con la gente y hacer de todo eso una gran pieza; en tu propia manera de entender la música: con tus colores, con tu manera de pensar. Es trabajar con 100 personas, individuos, músicos como tú, que también empezaron su educación a la edad de seis años. Cuando eres un director joven y llegas a una orquesta profesional, tienes que decirles algo para que te encuentren interesante, para que quieran seguirte.
—¿Cómo logra establecer esa conexión con las orquestas que dirige alrededor del mundo?
—Siempre sonrío (risas). Cuando estaba más joven siempre me preocupaba por esto, por la conexión, por qué estarán pensando, por la comunicación. Pero al final la música es un lenguaje internaciona. Yo siempre estoy emocionado antes del primer ensayo, incluso más que antes del concierto, porque quieres sentir a la orquesta.
—¿Hay algún tipo de música que prefiere dirigir?
—Claro, pero como profesional tienes que hacer de todo. Tienes que encontrar ideas interesantes en todos lados. Claro que es un placer dirigir la Quinta de Tchaikovsky, la Quinta de Beethoven, la Primera de Mahler, pero también hay música que no es tan fácil, ni tan popular, ni tan entendible. Hay que dirigir de todo y cada vez profundizar en las ideas del compositor; en lo que quería que se hiciera con su música, y tenemos que tratar de desarrollarlo.
—¿Cómo fue para usted crecer en una familia de músicos?
—Mi madre es economista, pero mi abuela es la fundadora de una gran escuela en honor a Tchaikovsky en Armenia. Ella estudió en Moscú y mis primeras lecciones fueron con ella. Eran duras, ella es muy estricta. Mi padre es compositor y pianista. Yo crecí entre música: los alumnos de mi abuela estaban en un cuarto, los de mi padre en otro. Le pedí a mi padre que me diera un violín cuando tenía cuatro años y empecé a practicar cinco o seis horas al día. No me puedo imaginar que la gente se dedique a otra cosa.
—Es usted muy joven...
—No tanto, pero sí.
—¿Cuáles son sus sueños? ¿Cómo se imagina en un futuro?
—Yo sólo hago mi trabajo, trato de hacer algo diferente, algo mejor. Estoy tratando de desarrollarme como músico y como persona y creo que el mayor proceso en la vida es tratar de entenderse a sí mismo. No sé exactamente en qué me quiero convertir, pero claro que quiero seguir trabajando con la Joven Orquesta. Soy el fundador, pero ya hay una gerencia profesional, y estoy muy contento de ver cómo funciona, como un gran mecanismo.
PARA SABER
Fin de semana musical
El viernes 26 a las 20:30 horas, y el domingo 28 a las 12:30 horas, sonará en el Teatro Degollado el segundo programa de la tercera temporada de la Orquesta Filarmónica de Jalisco.
Programa:
Obertura-Fantasía Romeo y Julieta, de Tchaikovsky;
Concierto para flauta y orquesta Voces de la Naturaleza, de Eduardo Angulo; con la participación del flautista Miguel Ángel Villanueva
Quinta Sinfonía de Tchaikovsky.
Boletos: de $110 a $200, en las taquillas y en Ticketmaster.
De Piotr Ilich Tchaikovsky, serán la primera y última piezas del concierto: la Obertura-Fantasía Romeo y Julieta, y la Quinta Sinfonía, que sonará durante toda la segunda mitad. Del compositor poblano Eduardo Angulo, es el concierto para flauta y orquesta Voces de la Naturaleza, en el que participará como solista el flautista mexicano Miguel Ángel Villanueva.
“Un programa difícil, porque es muy popular”, expresó el joven director huésped después de su segundo día de ensayo con la OFJ, refiriéndose sin duda a las piezas del ruso, aunque también se dijo emocionado de conocer un poco de la música mexicana actual.
Para Smbatyan, puede ser peligroso trabajar con la música de Tchaikovsky —”uno de los compositores genio”, como lo llamó— sin entender la cultura rusa a profundidad. Él la conoce bien, ya que vivió más de una década en Moscú y estudió en el Conservatorio de la misma ciudad, que además lleva el nombre del célebre compositor romántico.
Nacido en Yerevan en una familia de músicos, Smbatyan comenzó a tocar el violín a los cuatro años. A los 13 era ya un exitoso solista, pero después de múltiples conciertos e importantes premios y reconocimientos internacionales, Sergey comenzó a interesarse por la dirección de orquesta.
Para 2009, fecha en que se graduó como director, tanto del Conservatorio de Yerevan como del Conservatorio de Moscú, Smbatyan tenía ya tres años de haber fundado la Joven Orquesta del Estado de Armenia, proyecto al que actualmente le dedica la mayor parte de su tiempo.
Entre las orquestas que ha dirigido Sergey Smbatyan alrededor del mundo destaca la Filarmónica de Londres, al frente de la cual ha estado el joven en dos ocasiones; la primera en el Castillo de Windsor, en un concierto de caridad auspiciado por el príncipe Carlos de Inglaterra.
—¿Qué lo llevó a querer convertirse en director de orquesta mientras gozaba de una exitosa carrera como violinista?
—Creo que es una cuestión de carácter, de lo que quieres para ti mismo. Yo empecé como violinista, y gané concursos en Italia, Rumania, Japón. Tuve más de 40 conciertos en Rusia con diferentes directores y ahí empecé a entender que ese era un trabajo muy interesante, porque tienes que construir algo inusual con la orquesta, algo que no es muy simple. Después regresé a Armenia, cancelé mis conciertos como violinista y decidí aprender a dirigir.
—A los 18 años fundó la Joven Orquesta del Estado de Armenia, ¿cómo surgió ese proyecto?
—Es un proyecto muy interesante y el principal en mi vida. Yo estaba en el cuarto año del Conservatorio en Armenia, y como tenemos una gran escuela de cuerdas, todos mis amigos recibían invitaciones para tocar en orquestas en España, en Alemania. Pero en lugar de dejar el país decidimos crear una joven orquesta en el conservatorio. Después de siete meses tuvimos el primer concierto en Armenia. Luego fuimos invitados a Moscú, al gran Hall de Tchaikovsky, y un amigo de la orquesta nos ayudó con el patrocinio. Después recibimos la invitación a Berlín, y de regreso en Armenia el presidente decidió darnos el status de Orquesta Joven del Estado. Ahora tenemos invitaciones a Estados Unidos, Italia; hemos trabajado con solistas importantísimos en el mundo. Es una gran orquesta y tenemos muchísimo trabajo que hacer.
—¿Cómo explicaría el papel del director de orquesta a alguien que no es un experto en música?
—¿Cuál es el papel del pintor? Cualquiera puede mirar algo, pero sólo el pintor puede plasmarlo, desarrollar una idea de esa manera. El director tiene que trabajar con la orquesta, con el sonido, tenemos que trabajar con la gente y hacer de todo eso una gran pieza; en tu propia manera de entender la música: con tus colores, con tu manera de pensar. Es trabajar con 100 personas, individuos, músicos como tú, que también empezaron su educación a la edad de seis años. Cuando eres un director joven y llegas a una orquesta profesional, tienes que decirles algo para que te encuentren interesante, para que quieran seguirte.
—¿Cómo logra establecer esa conexión con las orquestas que dirige alrededor del mundo?
—Siempre sonrío (risas). Cuando estaba más joven siempre me preocupaba por esto, por la conexión, por qué estarán pensando, por la comunicación. Pero al final la música es un lenguaje internaciona. Yo siempre estoy emocionado antes del primer ensayo, incluso más que antes del concierto, porque quieres sentir a la orquesta.
—¿Hay algún tipo de música que prefiere dirigir?
—Claro, pero como profesional tienes que hacer de todo. Tienes que encontrar ideas interesantes en todos lados. Claro que es un placer dirigir la Quinta de Tchaikovsky, la Quinta de Beethoven, la Primera de Mahler, pero también hay música que no es tan fácil, ni tan popular, ni tan entendible. Hay que dirigir de todo y cada vez profundizar en las ideas del compositor; en lo que quería que se hiciera con su música, y tenemos que tratar de desarrollarlo.
—¿Cómo fue para usted crecer en una familia de músicos?
—Mi madre es economista, pero mi abuela es la fundadora de una gran escuela en honor a Tchaikovsky en Armenia. Ella estudió en Moscú y mis primeras lecciones fueron con ella. Eran duras, ella es muy estricta. Mi padre es compositor y pianista. Yo crecí entre música: los alumnos de mi abuela estaban en un cuarto, los de mi padre en otro. Le pedí a mi padre que me diera un violín cuando tenía cuatro años y empecé a practicar cinco o seis horas al día. No me puedo imaginar que la gente se dedique a otra cosa.
—Es usted muy joven...
—No tanto, pero sí.
—¿Cuáles son sus sueños? ¿Cómo se imagina en un futuro?
—Yo sólo hago mi trabajo, trato de hacer algo diferente, algo mejor. Estoy tratando de desarrollarme como músico y como persona y creo que el mayor proceso en la vida es tratar de entenderse a sí mismo. No sé exactamente en qué me quiero convertir, pero claro que quiero seguir trabajando con la Joven Orquesta. Soy el fundador, pero ya hay una gerencia profesional, y estoy muy contento de ver cómo funciona, como un gran mecanismo.
PARA SABER
Fin de semana musical
El viernes 26 a las 20:30 horas, y el domingo 28 a las 12:30 horas, sonará en el Teatro Degollado el segundo programa de la tercera temporada de la Orquesta Filarmónica de Jalisco.
Programa:
Obertura-Fantasía Romeo y Julieta, de Tchaikovsky;
Concierto para flauta y orquesta Voces de la Naturaleza, de Eduardo Angulo; con la participación del flautista Miguel Ángel Villanueva
Quinta Sinfonía de Tchaikovsky.
Boletos: de $110 a $200, en las taquillas y en Ticketmaster.