Jueves, 09 de Octubre 2025
Retrato de Don Jesus Alvarez del Castillo.
Jalisco

Una historia en cuatro generaciones: Don Jesús, fundador

El Informador

PARTE 1 DE 4

Fortaleza fundamental de EL INFORMADOR, que le ha permitido alcanzar con éxito 100 años de historia, es que como empresa editorial nunca ha cambiado de dueños; siempre ha sido la familia Álvarez del Castillo la que lo ha administrado desde su fundación.

Esta es la enorme ventaja que representa el dueño único en el periodismo porque los periódicos con mando dividido se acaban.

Cada uno de sus directores, incluyendo al actual, Juan Carlos, tuvo la edad promedio de los habitantes de Guadalajara al asumir responsabilidades en la empresa, y cada uno de ellos hablando el idioma de la ciudad, pero claro, cada quien con su tinte personal.

Y algo también determinante en la aceptación que este medio ha tenido en la sociedad tapatía y jalisciense es que sus cuatro directores se han destacado, sin interrupción alguna, por su conocimiento de los valores y tradiciones de Guadalajara y de su gente. Entienden y aman a su tierra, son de aquí, lo que permite al periódico ser y haber sido fiel espejo de la sociedad a la que sirve.

De ahí que nadie le regatea el mérito de ser un periódico con profundas raíces tapatías, que además ha sabido adaptarse a las diferentes etapas de desarrollo económico y social de la ciudad, apoyado siempre en sus inalterables principios de línea editorial, sin descuidar, claro está, los retos de cambios tecnológicos que exige cada época para mantenerse en el gusto de sus lectores y anunciantes.

Tal ha sido, sucesivamente, el mérito de don Jesús Álvarez del Castillo Velasco, su fundador; de don Jorge Álvarez del Castillo Zuloaga, sucesor de don Jesús; de don Carlos Álvarez del Castillo Gregory, a quien corresponde el nada sencillo reto de adaptar este periódico a la era digital, y actualmente de su hijo, el joven Juan Carlos Álvarez del Castillo Barragán.

Nació en esta ciudad
Periodista de altos méritos, con reconocimiento nacional e internacional, don Jesús nació en esta ciudad el 16 de agosto de 1881. Fue el primogénito de 10 hijos del matrimonio formado por don Jesús Álvarez del Castillo Lamadrid y doña María del Carmen Velasco.
Sus nueve hermanos fueron: Carmela, religiosa; José Rafael, comerciante; María Lupe, ama de casa; Rosaura, habitante de la casa solariega de Tlaquepaque; Juan Manuel, diplomático, embajador de México en varios países; Gabriel, quien aspiraba al sacerdocio, murió joven, víctima de la fiebre amarilla; Miguel, industrial; Luis, político, diputado federal y presidente municipal de Guadalajara en el periodo 1939-40, y Javier, ingeniero civil.
El padre de don Jesús
El padre de don Jesús, habiéndose iniciado como meritorio en la casa comercial de un tío suyo, logró adquirir una posición sobresaliente en el campo de los negocios. Escaló puestos hasta llegar a ser primero, socio industrial y después, capitalista de la firma “Álvarez y Gutiérrez”, proveedora de almacenes en la región. Fue presidente de la Cámara de Comercio de Guadalajara.
Alentado por su éxito comercial, el padre de don Jesús incursionó en los negocios agrícolas, pero con tan mala fortuna que esa fue una de las causas de su bancarrota. Habiendo comprado la hacienda “San Antonio del Potrero”, inmediata a Tequila, y guiado por el afán de reconstruirla, hizo mejoras que requirieron importantes inversiones, al punto de descuidar su empresa comercial. Para pagar sus deudas tuvo que vender lo que tenía, “quedando prácticamente en la miseria”, refiere su hijo Juan Manuel (“Memorias”, Guadalajara, Jal. 1960).
En 1928 falleció don Jesús padre y cinco años después, doña Carmelita, ambos en Tlaquepaque, donde la familia había vivido durante muchos años.
Estudios
Jesús Álvarez del Castillo Velasco estudió primaria en el Colegio León XIII, habiendo tenido como condiscípulos al pintor Roberto Montenegro, al ingeniero químico Juan Salvador Agraz y al literato Carlos González Peña, entre otros. Al terminar su primaria, viajó a San José, California, y en la Universidad de Santa Clara estudió química industrial y teneduría de libros. También hizo estudios en Francia.
A su regreso a Guadalajara, estuvo empleado por los años 1906 y 1907 en la empresa maderera de don Jesús Romo. Fue en ese tiempo cuando, según refiere su hermano Juan Manuel, mostró una vez más su generosidad, cuando a pesar de que sólo ocupaba un empleo en dicha maderería, se hizo cargo de los gastos de educación de su hermano, en la preparatoria recién fundada en Guadalajara por los jesuitas.
Matrimonio
El 29 de abril de 1908 contrajo matrimonio en esta ciudad con la señorita Manuela Zuloaga. De esta unión, nacieron Raymundo, Ana María, José Othón, María del Carmen, Jorge y Emma.
Proactivo
Don Jesús se dedicó a los negocios. Fue gerente de la fábrica de calzado “Gobelina”, y en su carrera como empresario participó como accionista en empresas editoriales, inmobiliarias, de la construcción y del ramo de empaques. De ideología liberal, también incursionó en la política, antes de que surgiera su vocación periodística.
Dentro del servicio público, como regidor del Ayuntamiento de Guadalajara por los años 1917 y 1918, presentó iniciativas contra el alcoholismo, un serio problema en la ciudad.
A contra corriente
Otra intervención gubernamental la sufrió este diario en 1937-38, cuando el gobierno de Everardo Topete Arcega le promovió una huelga de voceadores en venganza porque el periódico había criticado un empréstito ruinoso para el Estado. Como consecuencia de dicha huelga, el diario fue nuevamente cerrado cuando se imprimía en Kunhard y Corona. Dejó de publicarse durante un año, del 2 de diciembre de 1937 al 4 de diciembre de 1938.
 Promovida por Topete, la huelga fue emplazada y ejecutada por tres sindicatos de voceadores externos al diario “en venganza de las indiscreciones de EL INFORMADOR, al hacer pública la división de los diputados ante un préstamo de ocho millones de pesos que iba a solicitar el Gobierno estatal y por el cual iba a pagar un millón de pesos de comisión al intermediario”, según declaraciones que en su momento hizo Constancio Hernández Alvirde, entonces diputado.
El conflicto se resolvió y don Jesús pudo recomenzar, gracias al apoyo de sus empleados y de la Asociación de Editores de los Estados (AEE), que agrupaba a varios de los periódicos más antiguos y prestigiados del país.
Revisaba línea por línea
Quienes lo conocieron recuerdan que don Jesús abandonaba su oficina hacia las 19 horas y regresaba a las diez de la noche para informarse sobre las novedades de Redacción y dar el visto bueno al encabezado principal tentativo, así como al editorial del día siguiente, que sistemáticamente revisaba línea por línea.
Su nieto, Jaime, recuerda que su abuelo era un hombre serio, gran periodista, formal en sus horarios de trabajo y de descanso, muy metódico y pendiente siempre de las noticias del día. Don Jesús escribía editoriales, obviamente sin firma, pero que a la fecha son identificables porque siempre los encabezaba con frases en latín.
Nunca faltaron dificultades, pero el periódico salió adelante dejando en el camino a todos sus competidores. En los primeros años dejó atrás, entre otros, a Restauración, El Sol, Las Noticias y La Tarde. A principios de los años 40 apareció El Occidental, que durante muchos años le siguió los pasos. Más tarde surgieron nuevos periódicos como El Diario de Guadalajara, El Jalisciense y Siglo 21, que luego desaparecieron.
5 de octubre de 1917
El 5 de octubre de 1917 fundó EL INFORMADOR, que gracias a un ejercicio responsable del periodismo, basado en la ética, defensor del liberalismo y propagador del pensamiento de la región, pronto se convirtió en el diario favorito de la sociedad jalisciense.
Entre sus socios en la empresa editora del nuevo diario estuvieron Ramón Castañeda, Eugenio Pinzón (gerente de la Compañía Hidroeléctrica de Chapala) y varios comerciantes e industriales de la Colonia Francesa, como Ernesto Javelly, Mariano Favier y Enrique Teissier.
Al terminar la Primera Guerra Mundial, durante los años 1918 y 1919, el señor Álvarez del Castillo les compró las acciones a sus socios y desde entonces se mantuvo como dueño único del periódico, hasta su muerte ocurrida en 1966.
Incautan los talleres de EL INFORMADOR
En 1923, en que fue derrotado el movimiento Delahuertista, encabezado en Jalisco por el general Enrique Estrada, el gobernador José Guadalupe Zuno incautó los talleres de EL INFORMADOR, en la calle de Kunhardt cruzamiento con Degollado, y en su lugar el gobernador imprimió “El Radical”, que duró poco tiempo, porque habiéndose hecho justicia en México, don Jesús pudo reanudar la publicación de su periódico, luego de 40 días de interrupción.
Sin embargo, el propio Zuno sostuvo posteriormente que la clausura fue ordenada por el general Joaquín Amaro, secretario de Guerra del Presidente Álvaro Obregón, “cuando quedó derrotada la facción rebelde estradista a la que dicho diario favoreció”. 

Reconocimientos
Como reconocimiento a su limpia y fecunda trayectoria periodística, en 1952 la Universidad de Columbia, EUA, le otorgó a don Jesús el premio “Moors Cabot”. Además, recibió las Palmas Académicas de la República Francesa, y en 1964 el Gobierno de Jalisco le otorgó la condecoración López Cotilla.

Visión periodística
Don Jesús supo combinar su extraordinaria visión periodística a una voluntad de hierro, que no flaqueó en los momentos de prueba. El mismo periódico nació y creció durante muchos años en un ambiente de opresión y de asfixia, pero su fundador supo conducirlo y arraigarlo con habilidad manifiesta hasta el mismo día de su muerte, el 25 de mayo de 1966.

Este artículo forma parte de la edición conmemorativa de los 100 Años de EL INFORMADOR. El resto de los contenidos especiales están disponibles en ESTE ESPACIO y también puedes consultar la versión hojeable digital PULSA AQUÍ.