Sábado, 18 de Mayo 2024
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Viajeros en la historia

La Salle y el complot en el río Mississippi

Por: EL INFORMADOR

La historia que hoy narraremos tiene que ver con la navegación de lagos y ríos en el norte del continente americano, cuando aún se exploraban lugares desconocidos para establecer comunidades europeas en que aquellas lejanas tierras norteñas. Es la época de la prolongada colonización de América, del establecimiento de “fuertes” y el comercio de pieles, y a su vez, de la férrea defensa que los nativos americanos hicieron de sus milenarias tierras y sus tradiciones, lo que provocó enfrentamientos fuertes entre invasores e invadidos, y en ocasiones, entre los miembros de un mismo grupo.

Robert Cavelier nació en Rouen, Francia, en noviembre de 1643; fue hijo de Jean Cavelier y de Catherine Geest, quienes le impulsaron para ingresar a la orden religiosa de la Compañía de Jesús en París, aunque después de nueve años de estar en ella, renunció (1667) para dedicarse a explorar el mundo. Fue así como llegó a Canadá ese mismo año y le fue otorgada una tierra en la actual ciudad de Lachine, cerca de Montreal. Después obtuvo otra propiedad en Kingstone, Ontario, donde estableció el fuerte Frontenac, en la parte noroeste del lago Ontario, al mismo tiempo que obtuvo un título nobiliario que le dio el nombre de “Robert Cavelier, sieur de La Salle”, nombre con el que se haría famoso. Poco a poco fue ganando prestigio y reconocimiento, y adentrándose a ese maravilloso mundo de los llamados “Grandes lagos”, región conocida entonces como “Nueva Francia” que abarcó gran parte del centro-Este de Estados Unidos y  Canadá.

Realizó varios viajes de Canadá a Francia, siempre buscando financiamiento y autorización para explorar nuevos lugares. Precisamente algunos de sus biógrafos dicen que su carrera de “explorador” inició verdaderamente en 1679, cuando luego de organizar un viaje se dio a la tarea de construir su propia embarcación con puente: Le Griffon, con el que partió de Niágara (cataratas) y navegó los lagos Erie y Hurón hasta Michilimackimac. En este punto decidió enviar de regreso el Griffon a Niágara y continuar en canoas con catorce hombres para recorrer la costa Este del lago Michigan, hasta la desembocadura del río San José en el sur, donde estableció un fuerte.

Uno de sus propósitos era llegar al caudaloso río Mississippi, pues había tenido noticias de su descubrimiento por parte de Jacques Marquette y Louis Jolliet, en 1673; deseaba encontrar su desembocadura que, según creían, era en la Mar del Sur (océano Pacífico), para así tener una ruta más corta hacia China, la India y Japón, donde se realizaba un importante comercio.

Remontó el río San José hasta el Kankakee para bajar por éste hasta el lago Peoria, que es un ensanchamiento del río Illinois. A la orilla de este lago construyó el fuerte Crévecoeur (1680), cerca de la actual ciudad de Peoria. Este punto lo tomó como base para explorar la región y realizar algunos viajes hasta Montreal. A finales de ese año, continuó por el Illinois hasta ver su desembocadura en el Mississippi: era la primera vez que lo veía y quedó asombrado por la imponencia de sus aguas. En toda esta región entró en contacto con diferentes grupos indígenas como los peorias, sioux, illinois y otros. En uno de esos viajes a Montreal consiguió apoyo, gente y naves para iniciar la exploración del gran Mississippi hasta llegar al mar. Se hizo de víveres para varios meses, armas y demás equipo para la gran travesía.

Una vez navegando el gran río, Pierre Prud’homme, miembro de la tripulación, en uno de los altos realizados cerca de la actual Memphis, Tennessee, había desaparecido en el bosque e invirtieron más de una semana en su búsqueda. Fuera de ese incidente, el trayecto fue tranquilo y fluido. Llegaron a uno de los pueblos del grupo nativo quapaw, que era el punto más al sur donde había llegado la expedición de Jolliet años atrás; fueron bien recibido, se hicieron intercambios económicos y arreglos de paz, a la vez que el franciscano, Zenobious Membré (Joutel), predicó a los nativos y “sembró una cruz en el lugar”.    Aún faltaban varios kilómetros para llegar a la desembocadura, pero por lo pronto, justo en este lugar sucedieron cosas interesantes que comentaremos en la siguiente entrega.

Cristóbal Durán
ollin5@hotmail.com

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