Domingo, 19 de Mayo 2024
Suplementos | La cinta se estrenó el pasado 28 de noviembre

Trino y Jis contra la realidad

Una bailarina exótica, El Santos, un Peyote asesino, Zombis de Sahuayo y las Poquianchis del Espacio, son las las creaciones de los moneros que toman las pantallas de cine

Por: EL INFORMADOR

Trino y Jis poseen una ingente cantidad de esta sustancia para hacer reír a las personas sin saber por qué se están riendo.  /

Trino y Jis poseen una ingente cantidad de esta sustancia para hacer reír a las personas sin saber por qué se están riendo. /

GUADALAJARA, JALISCO (02/DIC/2012).- Humor. Trino y Jis poseen una ingente cantidad de esta sustancia para hacer reír a las personas sin saber por qué se están riendo. Si a un advenedizo le contaran que dos moneros tapatíos crearon personajes tan descabellados como un luchador asustadizo y adicto a la mariguana llamado El Santos, una bailarina exótica de nombre La Tetona Mendoza, un Peyote asesino, los Zombis de Sahuayo, las Poquianchis del Espacio..., todos revueltos en una historia, al escuchar tales nombres el interlocutor se empacharía de tedio, pues a la historia le faltaría el veneno y el azúcar de estos dos moneros, su humor desternillante. Ese humor que reconocieron y paladearon los asistentes al estreno de la película El Santos vs. La Tetona Mendoza el pasado miércoles 28 de noviembre y que durante la función, ya sea por los bretes en los que se mete El Santos o el “tu-tu-tu-tu-ti-tu” de Jis, agradecieron con ríos de carcajadas.

Los de acá

El periodista tapatío Diego Petersen afirma que José Trinidad Camacho, mejor conocido como Trino, y José Ignacio Solórzano, alías Jis, son dos personajes que representan las contradicciones tapatías en todo su esplendor. El primero, proveniente de una familia de origen alteño, de humor blanco y simple, educado en escuelas católicas; el segundo, hijo de un científico, criado en una familia liberal y que estudió en escuelas laicas. “Pero a la hora que los juntas, eso es lo que hace que sean explosivos y divertidos”, dice Petersen.

Recuerda que los moneros generaron una fusión en el contexto de la sociedad tapatía de los años ochenta, sociedad envuelta en una crisis de identidad intensa que expulsaba a sus mejores talentos pero, paradójicamente, atraía nuevos. Reconoce que Trino y Jis se desarrollaron en una generación de donde surgieron —aunque menor en edad que ellos— Guillermo del Toro, El Personal, José Fors... Todos versátiles y creativos, con la libertad que la constreñida Guadalajara anterior no tenía.

“El gran aporte de ellos es el humor por el humor mismo, desmitifican esto de que el cartón debe ser político. El suyo no es un cartón militante, no es un cartón que le interese hacer nada más que hacer reír. Ese es el gran aporte de ellos: colocar al humor en el centro del mono y no en la política”.

Sostiene que previo a darse a conocer nacionalmente, el círculo original de los dos moneros era junto a Manuel Falcón, quien lideraba el grupo, pues refiere que fue el primero que empezó a mover la escena de los monos en Guadalajara en la que existían caricaturistas que publicaban en los periódicos y cartonistas políticos, pero no moneros. Acentúa que fue Carlos Monsiváis quien los dio a conocer en el país cuando los publicó en el suplemento La Cultura en México, de la revista Siempre!, además de invitarlos, junto con Carlos Payán, a los suplementos de humor de La Jornada.

El columnista recuerda cuando en la FIL de 1988 el estand del semanario Paréntesis, del que formaba parte y donde conoció a Jis, era “un montón de periódicos que decía ‘Tome uno’”, un trabajador del periódico El Financiero se enganchó y tomó el ejemplar, vio a Trino y después lo invitó a colaborar. Años después, con el nacimiento de Reforma en 1993, el proyecto editorial se llevó a su redacción a lo mejor de La Jornada y El Financiero. Entre ese rosario de colaboradores estaba el nombre de Trino.

Juan José Doñán los conoció a fines de los años ochenta cuando Trino y Jis hacían una revista llamada Galimatías, revista que después se volvió de colección o de culto. Pero fue hasta que estuvo al frente de un suplemento en Guadalajara que los invitó junto a Manuel Falcón y otros personajes a hacer una página de humor.

Doñán dice que Trino y Jis pertenecen a una generación excepcional de humoristas donde cada uno tiene su propio estilo y personalidad, ajenos a la necesidad de copiarse unos a otros para descollar. Como los tenistas solitarios y de parejas, considera que el trabajo de estos moneros es distinto pero logran conjuntarse con buenos resultados.

“Crearon una serie de personajes, algunos inventados y otros de la vida gráfica real, existente, como es el caso de El Santo, al que ellos le pusieron el nombre de El Santos y a partir del cual lo resignificaron, le encontraron otras cosas, lo convirtieron en un personaje medio guarro, a ratos medio de ‘loser’”.

Apunta que quizás Trino y Jis debieron haber leído la historieta Santo, editada por José G. Cruz, en la que se narraban las aventuras de un héroe de la lucha libre que en la vida real era Rodolfo Guzmán, que al ser tan famoso en los años cincuenta se volvió historieta, asaltó las pantallas de los cines. El Santos de Trino y Jis le parece un antípoda del personaje creado por José G. Cruz.

Agrega que la clase media ilustrada con inquietudes de todo tipo alentó el quehacer del estilo de Trino y Jis. Su sentido del humor conectó con el de la clase media poblana, capitalina, guanajuatense y a eso atribuye su popularidad, además de que pudieron mostrar su trabajo en medios de comunicación de alcance nacional y desde un principio tuvieron buena aceptación.

Resalta que sus personajes aparecen en un mundo de drogas, de ñoñez y de una serie de convenciones sociales de las cuales se ríen y a la vez son presas. Los personajes trenzan una relación ambigua y simpática del mundo paralelo creado por los moneros tapatíos.

“Trino es muchísimo más inmediato, más de chispa, en términos futbolísticos diría que más de bote-pronto. Jis es de jugada más elaborada, más a balón parado. Cuando trabajan juntos se potencian las cualidades de uno y de otro y crean algo distinto aun cuando sean los mismos”.

Para Manuel Falcón es extraordinario el logro de que exista en México una película de animación de una hora y media. Es un hito histórico porque se lleva a cabo lejos del centro del país. Festeja la posibilidad de que Trino y Jis puedan volverse internacionales desde la provincia.

Oriundo de Nuevo Laredo, luego de detenerse en la alfombra roja dispuesta en la entrada del Teatro Diana previo al estreno de El Santos vs. La Tetona Mendoza, el también monero recuerda que acompañó a los tapatíos en las primeras tiras, pero después el trabajo de ellos dos tomó fuerza en el Distrito Federal. Luego de ver la película, Falcón sugirió a los moneros realizar episodios, pues cada uno de los personajes se presta para realizar este esfuerzo.

Los de allá

El escritor Juan Villoro destaca la capacidad de dibujo “sumamente divertida” de Trino y Jis. Variada dentro de una simpleza de trazo muy grande. “Una manera extraordinaria de que lo más guarro de nuestra cultura conviva con reflexiones casi metafísicas”. Dice Villoro que los moneros han acompañado a los mexicanos por tanto tiempo, dotándolos de carcajadas con periodicidad, que todos pertenecen un poco a la familia de El Santos y La Tetona Mendoza.

“Han llevado la pachequez a una forma del arte. Creo que el tipo de humor que han desarrollado Jis y Trino tiene la característica de que te hace reír en muchas ocasiones sin que sepas por qué te estás riendo. Es una inyección directo al inconsciente. Te tocan esas fibras que están dentro de ti y que es justamente lo que producen los estimulantes. Muchas veces cuando dos amigos comparten una droga, están atacados de la risa y no saben por qué. Bueno, pues es lo mismo que producen estas caricaturas, estos cartones, estas historias que realmente tocan esas fibras del inconsciente”.

A Rafael Barajas, alias “El Fisgón”, le encanta el trabajo de Trino y Jis por la rebeldía impregnada en sus monos. Mientras penetra la hormigueante multitud de alumnos que llegaron a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) y luego de firmar cientos de ejemplares de su libro La democracia me da peña el caricaturista dice que el trabajo de los moneros tapatíos “es fresco y rebelde en los ambientes derechizados de Jalisco y del Bajío. Tener en estas regiones a unos señores que no solamente no acatan la moral cristiana, sino que te hablan de La Tetona Mendoza y de los prostíbulos... me parece un muy sano acto de provocación”.

Considera a Trino un humorista clásico, muy completo mientras que Jis le parece un hombre que maneja con destreza el humor por el absurdo. En su opinión, ambos se complementan muy bien porque “se potencian padrísimo. Cuando empieza uno termina el otro”.

El historiador y novelista Paco Ignacio Taibo II suelta una risotada cuando dice que él y sus hermanos son personajes de las historias de Trino y Jis. Los tres marranos Gutiérrez son los tres hermanos Taibo, dice. Luego de tomar aire afirma que, sin duda, Trino y Jis, incapaces de entrar en una cristalería y dejar un vidrio sano, son unos “reventadores de la realidad” y ese gesto debe agradecerse con creces.

“La Tetona y compañía han aportado el nivel más alto de irreverencia y de irresponsabilidad que podías desear y eso fue muy sano. En este país hay una tentación a hacerse demasiado serio y a que te den medallas y te hagan homenajes, lo cual mi hermano definiría como actos de interlactancia”.


PARA SABER

Del papel al cine


Desde hace más de dos décadas Trino y Jis soñaban con que sus monos dieran el salto del papel, en blanco y negro en ese entonces, al celuloide. Desde el pasado viernes El Santos vs. La Tetona Mendoza está en cartelera. Es una película divertida que está rompiendo todos los esquemas de la animación en México, ya que es la primera película de animación para adolescentes y adultos con un elenco “de ensueño”, dijo Trino antes del estreno de la cinta.

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