Jueves, 05 de Diciembre 2024
Suplementos | Erika Marcela Zepeda Montañez

Tinta digital

Segunda parte

Por: EL INFORMADOR

En la primera parte de este artículo hablamos sobre algunos los artefactos modernos (celular, iPod, etc.) que pudieran integrarse a las aulas de clase como otras herramientas de estudio (y que generalmente son un dolor de cabeza para los maestros). Pero la verdadera “digitalización educativa” no inicia con los móviles, todo surge de un aparato que muchos tenemos en casa y por el que tal vez ahora mismo leen estas líneas: la computadora.
 
En algunos países ya iniciaron con este proceso. Es el caso de España, que en el mes de abril la Conselleria de Educación de la Generalitat anunció el arranque de un nuevo programa en que decenas de escuelas secundarias transmitirán hasta un 60% del contenido curricular a más de diez mil alumnos de manera digitalizada. Las autoridades tendrán que modificar muchas cosas: desde la adaptación de aulas y el resto de sus instalaciones para el gran número de dispositivos o rentar computadoras a los alumnos por una mensualidad no mayor a diez euros.

Otros países, en cambio, van un poco más despacio en esta revolución. En Finlandia el sistema educativo ya integró a sus aulas herramientas virtuales (tales como libros en línea para los alumnos). Pero sólo han adaptado un 10% de la oferta académica a este formato; ya que diversos estudios revelaron que el nivel de concentración en pantalla no es la misma que sobre una blanca hoja de papel.

Un ejemplo cercano. Diversas universidades locales, además de ofrecer cursos en línea (diplomados, maestrías, etc.) agrupan a sus alumnos en páginas y cuentas de correo electrónico.

Como vemos, la “digitalización educativa” es posible; pero sea cual sea el medio por el que nos unamos a esta revolución (iPhone, PDA, etc. ) hay mucho que el texto virtual debe cambiar para competir con la sensación de tener un libro entre las manos. Ya que si sólo es una copia del original en papel, sólo ofrece al lector incomidad y cansancio visual. Lo ideal es más interacción entre los profesores y los alumnos, compartir anotaciones entre los estudiantes, lectura subrayada o notas y comentarios en ventanas emergentes.

Probablemente falte mucho para que los celulares sigan con la tarea que las computadoras ya iniciaron (y dejen su papel de mero artículo de posición social para integrase a las filas de la divulgación cultural y científica); aunque es indudable que los primeros pasos ya se dieron, sólo es cuestión de esperar

Tapatío

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