Rollos o resultados

Nunca han faltado los predicadores en la historia de la humanidad. Me refiero a las personas que se levantan de tiempo en tiempo con “un mensaje” que proponen a la gente, ya sea hablado, cantado, o escrito. La intención de estos predicadores  es mostrar que su mensaje es la respuesta a las necesidades de la gente. Creo que sólo Dios puede saber si el corazón de cada predicador desea enseñar la verdad, o está encubriendo otras motivaciones; los hombres podemos equivocarnos y juzgar erróneamente a otros. Con todo, hay una manera adicional, por la que podemos entender si estamos ante un predicador de la verdad o del error: sus resultados.

En los tiempos de Jesús, no escaseaban los maestros para la gente, aquellos que enseñaban la manera de conducirse para ganar el favor de Dios. Eran respetados y admirados por los demás. Algunos maestros enseñaban con gran elocuencia y profundo conocimiento; aún así el Señor los descalificó diciendo “hagan como ellos dicen, pero no hagan como ellos hacen”, es decir, que estos maestros no vivían lo que predicaban. Los discípulos de Jesús, por el contrario, no tenían gran elocuencia, ni profundo conocimiento, pero fueron enviados bajo la autoridad de Jesús… ¿Qué sucedió? Que los “rollos” se cambiaron por “resultados”.

Nos relata el evangelio que alrededor de este grupo enviado por Jesús, se dieron una gran cantidad de eventos extraordinarios: todas sus necesidades materiales fueron resueltas, muchos aceptaron el mensaje de salvación, muchos demonios fueron expulsados y muchos enfermos fueron sanados. Los discípulos no predicaban “rollos”, sino que produjeron resultados.

Creo que esta es una manera muy acertada de evaluar las credenciales de un predicador: ¿Sus enseñanzas son claras?, ¿son atractivas?, ¿producen resultados?, ¿hay dinero de por medio?, ¿hay señales sobrenaturales que validen su autoridad? ¿Qué le parece?

Angel Flores Rivero
iglefamiliar@hotmail.com