Radiografía

¿Queremos? ¿Es en realidad una tradición bien acogida por los tapatíos o simplemente depende de ciertos segmentos de la ciudadanía los que festejan el Día de las Brujas? He aquí la duda que da origen a esta pieza.

El Halloween es una tradición ancestral que se ha ido modificando hasta convertirse en la fiesta de consumo que es en la actualidad. Ciertamente con anterioridad, más que ser una fiesta era una de las principales ceremonias de los celtas –una de las primeras civilizaciones registradas en la historia-.
Desde el origen del hombre se le ha rendido culto a los muertos, se concibe la muerte como parte de la existencia, pues es un paso obligado –que según las diferentes creencias- eleva al cielo a los hombres que han actuado con honor, o les ayuda a trascender en espíritu hasta completar sus ciclos de vida.
En el tiempo de la cultura celta, se celebraba el Samhain, la segunda más importante del año tras el Beltane -celebrado el primero de mayo y que marca el inicio del verano-.

El Samhain era (es) una ceremonia ritual en donde las leyes mundanas del tiempo y el espacio se encuentran temporalmente suspendidas, de tal forma que la barrera del tiempo y el espacio desaparece. Es este el momento mágico en que ellos podían establecer contacto con los espíritus de sus antecesores.
La fecha exacta del Samhain era el primero de noviembre –al igual que el día de Todos los Santos, de la religión católica-, sin embargo las fiestas celtas se celebraban en la víspera del día correspondiente, ya que ellos calculaban los días desde la puesta del sol a la salida en la tradición lunar - un sistema utilizado por los antiguos sacerdotes astrónomos, incluyendo a los mayas-. Siendo la víspera del Samhain una de las más importantes del año.
Samhain: All Hallows. All Hallow’s Eve. Hallow E’en. Halloween. La noche mágica del año, la fiesta de los muertos, de los antecesores, del año pasado y el final de un ciclo completo de la rueda celta de la vida.

En realidad la tradición celta es muy parecida a la celebración tradicional del Día de Muertos de México, los celtas montaban altares para sus muertos y en ellos depositaban comida y diferentes ofrendas para agradar a sus muertos.

Dejaban velas encendidas, en puertas y ventanas para guiar a sus muertos hacia el altar, de ahí el origen de las calabazas características del Halloween, que funcionaban a manera de candiles, dando mayor intensidad a la luz.

El Día de los Muertos en México quedó instituido por la religión católica el día 2 de noviembre, precisamente por la lucha con las costumbres paganas que regían a nuestros antepasados (mayas y aztecas principalmente), con lo que no pudo la conquista fue con los rituales, por lo que optaron por darle un toque de fe cristiana a la celebración.

Una de las comparaciones entre la tradición celta del Samhain y el Día de Muertos, también queda marcada con los elementos de los altares mexicanos. Los celtas hacían una hoguera para quemar las cosas negativas, para marcar el fin de un ciclo, después las cenizas eran esparcidas en la tierra como un símbolo de trascendencia.

En los altares típicos también está la ceniza –símbolo pagano- pero se coloca en forma de cruz. Las escobas, las brujas y los murciélagos y arañas son elementos que le dan color y diversión a los días en que los espíritus de los muertos, no es una tradición ajena a nuestras costumbres, pero sí distinta.
Mucho se ha hecho en la ciudad para evitar que la tradición del Halloween sea vista como producto de importación, han dicho que es cosa del diablo, pero en realidad es un festejo que ha sido adoptado y transformado por la anticultura del país vecino, en el que no existe el respeto por las raíces y que todo lo que puede lo convierte en evento de consumo.

Ahora lo que nos atañe directamente es la opinión de los tapatíos, y para sorpresa de todos está dividida, pero no entre el Halloween y el Día de Muertos, sino que se suma la opción de ninguna.

Vivir el Halloween puede ser una experiencia divertida que complementa la tradición del Día de Muertos, sin sustituirla. No es parte de nuestras raíces pero no se antepone a nuestros rituales, así que todo sea por nuestros muertos. Celebremos el hecho de estar vivos con respeto al siguiente paso que es la muerte. ¡Feliz Halloween!


Rodolfo Castellanos, 21 años.
“Sí me gusta y lo festejo. Voy a fiestas de disfraces y me gusta mucho, especialmente por las decoraciones del día: calabazas, murciélagos, pero sobre todo me gusta que haya muchos dulces”.

Erick Andrés Soto Peña, 4 años.
“ Sí. Me voy a disfrazar de Hombre Araña, eso es divertido”.
¿Vas a pedir Halloween?  “No, no me gusta pero voy a ir al teatro”.

René Méndez, 14 años.
“Sí festejo el Halloween, algo con los amigos pero no me voy a disfrazar”.

Andrea Lugo Torres, 6 años.
“Mi mamá me dice que el Halloween no es tan importante porque no es la tradición de México”.
¿Festejas el Día de Muertos? “Sí. El Día de Muertos me gusta mucho, poner el altar, comer pan de muerto y todo. ¡Es bien padre!”.

Lorena Casillas Bosch, 48 años.
“No, nunca he pedido Halloween, pero no es una tradición que me incomode. Lo que sí es que me parece que el Halloween es más divertido”.

Rosa Ochoa, 32 años.
“Yo no festejo el Halloween, pero a mis hijos sí les gusta mucho disfrazarse. En alguna ocasión los he llevado a pedir dulces, pero no me gusta”.
¿Festeja el Día de Muertos? “No como tal, pero sí visito el panteón y llevo flores en ese día”.

Por: jukas pearsall