Suplementos | Este es caso de un artista que no está destinado al éxito ¿Quién es Ismael Serrano? Este es caso de un artista que no está destinado al éxito, al menos no aquí, a pesar de su meritoria carrera en Europa y Latinoamérica Por: EL INFORMADOR 25 de agosto de 2013 - 01:13 hs Ismael Serrano lleva 15 años de carrera y 11 CD’s grabados. ESPECIAL / GUADALAJARA, JALISCO (25/AGO/2013).- Ismael Serrano lleva 15 años de carrera y 11 CD’s grabados. Ha incursionado en el cine como actor, además de haber trabajo con referentes de la trova como Joan Manuel Serrat, Silvio Rodríguez, Pedro Guerra y Luis Eduardo Aute, aún así, el historial de este cantautor español es ignorado por no osar de lo que llaman música comercial. Madrileño, desertor de la carrera de Física para dedicarse a la música y poseedor de un sentido del humor inteligente y hasta filosófico, Serrano se dedica a hablar en la misma proporción en la que canta y, de manera respetuosa, recibe críticas, quejas y hasta burlas de los que por Twitter le dicen que su música los duerme. La primera vez que escuché a Ismael Serrano yo tenía 16 años y fue en la oficina de Claudio, el prefecto de mi colegio. Regañada por mal comportamiento en clase, me mandaban a este lugar durante un rato como castigo. Claudio ponía música de Ismael Serrano y preparaba té de manzanilla mientras pasaba un tiempo y simulaba que me llamaba la atención. Hace 13 años, cuando estaba de moda comprar CD’s grabados, que vinieran con una copia a color de la portada y su respectiva cajita, Claudio se ganaba unos pesos extras vendiendo música. Así, mi hermana y yo, compramos los tres primeros discos del cantautor español, que nos cambió el modo de ver la trova y las cantinas, ver que el amor era distante e infiel y que los amigos traicionaban. Una edad perfecta para comenzar a saber sobre la crueldad de las personas, los sueños que la gente abandona y el porqué de las movilizaciones sociales. Sus composiciones de trova, que se mezclan con notas de bossa nova, blues, jazz y tango, lo han hecho acreedor de una nominación a los Premios Goya por Km 0 como Mejor canción original de la película, que lleva el mismo nombre, y su última producción Todo empieza y todo acaba en ti alcanzó el disco de oro en España en dos meses. Día 1 En Guadalajara, una empresa de telefonía organizó, junto con Universal, empresa discográfica que trajo al cantautor, una sesión privada para la “prensa”, a la cual sólo asistieron unos cuatro medios, entre los que conformábamos unas 10 personas. La representante de Serrano llegó atolondrada al lugar. Tarde. Con una cangurera clavada en diagonal en su perdida cintura, unas mallas negras que no le llegaban a los tobillos, tenis deportivos, un chongo en la cabeza y unos lentes de sol incrustados en su pelo sin lavar. Se acercó agitada a mí y me dijo que ya podían comenzar las preguntas. La señora quería salirse rápido del trámite, ni siquiera se sentó a escuchar. Ella, aún sabiendo que en la ciudad muy poca gente lo conoce —e incluso presenciando el hecho de que muy poca prensa sabe de él— no quiso otorgar entrevistas a ningún medio. A cambio, sentó al español en dos mesas unidas por un mantel manchado y sin presentación ni preámbulo, ni micrófono a la mano, expuso a su presa al silencio total. Él no dijo ni hola. Se puso cómodo, expectante, observándonos con tranquilidad e imponiendo presión con la mirada. Lancé la primera pregunta, no quise quemar más de mi repertorio, y el resto de las intervenciones fueron intentos por que la conferencia no fuera un fracaso. Para cuando le alcanzaron la taza de café las preguntas se habían agotado y el cantautor sorbió rápido el líquido dejando su bebida a la mitad. Los periodistas presentes parecían no conocer la trayectoria del cantante ni el historial. Su compromiso con las causas sociales, desde la guerrilla zapatista, las Madres de Plaza de Mayo en Argentina, la revolución cubana y la guerra en Medio Oriente hasta la actual crisis española y los atentados en Madrid de marzo de 2004, todo quedó a un lado de las preguntas que trataban asuntos tan genéricos como qué es lo que más le gusta de ser cantante y lo que menos. En una sala llena de periodistas bostezando, cubierta por la voz grave del cantante en el mini acústico que ofreció a los presentes, Serrano llegó a la tercera pieza por tocar con su guitarra y cambió la estrategia: “Les voy a cantar la canción con la que me hice conocido, allá por 1998: Papá cuéntame otra vez”. Nadie se inmutó. De los kit de prensa que la empresa de telefonía había preparado para los periodistas, sobró casi la mitad. En las cuatro hojas que alguna persona copió y pegó de internet la biografía de Serrano, estaba mal escrito el nombre de su segundo disco — La armonía de los peces en vez de La memoria de los peces— . Al finalizar el evento me paré, me presenté ante Serrano y le di la mano y un beso con total calma, aunque me temblaban las rodillas. Estaba bañado en un perfume impecable, varonil. La pseudo deportista que lo representaba no me dejó decir más. Él no sabía nada de la entrevista que yo había solicitado hacía dos semanas, entrevista que ya me habían confirmado y, aún insistiendo en que me bastarían 15 minutos, su única respuesta a todos mis argumentos fue “no”. No me resignaba a creer que me habían fallado y tampoco me conformaba con la respuesta a una pregunta robada. Cuando el cantante salió a firmar discos, le entregué el mío y el que me habían regalado en la entrada. Mientras lo hacía le comenté, distrayendo su atención y aletargando la firma, que sabía que se podía hacer algo, que yo podría acercarme a donde él me dijera, le dejé mi tarjeta en la bolsa de su camisa y riendo me dijo “no puedo”. Le pedí a una de las presentes que me tomara un foto con él. Mientras la chica le ponía flash a la cámara le insistí en que realmente quería una entrevista. Me repitió que no podía, y con ese aire de quien está por dar una explicación más extensa de justificación, la camarógrafa dijo que sonriéramos para la cámara. Él sonrió y ya no dijo nada. Esa frase quedó inconclusa junto con su mano temblorosa en mi cintura. Me despedí. Al finalizar la rueda de prensa una de las organizadoras se me acercó, ante el aviso previo de que soy seguidora de Serrano, y me dijo que la buscara al final, le habían sobrado cortesías para ir al teatro al día siguiente. Me fui con ocho entradas en mi bolsa sin saber a quién invitar. Entradas que, al publicar en Twitter, Facebook y preguntar a mis amigos por Whatsapp si alguien quería ir o si conocían al cantante, quedaron vacantes bajo la pregunta unánime de ¿quién es Ismael Serrano? Día 2 Fui a ver Serrano al teatro una decena de veces, incluida la primera vez que visitó Guadalajara en 2008, en el teatro Jaime Torres Bodet, en donde se presentaron unas 150 personas. En Guadalajara el cantautor español parece no ser esperado. Sin revuelo ni gritos en la puerta del teatro, ni una persona haciendo fila y la taquilla vacía, entré a la función. En la puerta dos mesas repletas de playeras y discos del cantautor apiladas perfectamente. Nada se había vendido. En Buenos Aires he visto seguridad en la puerta de los teatros, colas de más de una cuadra para entrar y revendedores de entradas cada 10 metros a un costo difícil de pagar. Aquí, la gente se dormía durante la función, salía y entraba de la sala como en una cantina, con cerveza y nachos, nadie sabía sus canciones y se percibía inquietud en los presentes por una música contemplativa y de fondo. Tanto que, entre canción y canción, Serrano le preguntó a una persona que se levantó de su lugar “¿a dónde vas?”, provocando sonrisas. Extrañado por la dinámica que la trova en México ha instaurado en conciertos como los de Fernando Delgadillo, en donde la gente grita desde su lugar qué canción quiere oír del cantautor, Serrano hace oídos sordos y prosigue con su lista de canciones programadas. Esta vez no ha traído su escenografía con barcos de utilería, jaulas, sillones de piel o relojes antiguos para crear el ambiente de su repertorio, tampoco ha traído a sus músicos de siempre. En esta ocasión se limitó a estar acompañado de su pianista, Jacob Sureda. Seguramente no esperaba más de una ciudad que lo solicita cada cinco años. Sé que Serrano tendrá más ciudades en donde no dejará de escuchar gritos y gente parada en las butacas del teatro, cantando y sintiendo con él, riéndose de sus chistes, saliéndose de la vaina. Cuando en medio de una canción hizo una pausa para que el público coreara la letra, aunque pocos y tímidos seguimos con la melodía el estímulo, oigo a mis espaldas que una mujer exclama sorprendida: “¡y se la saben!”. Luego de la función nos pasaron a camerinos a los que quisiéramos conocer al artista. Me regalaron un tercer CD. Vi nuevamente al hombre de espalda ancha y entradas en su frente. Con playera de adolescente y camisa abierta por encima de ésta, recibió a los 30 fans que estábamos allí y me fui sin amontonamientos ni empujones. El camino estaba descubierto. Al salir del teatro por la calle lateral sólo quedaban personas del staff cargando equipos de sonido en una camioneta. Dos jóvenes revolvían la basura de la tienda de la esquina del teatro y no hubo más que silencio en una calle que, a esas horas, se volvía peligrosa. Temas Tapatío Cantantes Lee También Alejandra Guzmán se somete a cirugía de emergencia; ¿cuál es su estado de salud? Napoleón une su voz con La Sonora Dinamita en una colaboración inédita Mariangela presenta 'La 17', su nuevo tema inspirado en una calle de McAllen, Texax Benny Ibarra “nace una vez más” en Guadalajara Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones