Página abierta

Ola.
Namás escribo pa decirte que me gustas y que eres bien lindo aunque seas torpe. Nélida es bien mensa porqe no te quiere, pero yo si. Aber cuándo me pides que sea tu nobia.
Mariela.
P.D. Se romántico y regalame chocolates.


Así dice la carta que apareció ayer en mi mochila. Sí, justo así, con esas faltotas de ortografía. Mariela es de las que se sienten muy bonitas, junto a Nélida y Aída. A ella le encanta traer todo rosa y eso se nota hasta en la carta, porque está llena de corazones de ese color. No es una niña fea. Bueno. Sí es medio bonita, pero es algo burra, ya que siempre saca bajas calificaciones porque se la pasa hablando de telenovelas, arreglándose y además le encanta andar de metiche y es una mentirosa.

Hoy, Mariela me observa todo el tiempo. Eso me molesta. Ella se sienta adelante, pero voltea y sonríe y eso me da mucha vergüenza. Siento… raro. Ricardo se da cuenta, me tira un codazo durante la clase de Español y me dice al oído que le gusto. Me da coraje. Mariela le dice a Nélida no sé qué cosas y les da risa. Me enojo. La odio. Odio a las dos.

Es el recreo. Hacemos los equipos de fut y aunque siempre fallo, esta vez me siento más torpe que nunca. Mariela se pone a saltar la cuerda con sus amigas y cuando noto que me observa, me tropiezo, tiro desviado, hago mal los pases y mis compañeros me gritan o me dan un sope en la cabeza. Me queda claro que Mariela me trae mala suerte.

Eliminan a mi equipo y sigue la reta. Hago un plan con Ricardo. Puede funcionar. Veo que Mariela, Nélida y Aída van hacia el baño de las niñas. Le hablo a Mariela y le digo que quiero hablar con ella, que salga de allí después que sus amigas. Sonríe. Le brillan los ojos. Mientras entra, me ve y me lanza un beso. Ricardo se burla y siento mucha furia. Le digo que me ayude a vengarme. Salen las amigas, Mariela se queda adentro, Ricardo y yo esperamos que las niñas se alejen un poco y cuando ella está a punto de salir, cerramos la puerta y la atoramos por fuera. Suena el timbre y todos corremos al salón de clases. La maestra comienza la clase de Historia y Mariela no llega. Esta vez, no me siento tranquilo. Me preocupo, pero al mismo tiempo pienso que se lo merece. Una hora después, Mariela entra al salón con la cara hinchada de tanto llorar y me lanza miradas de odio. La directora la acompaña y enojada nos llama a Ricardo y a mí. Tiemblo de miedo. Creo que jamás me sentí tan mal como hoy.