Jueves, 02 de Mayo 2024
Suplementos | ''El crimen del cácaro Gumaro'', cinta de Emilio Portes

Ocurrencias al por mayor

La cinta de Emilio Portes ofrece una historia donde la columna vertebral es el humor

Por: EL INFORMADOR

BRILLANTE. Andrés Bustamante ha cosechado elogios por su trabajo en la comedia.  /

BRILLANTE. Andrés Bustamante ha cosechado elogios por su trabajo en la comedia. /

GUADALAJARA, JALISCO (16/MAR/2014).- Desde su primera película de largometraje, ''Conozca la cabeza de Juan Pérez'' (2008), Emilio Portes demostró ser un director provisto de talento para confeccionar farsas con sentido popular. Cualidad que refrendó en ''Pastorela'' (2011) donde lo jocoso contenía además unas modestas pinceladas de crítica social. ''El crimen del cácaro Gumaro'', como su propio título lo manifiesta, es parodia del cine nacional y, en grado mínimo, de la política, que con gran agilidad narrativa se descarría en un laberinto de alusiones, querencias y chistes de muy diversa calidad.

La producción presume como principal recurso cómico la presencia de Andrés Bustamante, astuto humorista que debe su proyección a la televisión y los campeonatos deportivos de nivel internacional. Sin embargo, el centro de la trama es la rivalidad de dos hermanos, interpretados por Alejandro Calva y Carlos Corona. Sus personajes se enfrentan primero por una herencia, y luego simplemente porque sí, pues no se distingue que el pretexto argumental tenga desarrollo dramático, ni psicológico. Es obvio que los creadores de la cinta conceden poca importancia a esa particularidad del asunto y, más bien, se interesan en delinear seres de caricatura; lo confirma la esporádica participación de un narrador cuyo tono de voz recuerda al de algunos dibujos animados, y los continuos estallidos de violencia inofensiva.

El personaje que hace Bustamante funciona como apoyo de la trama, constituye un tercero en discordia: Aquél que quiere sacar provecho de la disputa familiar. En él también se nota el deseo de satirizar un grupo social específico. Reproduce el estereotipo del político tercermundista;  verboso, embustero, proclive a la transa, a la demagogia y al ejercicio egoísta del poder.  Esa imagen debe inspiración, en los tics, en las actitudes, el modo de hablar, la apariencia, tanto a los distintos personajes que identifican al comediante, como a las historietas de Rius. 

De forma obsesiva, la trama compone un catálogo de referencias continuas a la cinematografía. Hay observaciones sobre el cine como entretenimiento, como arte, como negocio, como farándula. Se divierte con el asunto de la piratería, con el volumen del sonido, con la crítica a la que presenta como monstruo destructor, con las salas de cine, con las palomitas y los refrescos, con los festivales a los que ridiculiza con mucha gracia, con la nostalgia que despiertan las películas viejas, y con los títulos de las cintas.   

La inserción de presencias cómicas responde al entusiasmo de los creadores, y a la vez señala una filiación a determinado linaje humorístico. El que se configura por las figuras impuestas en el gusto popular gracias a Televisa como Los Polivoces y Chabelo, pasando por los prestigios del nivel más bajo al que pudo llegar la producción fílmica nacional (“El caballo” Rojas, Alfonso Zayas), hasta llegar a fenómenos muy discutibles  del humorismo contemporáneo: Brozo el payaso, los caricaturistas Jis y Trino, y unos engendros del internet exentos de toda simpatía; con esas insufribles exclamaciones  “tengo miedo, tengo miedo” y “ me amarraron como puerco”.

SABER MÁS

Lo esencial

''El crimen del cácaro Gumaro'', México, 2014; Dirección: Emilio Portes; Guión: Andrés Bustamante, Emilio Portes, Armando Vega Gil; Actuación: Alejandro Calva, Carlos Corona, Andrés Bustamante, Ana de la Reguera.

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