Miércoles, 18 de Junio 2025
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Letras

Desenmascarar la realidad política, el valor de Virtus

Por: EL INFORMADOR

Segunda parte

Eve Gil, autora de Virtus, obra de ciencia ficción publicada por Editorial Jus, habla con Guadalupe Ángeles en la segunda parte de esta entrevista acerca de cuál es la parte medular de su novela y sobre la clase política que predomina en la actualidad.

Todo esto nos lleva a concluir: no se puede ser un escritor en esta época sin ser un crítico de la realidad, so pena de escribir tomos vacíos de vida.
Así es. Pero hay algo más: El miedo solo puede destruirse mediante -volvemos a lo mismo- la conciencia crítica. Solo pensando podemos resolver los problemas que nos amedrentan. Un pueblo que no piensa no resuelve nada; un pueblo que no reflexione sobre los orígenes de su miedo, pone en manos de sus gobernantes la responsabilidad de su seguridad y eso equivale a dejarse matar. Por supuesto, a nuestras “autoridades” les interesa verlos sometidos y obedientes.

Virtus entonces sí es una distopía pero que se acerca peligrosamente a la realidad, es decir, la realidad se acerca peligrosamente a la realidad de Virtus, y ése es precisamente el valor de la novela: Desenmascarar, ¿lo dirías así si fueras un lector de la novela y no su autora?
Ni más ni menos. Virtus habla de hasta qué punto los medios construyen y destruyen a los políticos, los medios pueden forjar héroes y villanos a capricho. Según los medios -la mayoría- Calderón es un héroe porque combate a los narcos, como se supone tendría que serlo Bush al combatir al terrorismo con sus propias armas. En realidad se está cometiendo el peor error de cuantos han cometido los presidentes anteriores, que ya es mucho decir.

¿Y que es…?
¡Ponerse con Sansón a las patadas! La culpa de Díaz Ordaz, por ejemplo, fue matar inocentes, impartir órdenes precisas de ir sobre ellos. La de Calderón es propiciar la matanza de inocentes, mediante un subterfugio que él denomina “Guerra contra el narco”. El resultado es el mismo, aunque la culpa recaiga en terceras personas. Calderón, contrario a Fox, no es ningún imbécil: sabía perfectamente que “combatir al narco” iba a sembrar el caos, peor aún, el terror. Ya lo vimos en Colombia, pero a él y a su partido les conviene tenernos en el terror, y además, echarle la culpa a otros y exculparse ante los ojos del mundo. Pero esto es mucho peor que la matanza del 68. Si realmente quiere acabar con el narco, no nos hagamos, si sus intenciones fueran sinceras, legalizaría las drogas, y san-se-acabó.

Creo que eso de legalizar la droga nos da para una entrevista que llene un periódico entero.
Yo creo que sí... Pero eso de “la guerra contra el narco” es un show del Canal de las Estrellas. Se necesita estar ciego para no darse cuenta de eso.

Digamos que es el proyecto “solidaridad” de Calderón, me refiero, ya sabes, a que es una manera de legitimarse.
Sí, pero en realidad pasará a la historia como Díaz Ordaz, y peor, con las manos manchadas de sangre. Parece un nene jugando a los soldaditos, es patético.

¿Hay remedio para nuestro país?
¿Remedio? El único remedio sería impedirles a los políticos seguir haciendo sus tropelías. ¿Cómo? No tengo la menor idea, tengo que meditarlo…

Ya sé que es una pregunta ingenua.
No, yo misma me lo pregunto todos los días. A veces tengo esperanzas. Digo: si en Bosnia pudieron con un gobierno mucho peor que el nuestro, ¿por qué nosotros no? Pero una vocecita me dice: Bosnia es un paisito, chiquitito, nosotros somos inmensos, como muchos países en uno solo, y un millón de intereses en conflicto.

¿Por qué elegir Tijuana precisamente, como centro de los poderes en tu novela, cuando en la realidad “allí se acaba la patria” (según reza cierto letrero allá)?
Tijuana, que en la novela se llama Bridge City, porque es la Ciudad Puente, la de Paso, los controles del mundo virtual están en Hollywired, es decir, en los Estados Unidos, y México es un apéndice de E. U. (por eso se alude al país como Unid@merica). La sede de la presidencia, forzosamente, tiene que mantenerse próxima a su fuente generadora, esto es, Hollywired.
Cierta ironía se respira en tu novela, aparte de todo.
Mucha. Yo soy terriblemente irónica. La vida sería insoportable sin la ironía.

Sería melodrama puro, eso es cierto. Pero también la rabia es importante, y según me has dicho, fue el motor de Virtus.
Sí, la impotencia más que la rabia. ¿Quieres que te diga algo?

Dime.
Cuando ganó Obama, me emocionó muchísimo, por supuesto, vas a decir, ¿y a ella qué le va o le viene que gane Obama como presidente de Estados Unidos? Es que me imaginé que los mexicanos tuviéramos un presidente con el que nos identificáramos la mayoría: los oprimidos, los pobres, los indígenas; alguien que realmente se sintiera parte de nosotros. Pensé en Benito Juárez. Nunca volvió a haber un presidente indígena, no uno que declarara serlo, al menos, y renegar de quien somos es un mal comienzo, ¿estás de acuerdo? Estuvimos a punto ¡en dos ocasiones! de tener un presidente que era como nosotros, al primero lo mataron, al segundo –que se rumoreó lo matarían también- le arrebataron el triunfo y lo exhibieron como carne de cañón. Por eso me emocioné con Obama: debe ser lindo que alguien como tú, en el caso de los afroamericanos, o de los defensores de los derechos humanos (que, digo yo, por el simple hecho de serlo son un poco negros, o un poco gays, o un poquito de todo), llegue a ser presidente de tu país. Ojalá se nos haga, como aquella anciana negra que entrevistaron, que dijo que agradecía al cielo el que le permitiera ver el triunfo del primer candidato afroamericano, verlo cuando estemos viejitas y morirnos tranquilas, ¿no?

No solo lindo, sino importante, porque si hay afinidad de raza, hay afinidad de ideales, creo.
Sí, no creo que nadie se sienta identificado con ninguno de los presidentes que hemos tenido, después de don Lázaro, claro.

Pero vamos, Virtus nos ha llevado a la realidad, aunque es ciencia ficción.
Así es, era la intención de Virtus.

Excelente.
Y si te fijas, el presidente Wagner (en la novela) está lejanísimo de las masas, y sin embargo es ése, el dios griego, al que las masas quieren para que los gobierne…Hernán Cortés reloaded.
Es que es el ídolo por el que todos suspiran, ese presidente orgasmático.
Es muy paradójico, pero así somos los mexicanos.

Wagner en Virtus es otro detalle muy irónico.
Sí, dicen que Wagner es Peña Nieto, ¡pero no! Wagner realmente es un príncipe azul, no mafufadas.

Todos tenemos un ideal de belleza, a menos que nos comamos los que nos imponen los medios y ahí sí, Virtus está en el presente.
¡Has dado en el clavo! Wagner es el ideal de belleza Televisa, el rubio con cuerpo de gimnasio y galán de telenovela. Es como William Levy, un cubano que te lo venden para que lo pongas en la pantalla de tu celular. Me llamó la atención porque cuando lo vi pensé: ¡ése, ése es Wagner!

Entonces ya parece que tu novela es también novela de anticipación.
Si te fijas, en Virtus pasan cosas que empezaron a suceder después de publicada la novela: Ahí están Peña Nieto y su Gaviota, el “accidente” en que muere Mouriño. ¡Ah!, también la (perdón por la expresión soez) entrega de nalgas del PRD, ¡sale en Virtus cuando ni siquiera imaginábamos que algo semejante pudiera ocurrir! Que no diera yo, pero ves a toda esa gente entusiasmada con el Teletón, y, pues...

Sí, parece que no habrá milagro posible.
Por el momento, creo que Virtus es lo menos peor que podría pasarnos, fíjate lo que te digo: menos peor. Porque se me figura, a como vamos, que tendremos un dictador, si no es que lo tenemos ya y no nos hemos dado cuenta, para variar.

Hay quienes sostienen que precisamente eso es lo que necesita nuestro país, y ¿quién te dice que no ha tomado este asunto de la guerra contra el narco el presidente para encaminar la cosa hacia allá?
Nuestro país necesita un Benito Juárez, un Lázaro Cárdenas que tome cartas en el asunto respecto al enriquecimiento voraz de cierta gente. Y yo no los veo por ninguna parte, excepto, quizá, Amalia García. Sería la única persona por la que yo votaría para presidenta, aunque, pensándolo bien, ¿a qué partido representaría? ¿A ese cochinero que es actualmente el PRD? ¡Espérame tantito! Creo que no, no hay esperanza.

Tapatío

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