Miércoles, 21 de Mayo 2025
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La sexualidad en el adulto mayor

por: adriana galaviz

Por: EL INFORMADOR

La educación sexual y reproductiva ha evolucionado conforme pasan los años. Antes la mujer era educada para estar en casa, atender al marido y tener hijos. En los años sesenta, la historia le da un giro y la vuelve protagonista. Y aunque en países como Estados Unidos ocurrieron los cambios de manera más drástica, en México se han dado paulatinamente.
El médico geriatra David Leal Mora, especialista del Antiguo Hospital Civil, explica que “Hace 60 ó 70 años la cultura -en cuanto relaciones interpersonales- era otra completamente diferente. Las mujeres ancianas crecieron con la idea de que el sexo tenía la finalidad reproductiva y genital”.
Agrega que en la actualidad el tema sigue siendo un tabú, pues al preguntarles a las ancianas qué es un orgasmo, “no lo saben y ni les interesa”. Son personas que al respecto, no tuvieron orientación de ningún tipo. La educación sexual fue la que el esposo, y a conveniencia propia, les dio a entender. Pero en el caso del hombre fue diferente; él tenía una relación sexual con su esposa para perpetuar la familia y otras sólo por placer.
El especialista refiere que entre sus pacientes aún existen los mitos y rezos: “Usaban una manta de lino blanca con un agujero, con ella la mujer se cubría, se acostaba y no se movía, él hombre por su parte se encargaba de realizar el acto sexual”. Mientras que “el rezo”, continua el especialista, “decía algo así: ‘Señor, no es por vicio ni fornicio, sino para dar hijos a tu servicio’”.
Estos hombres y estas mujeres fueron criados durante los primeros años del siglo pasado y con esa ideología siguieron los años posteriores. Sin embargo, la revolución femenina dio grandes cambios ideológicos. Es frecuente que las personas adultas se cierren ante este tipo de pláticas, así que los médicos se encargan de realizar cuestionarios sobre su apetito y la ejecución del acto sexual.
Muchos de los adultos mayores desconocen palabras como “orgasmo” y “punto g”, por lo que el geriatra expresa que para ellos el acto sexual era únicamente reproductivo, así que llegar a cierta edad o sufrir los estragos de la menopausia o andropausia significaba dejar de la sexualidad a un lado.
Los tiempos han cambiado. Cuando la píldora anticonceptiva llegó al mercado, comenzó en la mujer un cambio mental; la decisión de tomarlas representó para ellas la búsqueda de placer y satisfacción, así que engendrar ya no era obligación sino una opción. Aquellos que crecieron durante el movimiento liberal hippie son los que hoy tienen menos tabúes respecto a sexualidad y son capaces de ejercerla libremente.
Difícilmente puede imaginarse a los padres realizando el acto sexual, mucho más difícil es pensar que los abuelos también lo hacen. No obstante, insiste el geriatra, la sexualidad “es parte integral de la salud, por lo tanto el individuo debe tener una buena satisfacción sexual, mental y física”.
El por qué los adultos dejan de tener relaciones sexuales es muy variable. En las mujeres la libido disminuye después de la menopausia, pero además el bajo nivel de estrógenos provoca menor lubricación, por lo que el coito suele doler. En los hombres la disfunción eréctil causada a consecuencia de alguna otra enfermedad puede provocar alejamiento de la pareja, así que comienza a surgir un distanciamiento. Esto debe dejarse atrás: en la actualidad hombres y mujeres que acuden a médico encuentran alternativas para solucionar problemas, pues a pesar de todo, en ellos sigue existiendo el apetito sexual.
El médico confirma que aproximadamente el 40% sus pacientes retoman la actividad sexual después de atenderse por algún malestar como la disfunción o el bajo nivel de estrógenos.
Cabe destacar que los seres humanos desde la gestación son seres sexuados y sexuales, esto significa que tienen órganos sexuales y estos existen para ser utilizados. Su función, es proveer al individuo la posibilidad de procrearse y lograr a través de ello una trascendencia genética, pero también le otorgan un medio muy poderoso de comunicación con su pareja, lo cual va a influir fuertemente en su autoestima, seguridad e intimidad emocional con su compañero(a).
La sexualidad es parte del bienestar del ser humano; ejercerla sana y satisfactoria mejora la calidad de vida de cualquier persona en todos los sentidos.
Los hijos y nietos no deben juzgar las actividades de sus padres o abuelos, pues aunque es fácil hacerlo, no saben si actuarán igual al llegar a su edad. Por su parte, los cabecitas blancas deben hacer su vida dejando a un lado lo que piensen sus hijos o nietos, deben preocuparse por sí mismos y satisfacer sus necesidades: “hacer el amor” no perjudica; por el contrario, trae beneficios a la su salud.


Pensar en el sexo y hablar de él, es común en los jóvenes, pero pocos se atreven creer que los adultos y ancianos también lo disfrutan

Tapatío

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