La alimentación y las emociones están ampliamente relacionadas

GUADALAJARA, JALISCO (10/ABR/2016).- La catedrática en Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Alma Rosa del Ángel Mesa, señaló que entre la alimentación y las emociones existe un vínculo que puede generar placer o sufrimiento, salud o enfermedad.

"Al levantarnos hay prisa y reniegos, esto genera ira o frustración. No alcancé a desayunar, me voy a tomar un yogurt -si bien te va-, al rato tienes hambre, ya te fuiste a las tortas, los tacos, es obvio que vas a comer mal", expuso. Por el contrario, "si te levantas temprano, tomas un té, no un café, una fruta picada o un huevo, así no vas a tener problemas".

Considera que los jaliscienses se alimentan mal, ya que no toman en cuenta esta relación, y mucho menos agradecen la comida diaria. Por ejemplo, no comemos y deberíamos comer frutas y verduras. También, señaló que freír es un problema ya que al reutilizar la grasa cambiamos la estructura del alimento y nos daña.

Con 40 años como académica, afirmó que las emociones afectan la dieta y la alimentación y viceversa. Ello porque todos los cuerpos que nos conforman (mente, espíritu y cuerpo físico) comen y se requieren minerales, proteínas, vitaminas y otro elementos nutricionales.

Mencionó que desde el nacimiento en la interacción con el pecho o el biberón, estamos rodeados de emociones. Ante ello, estamos sujetos a la persona que nos va a dar de comer y nos va a dar placer o no placer. A las emociones les damos vibraciones y los alimentos las contienen, por ejemplo, hay alimentos extremos, neutrales, fríos o calientes.

"La obesidad es multicausal, pero tiene un fondo emocional fuerte, poco reconocido; la obesidad está relacionada con la humillación, la vergüenza y la protección", afirmó.