Jueves, 09 de Octubre 2025
Suplementos | Don Leonardo Placencia Enríquez ha consolidado una empresa tapatía

Historia de una pasión

Tras seis décadas de trabajo, don Leonardo Placencia Enríquez ha consolidado una empresa tapatía que hoy está de manteles largos

Por: EL INFORMADOR

Don Leonardo Placencia Enríque, a sus 75 años continúa ligado a la empresa que fundó. J.LÓPEZ  /

Don Leonardo Placencia Enríque, a sus 75 años continúa ligado a la empresa que fundó. J.LÓPEZ /

GUADALAJARA, JALISCO (23/OCT/2010).- El rincón de don Leonardo Placencia Enríquez, en Muebles Placencia, es cálido. Una pared de madera que cubre prácticamente toda la oficina le da una apariencia de intimidad. La alfombra y una pequeña sala en color beige complementan la escena y en una esquina un enorme escitorio le da un toque intelectual al espacio, acompañándose por decenas de diplomas y reconocimientos. Él, con una amplia sonrisa, logra que todo encaje a la perfección.

A sus 75 años continúa ligado a la empresa que fundó su padre hace igual número de años, le ha tocado ser un férreo luchador desde temprana edad, pues fue a sus 15 cuando asumió la dirección del pequeño taller de carpintería que se encaminaba a ser lo que hoy es: una de las mueblerías con mayor tradición en la ciudad de Guadalajara y que incluso ya ha rebasado estas fronteras con sucursales en otros parajes.

Él no se jacta de su poderío, como podría hacerlo. Simplemente se siente feliz, irradia alegría en ese cálido rincón, y asegura que los logros se deben fundamentalmente a tres grupos de individuos: los clientes, el personal y los proveedores, todos situados en el mismo lugar privilegiado.

Ésa ha sido la receta para que la empresa crezca, los dos trabajadores que hubo en un inicio, cuando su padre estaba al frente del taller, se han multiplicado en la actualidad hasta llegar a 500. La historia ha cambiado en todos los sentidos.

“Cuando ya empezaba a tomar un poco de forma el negocio, ya de cierto tamañito, muere mi padre en un accidente; tenía yo 15 años de edad, entonces voy paralelo con el negocio. Ando cumpliendo 75 años, aunque parezca imposible”, dice don Leonardo y tiene toda la razón: parece imposible.

“De manera totalmente involuntaria en este caso, inicio mi trabajo dentro de la empresa, me convierto 'en empresario' a la edad de 15 años; hijo único varón de la familia, había que entrarle al trabajo. A esa edad y en los siguientes años, con muchos altibajos, vaivenes, a punto un par de veces a desaparecer la empresa, salimos adelante, empezamos a proyectar”.

Bastan 10 minutos para que don Leonardo resuma 75 años de historia de su negocio, pero en realidad la lucha ha transcurrido a lo largo de décadas, siendo quizá uno de los momentos más difíciles aquél en que asumió las riendas de la actual mueblería.

Comienza la lucha

“La formación que a muy temprana edad me dio mi padre, fue realmente de disciplina, de esfuerzo. Mi padre no se daba tregua, ni daba tregua; entonces yo asimile esa forma de lucha, de esfuerzo. Por otra parte, la verdad es que a los 15 años en esa época no era tan fuerte el despertar de la juventud; entonces, entre la filosofía de mi padre, lo aprendido de él y la cuestión de la carga muy pesada de no tener los elementos ni saber mucho qué hacer, eso me hizo refugiarme prácticamente al 100% en el negocio”, recuerda.

Así, don Leonardo asimiló que habría que destinar sus horas a luchar por la consolidación de la creación de su padre. Su juventud entonces no fue como la de otros chavos, ni a los 15, ni a los 18, ni a los 20; “la cuestión de diversiones y otro tipo de cosas se me dio muy poco, afortunadamente, porque a esa edad se puede tomar otro rumbo”.

Además de la dificultad que significó para él tomar las riendas del negocio, hubo que enfrentar el asunto de su juventud desde otro ángulo, lo que también lo empujó a trabajar con mayor ahínco para ganarse el respeto de sus trabajadores.

“La relación con el personal era justamente la de un chiquillo, porque yo me metía a la fábrica, mi padre me ponía a trabajar los fines de semana, en las vacaciones escolares y entonces yo a todo mundo lo conocía en plan de mayores y a mí me trataban como a un niño. Entonces, de repente, 'ah caray, ahora es el jefe', bueno, pues no fue fácil, fue uno de los retos. Se fueron dando las cosas, obviamente que la falta de experiencia fue un factor para que no se manejara el asunto excelentemente bien desde un principio, ni en la cuestión de relación con la gente. Hice lo mejor que podía; había conflictos desde luego, pero era una de las cosas a vencer”.

Al final, todo marchó en orden y eso se ve reflejado en la celebración del 75 aniversario de Muebles Placencia, empresa que hoy en día tienen sucursales en la ciudad de Guadalajara, así como en Aguscalientes, León y próximamente Irapuato y Querétaro.

El deliz

En medio de esta historia empresarial de don Leonardo Placencia Enríquez, hubo un amor que casi lo separa de esta faena.

“Tuve mis deslices en la juventud. Déjame decirte que fue la pasión de mi vida, en cuanto a afición y gusto: el béisbol. De repente y por cuestión accidental me interesé en el béisbol y comencé a jugar. Me empecé a enamorar del deporte y a entregarme a él”.

Así escaló de una liga a otra, de amateur a las mayores, participando en una decena de campeonatos nacionales, en Panamericanos en Chicago, representando a México.

“Eso me hizo dividirme y descuidar parcialmente el negocio, al no tener manos de más. Esa etapa fue dura. Mi madre tenía autoridad sobre mí, yo la respetaba mucho y en una ocasión me dijo 'o te vienes a la chamba o a ver qué hacemos'. Algo así y bueno, me reubicaron en el negocio, pero sí tuve una etapa de muchos años que le dediqué demasiado tiempo. Tendría entonces 25 años”.

Y aunque dejó el béisbol profesional -a los 40 años-, hay pasiones que nunca se abandonan y todavía hoy don Leonardo se entrega a este deporte, incluso en forma oral, cuando se refiere a él y en su rostro aparece un brillo singular.

''Me empecé a enamorar del del béisbol y a entregarme a él.  Hay deportes que no se olvidan''
Leonardo Placencia Enríquez

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