Guadalajara, a un pixel del caos

GUADALAJARA, JALISCO (01/MAR/2015).- Imaginar a una ciudad en su futuro es pensarla con la tecnología más adelantada e incrustada en sus edificios y asfaltos conviviendo pacíficamente con la Naturaleza. Para Marco Suzán Gómez este panorama no se dibuja así cuando su mente visualiza a la Guadalajara de los próximos años.

Sus pupilas reflejan catástrofe y desolación. Ningún tapatío brilla por su presencia y la mítica “Minerva” —del escultor Joaquín Arias—- mira derrocada a los pies de la Catedral, que con la misma mala suerte, presume sus legendarias torres devastadas.

Marco Suzán es un emergente artista digital que sitúa su creatividad entre el caos y la belleza, entre lo improbable y —al mismo— posible en un determinado momento. Hace un par de meses comenzó a ilustrar el destino de la metrópoli jalisciense: calles sometidas por el poder de la Naturaleza, animales salvajes que reclaman su terreno sepultado en cemento y emblemáticos monumentos que se ahogan por un apocalíptico diluvio.

El trabajo de Marco pasó de tener un “me gusta” a ganar más de mil 432 vistos buenos en Facebook en cuestión de días. Aunque es un arquitecto que ejerce su profesión tras egresar del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), su pasión por el arte y el lenguaje visual lo impulsan a desarrollar una creatividad digital que poco se había aplicado en la ciudad.

No es el hilo negro de la ilustración digital ni aquí ni en China, determina Marco mientras narra el proceso de trabajo que lo puede postrar de dos a cuatro horas hasta que el último pixel queda lo más impecable posible. Lo que él hace son fotomanipulaciones, alteraciones directas al material visual que recolecta de la selva urbana.

Fatalista por vocación

Marco recuerda que al estar sentado en la Plaza de Armas reflexionó sobre el legado de Guadalajara, de la juventud que acompaña a la ciudad con sus recién festejados 473 años de fundación. Preguntas e incertidumbre arroparon su mente al pensar: “¿Hasta cuándo vamos a estar aquí si están pasando cosas como el calentamiento global y también hay un sistema económico que se derrumba?”.
Marco tenía de frente a la Catedral Metropolitana y en un parpadear miró las torres fracturadas, con la cúpula enraizada de maleza y un lobo merodeando los vestigios del que sería el quiosco afrancesado de la explanada que da cara al Palacio de Gobierno.

Así inició todo. Al tapatío le sorprendió el agrado con el que este debutante trabajo era recibido por amigos y extraños que comenzaron a compartir la ilustración a través de las redes sociales. La tentación le ganó e inmediatamente pasó a otros escenarios como Los Arcos de Guadalajara, del arquitecto Aurelio Aceves.

“Siempre me he imaginado que estamos en esa delgada línea entre la serenidad y el caos, esperando a que todo se desmorone, en el momento en que va a colapsar todo. Eso me llevó a imaginar escenarios en los que ya no estuviéramos, cuando el ser humano deja de ser parte del ecosistema”.

Marco medita sobre la fragilidad del equilibrio, esa balanza que en cualquier momento despojará al humano y su entorno artificial del confort que ha gozado por siglos. A los Arcos de Guadalajara, ubicados sobre avenida Vallarta también ya los destruyó, dejando un panorama agonizante donde la llamada “puerta de la ciudad” está tajada y rodeada de coches abandonados sobre un asfalto quebrantado.

Marco asegura que este repentino interés por la ilustración digital se mantiene sin expectativas de grandeza, aunque no descarta aceptar propuestas laborales que lo obliguen a elevar la complejidad de los escenarios catastróficos.

“Es una actividad de relajación, no la tomo como algo que tengo que hacer bajo presión”, comenta al reconocer que así como hay elogios y aplausos hacia su trabajo, también hay comentarios nada alentadores, pues más de alguno le ha reclamado sobre un supuesto odio a la ciudad y sus habitantes, al augurio de ver destruida a la tierra en la que nació.

Surrealismo realista

La Naturaleza es una constante en las ilustraciones de Marco y uno de sus principales argumentos para definir el mensaje de su trabajo: en algún momento la Naturaleza reclamará y se apropiará del espacio que el humano le ha arrebatado sin consideración.
“La Naturaleza nos está prestando un lugar y llegará el día que decida que es momento de irnos. Hay una especie de antropocentrismo en el que sentimos que somos eternos, que vamos a durar mucho tiempo. Tengo un poco de aversión a eso y eventualmente todo se puede desmoronar. Es lo que intento presentar en las ilustraciones”.

Como ejemplo habla de la ilustración en que hace del Instituto Cultural Cabañas un verdadero congelador: el hogar de las obras de José Clemente Orozco encuartelado por la nieve y acompañado por un oso polar. Ese ambiente es impensable en Guadalajara, asegura Marco, pero insiste: “¿Por qué no habría de extinguirse el tapatío a causa de una tormenta de nieve?”.

Otro panorama propuesto es el Puente Atirantado de avenida Lázaro Cárdenas, o el que él considera el distrito universitario donde convergen la rectoría y Paraninfo de la Universidad de Guadalajara, que exhiben destrucción total y una severa inundación, respectivamente, temática que aplica en su próximo trabajo: la zona comercial de Puerta de Hierro totalmente sumergida en titánicas olas.

Marco Suzán no descarta comenzar con ilustraciones positivas en las que se refleje una mejora arquitectónica en la ciudad con calzadas arboladas interactivas a transportes de tecnología aérea, pero advierte: “Por el momento sólo puedo prometer destrucción y escenarios utópicos y surrealistas”.