Sábado, 11 de Octubre 2025
Suplementos | Por Norma Gutiérrez

Escultura viviente

Las calles del Centro Histórico de Guadalajara dan vida a personajes fantásticos que día a día regalan diversión a sus habitantes

Por: EL INFORMADOR

Fernando Mizraim disfruta de sorprender a las personas que caminan distraídas por las calles del Centro Histórico tapatío.N. GUTIÉRREZ  /

Fernando Mizraim disfruta de sorprender a las personas que caminan distraídas por las calles del Centro Histórico tapatío.N. GUTIÉRREZ /

GUADALAJARA, JALISCO (21/AGO/2010).- Quizá para muchos de nosotros, el Centro de Guadalajara es ya un escenario común en nuestro andar diario por la ciudad. Transitar por sus calles en coche, camión urbano, bicicleta o a pie se convierte en todo un reto, pues el tráfico no sólo está presente en las “horas pico”. Ahora casi todo el día las calles se congestionan y cruzar la Avenida 16 de Septiembre -principalmente- o salir del embotellamiento a su cruce con Juárez, nos puede llevar hasta más de 10 minutos cuando andamos de suerte. Sin embargo, ante las multitudes de personas que caminan con “mucha prisa” por los andadores del primer cuadro, siempre hay algo que nos llama la atención, aunque sea por un instante el calor, el sonido del claxon y las demás personas se borran de nuestra mente para mirar con curiosidad algún evento fuera de lo común.

Sólo es cuestión de observar con mucha atención. El Centro no sólo se compone de su Catedral y las palomas que revolotean por las plazas, sino que existen personajes que poco a poco se convierten en un ícono tapatío y, quizá, una parada obligada cada vez que visitamos el corazón de la ciudad. Las estatuas vivientes que cálidamente posan para uno y que en más de alguna ocasión hasta un susto nos han sacado al ir caminando despistadamente, son un claro ejemplo de esto.

Una muy popular es el Robot plateado que ronda por las principales calles y, que posado sobre un modesto banco, se dedica a sorprender a los transeúntes con un poco de pantomima. Sus gestos y ademanes lo convierten en un verdadero actor, hay que reconocer que mantenerse estático y en silencio por varios minutos requiere de una preparación profesional.

Fernando Mizraim es quien da vida a este personaje y se “gana la vida” realizando este arte callejero. Este joven de 22 años de edad, intenta transmitir alegría a cada persona que pasa a su costado y, ocasionalmente, ante la grata sorpresa de sus movimientos depositan unas cuantas monedas en el recipiente colocado debajo de él.
Desde tempranas horas del día, Fernando sale de casa y se instala, por lo general, en Avenida Juárez, cerca de Plaza Universidad. Verlo de cerca, con el rostro completamente chapeado en color plateado es asombroso; el brillo y la perfección de su pintura lo hacen parecer un personaje sacado de un cuento de hadas. ¿Por qué lo hace? Él nos lo explica.

“Lo hago porque me gusta la forma en que me puedo expresar, además me agrada transmitirle a la gente buena vibra. De repente, las personas andan medio agüitadas y con mis movimientos o un buen susto, hago que se desestresen un poco, se sientan relajados y alegren su día”.
Para este “robot”, la pantomima -representación de gestos sin que intervengan las palabras- es el medio ideal para expresar sentimientos y generar asombro o espanto, principalmente en los niños.  

De padre a hijo
Fernando es originario de Veracruz y tras siete años de realizar este arte callejero, su técnica perfecciona gracias a su padre, con quien comparte el oficio -estatua viviente- y lo ha enseñado a apreciar su trabajo.
“Mi papá es el Cantinflas que anda por aquí mismo. Cuando yo empezaba esto en Veracruz me ponía nervioso, mi papá me enseñó y él fue la primera estatua de toda la República Mexicana, en el Zócalo de la Ciudad de México”.
Su padre ha viajado hasta la ciudad de Barcelona, en España, para exponer esta noble acción, su actuación en la llamada Rambla,  despierta el interés de Fernando por seguir viajando a diferentes puntos del país.
“Mis amigos de Veracruz a veces me envidian por el tipo de vida que llevo, ellos quisieran viajar como yo lo hago. Lo que más me gusta de es que tengo la libertad de viajar”.

Poner color a un gusto
El proceso es el mismo cada día, Fernando despierta, desayuna y comienza a pintarse el rostro, pecho y parte de los brazos para dar vida a sus multifacéticos personajes. Un día es un robot y al otro se transforma en un alien, un minero y hasta un vaquero. Por lo general, son 30 minutos del proceso de maquillaje corporal, la ropa y los accesorios siempre se encuentran listos al día.

“Utilizo una pintura especial que es muy difícil de conseguir, pero como tengo muchos años en esto, conozco personas que me la consiguen, la pintura tiene un nombre muy raro”.

Este joven asegura que al levantarse tiene que mentalizarse del esfuerzo que hará durante las más de seis horas que trabajará en las calles. Cuando la necesidad económica se torna difícil, Fernando está consciente que el día puede ser hasta de ocho o nueve horas.
“Necesito levantarme con buena vibra, porque si me levanto y traigo algún problema en mi casa mejor no vengo, porque no me siento al 100%. Tengo que estar bien y transmitir buena energía”.

Planes futuros
Esta estatua viviente sueña con alcanzar la fama algún día y ser reconocido; se considera una persona que sabe valorar la vida.
“Siempre he dicho que la felicidad es un trayecto, no un destino fijo. Hay que aprender a vivir día con día, y lo que salga de éste debe llenarte de felicidad (…) es lo que realmente te hace placentero todo”.

Las personas van y vienen, Fernando acompañado tan sólo de un silbato logra interactuar con su público, tratando de hacer sonidos que representen palabras y su estado de ánimo.

Él sabe que este trabajo es inestable, pues hay días en que personal del Ayuntamiento de Guadalajara se acerca a él con el fin de moverlo de la zona o incluso retirarlo ante las constantes inspecciones que hay en la ciudad. Pero esto no es un obstáculo para que deje de soñar con un futuro mejor, desea retomar sus estudios universitarios, que debido a su situación personal no ha podido concluir.
Su motivación y esfuerzo no le quitan los ánimos que lo mantienen a la espera de que algún día, se otorgue un espacio especial para que este arte urbano tenga más difusión y apoyo por parte del gobierno.

''Agradezco a la gente de Guadalajara que sabe apreciar mi trabajo, se paran, miran y reconocen este tipo de arte''. Fernando Mizraim, actor urbano.

Tapatío

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones