Viernes, 10 de Octubre 2025
Suplementos | Las calles de la ciudad no tenían el tráfico ni la contaminación que tienen ahora y prácticamente había lugar para estacionarse

Entre cuarentones y veinteañeros: De llegar a la Luna por una hamburguesa doble

Para ser franco, no entendemos bien esa fascinación por todo lo gringo, hay momentos que nos parece que estamos frente a la primera generación de norteamericanos nacidos en México.

Por: EL INFORMADOR

Por: Ricardo Santos

Ni hablar, los cuarentones no tenemos posibilidad alguna de competir en juventud. Hace veintitantos que teníamos veintitantos, pero nuestro punto es muy simple: no todo es mejor ahora, como ustedes creen.

En nuestros veintes, la ciudad era considerablemente más pequeña, por lo tanto, había menos personas que hoy, en consecuencia menos automóviles y por si fuera poco, todo era más barato.

No hay manera de competir en tecnología, apenas si teníamos cine y tele a color, no teníamos video, pero había películas super ocho y aunque no teníamos conciertos de música en vivo, asistimos a dos mundiales de futbol y unos juegos olímpicos en nuestro país. Además, fuimos testigos de la llegada del hombre a la Luna, y ese tipo de sorpresas, sin duda alguna tardarán en suceder nuevamente.

Las calles de la ciudad no tenían el tráfico ni la contaminación que tienen ahora y prácticamente había lugar para estacionarse casi en cualquier lugar al que fuéramos, bueno, con decirles que la ciudad prácticamente se terminaba en el Periférico y por López Mateos, Las Águilas era el final.
Había menos semáforos, a cambio de ellos había “tamarindos”, agentes de tránsito vestidos en uniforme color caki y guantes blancos que dirigían el tráfico manualmente, estaban ubicados en unas casetas metálicas pintadas de amarillo en las intersecciones de las grandes avenidas y aunque ustedes no lo crean, eso significaba que no hubiera congestionamientos de tráfico.

No existían franquicias de restaurantes como ahora, lo cual ustedes consideran una maravilla y nosotros una calamidad ya que desaparecieron restaurantes legendarios como Valencia, Romualdo, el auténtico Gemma de López Mateos, la Copa de Leche, etcétera. Incluso, algunos de esos establecimientos, te servían la cena en el auto, que aunque no era muy práctico, también tenía su encanto.

Para ser franco, no entendemos bien esa fascinación por todo lo gringo, hay momentos que nos parece que estamos frente a la primera generación de norteamericanos nacidos en México, y aunque estoy de acuerdo que tiene su muy particular saborcito una double cheese burger, la verdad, nos quedamos con las ahogadas y las tortas de Don Tomasito “any day of the week, and twice on Sunday” para entendernos mejor, ahora que si no me creen, más pronto de lo que se imaginan descubrirán que la juventud... se cura con el tiempo.

Tapatío

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