El santuario de los gigantes

GUADALAJARA, JALISCO (22/JUL/2012).- La comunidad de Guerrero Negro cuenta con grandes bancos de sal en un área natural protegida, que además tiene cabida para la visita, frente a sus costas,  de un enorme gigante del mar: la Ballena Gris, que cada año atrae miles de turistas para impresionarlos por su tamaño y belleza.

El nombre de Guerrero Negro proviene del barco ballenero Black Warrior, que –según cuenta la historia– se hundió frente a las costas del Puerto Venustiano Carranza –nombre oficial del lugar– cargado de oro y plata, el cual al parecer dejó consigo un buen presagio para la región.

Así, el Guerrero Negro tiene sus primeros pasos en la actividad económica, cuando en 1954 el empresario estadounidense Daniel K. Ludwig, decidió instalar una salina para abastecer de sal a la costa Oeste de Estados Unidos. Su historia ha sido de éxito, a tal grado de convertirse en la exportadora de sal más grande del mundo, con un impacto positivo entre los habitantes y sin dañar el medio ambiente, con una elevada y envidiable rentabilidad para la empresa que ahora administra este territorio, luego de que Ludwig la vendiera en 1973 al Gobierno de México y una transnacional japonesa.

La corporación que aquí labora, cuenta con más de mil trabajadores, que son los responsables de siete millones de toneladas que se extraen anualmente para ser transportadas a países como Japón, Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelanda, entre otros. En otras palabras, desde Guerrero Negro se produce una tercera parte de la sal que se consume en el planeta.

Atracciones de la región

Precisamente las salinas son un sitio de interés para los visitantes, para conocer cómo se extrae la sal que llega hasta sus mesas. Estos lugares tienen un acceso restringido, cuyo permiso lo eroga la empresa que actualmente se dedica a la extracción de sal, en la Laguna Ojo de Liebre, donde se formaron enormes depósitos gracias a la evaporación natural del agua de mar, en un proceso en el que poco interviene la mano del hombre.

A diferencia de la extracción rudimentaria, aquí se puede apreciar una isla artificial, creada expresamente para constituir el primer puerto de carga de sal en el mundo, donde con el paso de los años se acumulan grandes cantidades de arena y sal, que han servido para colocar un faro y un área de descanso para los visitantes.

Los alrededores de Guerrero Negro también son ricos en cultura. Por ejemplo, se puede visitar las dunas de “La Soledad” o la galería de arte rupestre de la Sierra de San Francisco, considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Además, se recomienda visitar las misiones jesuitas, que se encuentran en medio de verdaderos oasis naturales en Santa Marta, los cuales son guiados por expertos en la región, donde se puede explorar de mejor forma el desierto de Vizcaíno. Más adelante se planea la construcción de un museo, que albergará las obras que han cobrado relevancia en la región, donde se cuente la historia completa de Guerrero Negro.

Sin embargo, más allá del desierto y las salinas, se encuentra uno de los mayores orgullos de la región y sus pobladores: el avistamiento de la Ballena Gris. La ballena visita los lugares cercanos a la Laguna Ojo de Liebre para su apareamiento y “dar a luz”, dentro de la Reserva de la Biosfera del Vizcaíno, decretada como tal el 30 de noviembre de 1988, y vigilada por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas. La superficie de la reserva es de 2.54 millones de hectáreas, que la convierte en el área natural protegida más grande de México y una de las más extensas del mundo.

La aparición de las ballenas grises es la principal atracción de ecoturistas, quienes desde diciembre y hasta marzo del siguiente año, pueden observarlas mediante viajes que se contratan desde la Laguna Ojo de Liebre –algunos hoteles, como Los Caracoles, ofrecen un paquete especial dentro de su estancia para navegar hasta el sitio de avistamiento–.

El espectáculo que ofrecen las ballenas es único en el mundo, por la cercanía con la que se puede vivir esta experiencia al tener la posibilidad de tocarlas y admirar sus dimensiones. Quienes contratan un bote para apreciar de cerca el tamaño, sonidos y movimientos de estos cetáceos, están ante uno de los momentos más apreciados por la humanidad, con una convivencia segura y que jamás olvidarán.

Estas ballenas viajan más de 10 mil kilómetros desde el Ártico, hasta las tibias aguas del Pacífico mexicano, justo en la bahía de Magdalena, donde tienen mayor actividad y su avistamiento es más común. Con este escenario, los pobladores de la región, además de tener empleo en las salinas, viven del turismo y la pesca.

De esta forma, Guerrero Negro es un sitio que se deja descubrir. Enclavado en una región tranquila de la costa del Pacífico mexicano, con clima agradable, infraestructura necesaria para recibir a cientos de turistas en la época invernal y con gente que presume ser amable, se puede disfrutar de un colosal espectáculo natural en la tierra y en el agua.

TOMA NOTA

¿Dónde hospedarse?

- Hotel Desert INN
Paralelo 28, a 7.2 kilómetros del aeropuerto.
Teléfono: 01 (615) 157-1304
Precios: desde 954 pesos.

- Don Gus Motel
Rosaura Zapata S/N
Teléfono: 01 (615) 157-1611
Precios: desde 500 pesos.

- Hotel El Morro
Boulevard Emiliano Zapata S/N
Teléfono: 01 (615) 157-0414
Precios: desde 400 pesos.

- Los Caracoles Hotel
Calzada de la República S/N
Teléfono: 01 (615) 157-1088
Precios: desde 45 dólares.

PARA SABER

¿Cómo llegar?

- Vía aérea:

Desde el Aeropuerto Internacional de Ensenada, salen algunos vuelos directos a Guerrero Negro, que cuenta con una pista para vuelos regionales.

- Vía terrestre:

También desde Ensenada se puede llegar en automóvil en un recorrido de ocho horas y media o desde La Paz, en un tramo carretero de 10 horas aproximadamente. Se conecta por la Autopista Federal 1, que tiene un entronque en Guerrero Negro.