Jueves, 09 de Octubre 2025
Suplementos | La casa de la ciencia de Guadalajara se cayó en pedacitos

El planetario: olvido y abandono

La casa de la ciencia de Guadalajara se cayó en pedacitos por la desatención gubernamental y la falta de público

Por: EL INFORMADOR

Quienes fueron niños en las décadas de los ochenta o noventa pudieron disfrutar de la riqueza de este centro. EL INFORMADOR / A. García

Quienes fueron niños en las décadas de los ochenta o noventa pudieron disfrutar de la riqueza de este centro. EL INFORMADOR / A. García

GUADALAJARA, JALISCO (11/ENE/2015).- Mi primer viaje en avión lo hice cuando tenía nueve años, el destino no lo tengo muy presente, pero lo que sí recuerdo muy bien es que fue la mejor experiencia de mi vida hasta ese momento. La sensación de abordar, de ajustarme el cinturón de seguridad, fueron increíbles y se potencializaron cuando por unos segundos pude ver la cabina de los pilotos. En su interior había tableros con foquitos multicolores, botones, raros dispositivos, pantallas monocromáticas, palancas y pedales, además de otros artefactos que hacen que la nave funcione correctamente. Sí, fue un viaje maravilloso e inolvidable en avión... sin despegar un solo centímetro de la tierra: lo hice en el Boing 707 de exhibición del extinto Planetario Severo Díaz Galindo.

También recuerdo la trasmisión del programa infantil del Canal 6, “Retedivertido”, del títere Sixto y el conductor “Checo” desde las instalaciones del Planetario, donde hicieron un recorrido por todas sus salas invitando a adentrarse en ese mundo maravilloso de la ciencia, la ciencia divertida, la que hacía que comprendieras a través del juego fenómenos como la electrodinámica. La que con gráficas atractivas y simples conocías la magnificencia del universo y el sistema solar. La que invitaba a tocar cada uno de los 206 huesos que conforman el cuerpo humano.

Otro paseo infantil que tengo en mi memoria es una visita nocturna al observatorio. En una charla didáctica nos explicaron cómo observar las estrellas, a ubicar las constelaciones y como cereza del pastel pude observar con distintos telescopios el manto estelar de Guadalajara.  En el Planetario también se gestaron varios clubes de radio aficionados, modelismo, aviones de radio control y astronomía, que daban vida a las expresiones de divulgación de ciencia y tecnología en la ciudad.

Pero sin duda el mejor recuerdo del Planetario es un paseo que hice un miércoles de clases normales, pero que me hice la “pinta”. Llegue al museo con la intención de pasarme toda la tarde en sus salas, quería conocer todo lo referente a la aviación, desde sus inicios hasta la época actual. Y mi deseo se cumplió: pude conocer los modelos primitivos de Leonardo Da Vinci, la revolución que generó el invento de los hermanos Wilbur y Orville Wright, padres de la aviación moderna, hasta los ultrasónicos como el Concorde. Al final y como premio a mi disposición el encargado hizo el vuelo de un modelo eléctrico a escala y que pude manejar unos instantes.
 
Ciencia y diversión en un solo lugar

El Centro de Ciencia y Tecnología Planetario Severo Díaz Galindo realizado por el alcalde de Guadalajara Arnulfo Villaseñor Saavedra en 1982 significó para los tapatíos la oportunidad de tener por fin en la ciudad un espacio para la divulgación de la ciencia. El edificio fue concebido por el arquitecto Eduardo Brosstats, estaba ubicado al norte de la ciudad por la Calzada Independencia en la antigua avenida Flores Magón, hoy Periférico Norte, en terrenos del Ayuntamiento que formaban parte del “Parque presidente José López Portillo”.

El proyecto para equipar y acondicionar el recinto estuvo a cargo del doctor en ciencias Leonard P. Skolnick de la empresa Space Systems, con base en Filadelfia, Estados Unidos. La superficie era de cuatro mil 200 metros cuadrados, contaba con auditorio para 300 personas y un multiteatro para 264; también tenía observatorio, biblioteca, una sala dedicada a la entonces novedad que representaban las computadoras y el mundo cibernético, un pequeño jardín botánico y huerto urbano. En sus salas se exhibían diferentes piezas que mostraban la historia de la tierra, el universo, aviación, comunicaciones, automóviles, experimentos de física y química que acercaban a los niños, jóvenes y adultos al mundo de la ciencia.

Entre los aparatos y dispositivos que se podían observar destacaban el sismógrafo que funcionaba en tiempo real, antenas de Teléfonos de México con las que podías jugar al “teléfono descompuesto”, una maqueta de la Barranca de Huentitán donde se podía observar toda el área Norte de la ciudad. Un esqueleto humano didáctico en bicicleta ayudaba a conocer los huesos, motores de aviones y otras partes de aeronaves. En el exterior del Planetario había un vagón de Ferrocarriles Nacionales de México que funcionaba como sala de lecturas y laboratorio. También el espectacular avión de la Fuerza Aérea Norteamericana F-105B Thunderchief y la cabina del Boing 707 acondicionada para simular el cuerpo completo de la aeronave.

Durante las décadas de los ochenta y noventa el Planetario Severo Díaz Galindo vivió sus mejores épocas, era un referente para los alumnos de educación básica que con sus excursiones llenaban de vida el lugar. Quizá su declive comenzó con el nuevo siglo, donde las nuevas tecnologías fueron desplazando a la oferta del museo que nunca se renovó y poco a poco fue cayendo en el olvido gubernamental y de los usuarios.
El colofón a más de 25 años de historia de divulgación científica se dio con el anuncio de la construcción de un complejo habitacional y comercial llamado Puerta Guadalajara. Así, y en completo abandono inició el desmatelamiento y almacenamiento de las piezas que integraban el acervo del Planetario. Aparatos, maquetas y otros dispositivos que formaban parte de la colección fueron embalados en contenedores que se colocaron en los patios de la institución, pero la rapiña y el vandalismo se hicieron presentes y gran cantidad de objetos fueron saqueados. Mejor suerte corrieron las aeronaves que fueron donadas a la Sociedad Mexicana de Estudios Aeronáuticos Latinoamericanos y trasladadas a la Ciudad de México para su restauración y exhibición.

Entre 2009 y 2010 el Planetario cerró de manera definitiva sus puertas y el proyecto de Puerta Guadalajara no se concretó, se dejó en ruinas el recinto que albergó a lo mejor de la ciencia en el Occidente del país. Autoridades municipales y estatales anunciaron en 2014 la construcción en ese espacio de la nueva sede de las Fiestas de Octubre, aunque a la fecha no hay aún un proyecto integral para la utilización de los terrenos.

Tapatío

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones