El personaje: un corredor que deja marcas de cariño

Por: Karelia Alba
Fotos: Alonso Camacho

S er campeón nacional, piloto apasionado, aventurero y fiel amigo, son algunas de las cosas que describen en buena medida a Antonio Pérez Garibay. Sin embargo, el mayor triunfo en su vida es el haber sido padre.

El gran orgullo de Toño es su familia, se puede decir que de sus integrantes como un todo, son el motor que le ha dado la fuerza para salir adelante, enfrentando la adversidad con el temple de un campeón.

En su carrera como piloto obtuvo varios triunfos; en su etapa como representante de Adrián Fernández cosechó grandes reconocimientos nacionales e internacionales, y ahora como padre de los dos pilotos tapatíos Toño y Checo Pérez Garibay – que están triunfando en grande- se siente pleno.
Este personaje tapatío tiene muchas historias que contar, su oficina está llena de imágenes en las que captura recuerdos especiales; una con Paco Fierro, su amigo incondicional, con quien ondea una bandera de cuadros tras obtener la victoria en una carrera, otra más con sus pequeños hijos y muchas más con su esposa acompañándolo en cada momento. También hay imágenes con Sofía Vergara, entre otras personalidades. En esa oficina Toño cuenta la historia de su vida, la cual adereza de cuando en cuando al sostener una foto o alzar la mano para indicar otra escena importante en su haber 100% tapatío

“Nazco el 11 de junio de 1959 en la ciudad de Guadalajara, Jalisco. Tengo un hermano y una hermana, ninguno con afición a los carros. Eso en mi casa no era afición por ningún lado”.

¿Cómo llegas al mundo del automovilismo, de las carreras?

“Gracias a un amigo mío es por lo que estoy en los carros. Francisco Rodríguez del Fierro (qepd), fue quien me patrocinó desde chavo. Le gustaba cómo corría y me patrocinaba para correr desde que yo tenía 17 años.

Siempre seguí mi pasión los carros. Fui Campeón Nacional en 1987, patrocinado por Tomás López Rocha – otro de mis grandes amigos-”.

Su familia pertenecía a la clase media, por lo que recurrir a ellos para obtener apoyo resultaba difícil, además su carrera como piloto representaba un secreto dentro de casa: “Yo soy Pérez Garibay y me quité el Pérez para que no supieran en mi casa que corría. Cuando escuchaban que ganaba un piloto Garibay, pues no sabían ni quién era; lo mantuve oculto. Hasta que llegó el día que triunfé y todos mis amigos hablaron a mi casa para felicitarme, en mi ausencia felicitaron a mi mamá, la cual desde luego estaba sorprendida. Cuando yo llego a la casa, mi mamá estaba entre enojada y orgullosa, porque ella no sabe manejar, punto número uno, y ahora su hijo ‘piloto de carreras’ como que decía ¿de dónde?”.

Y entonces vinieron las preguntas, ¿de dónde sacas el dinero?

“Era de esperarse, en ese tiempo yo no tenía ni siquiera un carro de calle y en mi casa no había carro”.

Su madre es la figura más importante, pues fue ella quien se encargó de ser madre y padre para sus tres hijos: “(...) yo estoy muy orgulloso de ella;
es una gran mujer. Lo que es Antonio Pérez Garibay se lo debo todo al carácter de mi mamá, soy igualito a ella”.

Su historia en las carreras

En sus propias palabras relata -en órden cronológico- su carrera, primero como piloto, después como representante...
“Yo era el piloto más cotizado en Guadalajara, en dinero, porque me pagaban por correr, mientras que todos los demás pagaban por correr. Yo no tenía dinero.

En el 87 soy Campeón Nacional, después de esto había una carrera de invitación el 13 diciembre del mismo año, y en esa carrera sufro un accidente. Tras dos vértebras aplastadas, la octava y la novena dorsal, dejé mi carrera y me fui a manejar la carrera deportiva de Tomás López Rocha. Juntos logramos el campeonato en los Estados Unidos.

Tomás es el único campeón internacional que tiene México en todo el mundo, al nivel de Schumacher”.
Un buen día llega a su oficina la llamada de Adrián Fernández, ya se conocían y de alguna forma Toño le brindaba su apoyo, pero en ese momento Adrián le pedía que le manejara su carrera.

La lealtad hacia su amigo, con el que había logrado el campeonato, era un factor determinante en su vida, por lo que Toño consultó la propuesta con Tomás, quien le pidió que programara un reunión en Guadalajara para hablar del asunto. “Adrián ya necesitaba mi presencia de tiempo completo y no nada más eso, sino que la situación era que teníamos que irnos a Estados Unidos. Tomás citó a Adrián aquí y nos reunimos. En esa reunión le dice Tomás a Adrián: ‘Cuenta con todo el apoyo y te llevas el mejor’. Todavía recuerdo bien esa palabras...
Y ahí empezó el proyecto con Adrián Fernández hace 19 años”.

El capítulo de Adrián Fernández

La carrera de Toño estaba en un momento de cambio, se estaba jugando el todo por el todo: “Me voy a Estados Unidos, dejo a mis hijos y a mi mujer y me voy a seguir mi aventura con Adrián como la seguí con Tomás, por todo el mundo; corrimos en Europa, en Estados Unidos. Fue empezar a buscar a todos los patrocinadores, iniciar todo un proyecto, facilitar el contacto a los medios de comunicación, de todo, y ¡bendito sea Dios!, logramos el subcampeonato con Adrián en la serie Champ Car. Para mí es un gran orgullo.

Me voy con Adrián a vivir a San Diego, no teníamos nada ninguno de los dos. Recuerdo que nuestro refrigerador estaba más limpio que los de las mueblerías porque no tenía nada. Desayunábamos avena con agua y plátanos, fresas.

Económicamente mal, pero ¡había un sueño! Era que Adrián Fernández quería ser piloto de la Champ Car y yo le seguía el sueño. Nos iba muy bien, trabajábamos en conjunto, siempre teníamos muchas citas”.

En el camino encontró grandes personajes y personalidades con quienes no le costaba mucho relacionarse. Sin duda el reto que tenía con la carrera de Adrián iría dando sus frutos con el tiempo, pero convencer a los patrocinadores no era cosa fácil. Toño recuerda una entrevista en particular: “Cuando tratábamos de convencer a las empresas del patrocinio del carro verde, blanco y rojo, los directores nos tildaban de locos. Por ejemplo, los de Tecate nos decían: ‘los colores de la cerveza Tecate son rojo, blanco y amarillo; nunca vamos a permitir verde’, pero nosotros hacíamos alusión a la bandera de México, lo cual era mentira, pues ya teníamos un patrocinador que era Quaker State y quería el color verde en el coche. Hacer estas cosas es temerario, casi imposible, lo veo ahora con el proyecto de Toño (su hijo) que es Chivas Racing”.

La historia de amor y una felicitación

La vida de Toño está rodeada de sorpresas inesperadas, de encuentros fortuitos que han puesto la sal y la pimienta en su vida. En las cosas del corazón no hubo excepción.

El amor llegó a su vida de forma casual, sin previo aviso y con fuerza arrolladora. “Es increíble, un amigo mío me invitó a Plaza Patria y ahí estaba su hermana y la amiga de ella (Marilú), la vi en una de las escaleras eléctricas y desde ahí dije ¡wow, qué increíble está esta niña! Y empezamos a salir.
Primero fuimos amigos, después empezamos un noviazgo. Ella me empezó a apoyar en esto de los carros -ya mi mamá sabiendo-, yo ya tenía carro y empezaba a hacer negocios.

El 13 de junio cumplo 26 años de casado. Tengo una hija de 24 años, Paola; Toño de 22 y Sergio de 18. Marilú es una gran mujer, hoy puedo decir que lo volvería a hacer”.

A esta pareja de enamorados les damos una felicitación especial en su aniversario y, sin guardar el secreto, le obsequiamos las palabras de su esposo al referirse a ella: “Marilú es una mujer muy diferente a todo lo que podría existir; es muy inteligente. Me sacó del alcoholismo, sin saber cómo nos ha guiado a todos, es una gran madre. Ella es una mujer muy fuerte y es capaz de todo.

Un hombre no es nada si una mujer no te guía. Muchos hombres nos sentimos que somos súper héroes. Sí, somos los que damos la cara, los que aparecemos y todo mundo nos ve, pero todas las grandes personalidades tienen detrás ese apoyo, ese equilibrio, sin una gran mujer la personalidad del hombre no funciona”.

La paternidad como salvación

Toño se enfrentó a un gran problema, sin saberlo había caído en el alcoholismo: “Me fue muy bien en los negocios y en las amistades y me fui a la perdición. Tengo lo que mi hija tiene de edad sin tomar, incluyendo el embarazo. Cada día primero de diciembre cumplo años sin tomar alcohol y sin fumar.

Cuando Marilú sale embaraza de Paola dejé de tomar pensando en tratar de hacer algo por ella. Entonces vivíamos en una casa rentada, no tenía dinero, estaba económicamente muy mal y andaba muy vago.

Yo decía que tenía la razón, pues el alcohólico nunca reconoce que está mal o que tiene un problema. La salvación llegó con el embarazo, esa fue la mejor motivación que tuve para dejar de tomar y de fumar.

Tenía que hacer un colchoncito de dinero para la maternidad, porque no tenía dinero ni siquiera para pagar el hospital. Como que me cayó algo de responsabilidad y de ahí surge todo mi tema de salvación. Me enamoré de mis hijos de una manera impresionante, y estoy totalmente enamorado, no existe nada más en mi vida. Daría todo por ellos.

Llega Paola y estuve encantado, fue grande mi felicidad”.

La formación de los hijos

“Mis hijos no fuman, no toman, profesionalmente trabajan muy fuerte, pero si quieren hacerlo, no se los prohíbo. He aprendido muchas cosas en la vida y lo que yo palpo, es que no existen los hijos malos, existimos padres irresponsables.

Si a un león o a un tigre desde chiquito lo llevas por el buen camino, nunca va a atacar a nadie; puedes convivir con él, si tiene sus alimentos a sus horas, pero si descuidas al tigre ¿cómo te va? Lo mismo pasa con los hijos.

Muchas veces tienen carencias de una forma o de otra, aunque estés viviendo con ellos, en matrimonio con ellos, si les pierdes el contacto a los hijos es muy difícil regresar a ese camino, es casi imposible.

Mucha gente me pregunta si es peligroso el automovilismo. Sí, sí es peligroso, pero para mí es más peligroso avenida Patria los sábados a las dos de la mañana, horario en que los chavos van saliendo de las discotecas. Ésa es la gran irresponsabilidad de los padres que queremos mucho a los hijos y pensamos que comprándoles un BMW o un Porsche, ya les dimos todo el amor y todo el cariño, y los mandamos a que se maten, porque antes no les dimos todas las bases.

Mis hijos son grandes pilotos y no utilizan esos carros y podrían tenerlos y fumar y tomar como cualquier otro -y en esto incluyo a mi hija-, todos salen pero lo hacen con responsabilidad, incluso tienen hora de llegada a casa.

Yo tengo toda la confianza para los tres y eso es lo que deben de fomentar los padres, porque muchas veces los padres queremos hacerles todo y no, ellos tienen que ser independientes, en mi familia cada cual hace sus propias relaciones y le reportan a grandes personalidades con responsabilidad.

Mi gran triunfo son mis hijos”.

Los amigos

Antonio Pérez Garibay tiene pocos, pero grandes amigos. En cada uno de ellos ha sembrado una amistad sólida, que se ha sostenido a lo largo del tiempo: “Los más bonito que me ha sucedido en la vida son los amigos, los familiares te llegan, los amigos te los buscas y eso es lo que yo he tratado de inculcarles a mis hijos.

De mis grandes amigos, que en paz descansen, son Paco Fierro y Gustavo Gutiérrez. Toño mi hijo se llama Gustavo Antonio por mi amigo y Sergio se llama Sergio Michell por un gran amigo mío francés -actual director de Elf Lubricantes- Serge di Paolo, por eso se llama Sergio.
Tomás López Rocha es un gran amigo, como mi hermano. Es alguien a quien le debo mucho y a quien le confiaría todo. También están en esta lista Carlos Slim, Adrián Fernández”.

“Cuando Toño nace yo corría para Elf Lubricantes -al tiempo que señala una foto-  y con el dinero que me dan para correr pagué la maternidad y ¡me cacharon! Serge di Paolo (francés) y yo hacíamos bromas al respecto, decía: le ponemos Elfonso, en lugar de Alfonso y se reían mucho, pues es el único piloto que nace con patrocinado”