Suplementos | Guillermo Del Toro en la alfombra roja de la vida El personaje: Un cineasta con dirección, Del Toro Se cumplen 25 años de que Guillermo Del Toro, entonces de 19, emprendió un ambicioso, divertido y sorprendente cortometraje en formato Super8: Matilde (1983) Por: EL INFORMADOR 11 de julio de 2008 - 19:50 hs Por: Guillermo Vaidovits Se cumplen 25 años de que Guillermo Del Toro, entonces de 19, emprendió un ambicioso, divertido y sorprendente cortometraje en formato Super8: Matilde (1983). La película, suma de tinos y desatinos apasionados, proclamó el surgimiento en Guadalajara de la vocación cinematográfica más férrea de que se haya tenido noticia en la ciudad. Siguió otro corto: Doña Lupe (1985), ya en 16 milímetros, en el que el humor desparpajado vigorizó las precipitadas cualidades narrativas. Entre lecturas de relatos de horror, colaboración con cineclubes, crítica de películas en la radio –en el programa de Yolanda Zamora y también en Radio Metrópoli- dibujo de historietas – participó en la legendaria Galimatías donde hacían monos y monitos Falcón, Jis y Trino- venta de bienes raíces, de automóviles, producción de comerciales de televisión, apareció por fin el proyecto de largometraje, una película de vampiros, cuyo guión en versión original llamó El vampiro de Aurelia Gris, más tarde Sangre gris, y finalmente, una vez realizado, se convirtió en Cronos (1991). Ahora, su séptimo largometraje, Hellboy II, el ejército dorado, llega a miles de salas de cine en los Estados Unidos, México, Panamá y Singapur. En el trayecto Guillermo Del Toro adquirió experiencia, celebridad y premios en Hollywood, España y otras partes del mundo. Su nombre aparece encabezando la publicidad y la promoción de la cinta tanto o más que los de los actores protagonistas, aún así él declara con total modestia su gusto por Guadalajara, por visitar a sus amigos, por seguir siendo para la gente de aquí, simplemente “El Gordo de Zapopan”. La nueva cinta es la continuación de las aventuras del personaje creado para el comic por Mike Mignolla y materializado en celuloide por Del Toro en el 2003. Están presentes en ella su característico sentido del humor, su gusto por los monstruos, su capacidad para concertar toda la técnica cinematográfica en función de efectos específicos y de imprimir un dinamismo absorbente a toda la trama. El lanzamiento de Hellboy II significa todo un reto para el cineasta, no sólo por que la compañía productora, Universal, entusiasmada por la marcha del trabajo decidió en enero de este año, adelantar la fecha de estreno dispuesta para el otoño, al verano, comprometiendo al realizador a jornadas intensísimas para acabar la cinta con el nivel de calidad que él deseaba -el 27 de junio pasado en el programa televisivo de Jimmy Kimmel de la abc, Del Toro confesó con honestidad: “La terminé ayer”- sino porque así, la película entra a la exhibición en la temporada más importante para el negocio del cine, donde las superproducciones compiten despiadadamente por alcanzar el mayor número de espectadores posible. Confiado, sencillo, y divertido como siempre, Guillermo Del Toro estuvo en Guadalajara (la semana pasada) para asistir a la premiere de su nuevo filme. Entre la rueda de prensa, la firma de autógrafos y la alfombra roja, logramos conversar con él, brevemente, sobre el valor de las historietas, los símbolos que aparecen en su cine, el proceso de creación de sus películas, y por supuesto algunos detalles de su obra más reciente. ¿Por qué debemos tomar en serio los cómics? Creo que el comic es una forma narrativa literaria y visual que ha dado algunas de las obras realmente memorables en la narrativa humana. Personajes que en su momento entretuvieron masivamente pero que ahora tienen una posición, lo queramos o no, en el imaginario popular, en la mitología popular. Entonces no reconocerlo, es negarle al comic el tamaño del impacto que ha tenido en la cultura. Por lo general en tu cine aparecen mecanismos ¿de dónde proviene tu gusto por los engranes? Cuando era muy chiquito mis papás tenían un libro, una enciclopedia para niños, que se llamaba Dime cómo funciona. Ese libro tenía un capítulo dedicado a los autómatas, que se creaban normalmente para la corte francesa, y hablaba de los autómatas como muñecos formados con engranajes que reproducían las funciones del cuerpo humano y de animales. Me obsesionó a tal grado esa descripción, que aún de muy pequeño me ponía a buscar textos sobre autómatas en la Biblioteca del Estado, o en donde podía. Encontré muy poco, pero lo que encontré me obsesionó, y me ha llevado al coleccionismo de literatura sobre autómatas, sobre relojería, y literatura sobre los hombres que inventaron esos autómatas; y lo de los engranes es parte de eso. Aparte, a nivel de símbolo, el engrane encaja perfectamente en mi idea de lo que es el universo. Yo creo que el universo es un gran modelo de engranaje. Me encanta el engrane como idea de nuestro lugar en el cosmos. ¿Qué es lo que a ti más te divierte de filmar una película? Lo que más me gusta es la postproducción, porque es cuando ya no estás haciendo los planos de la casa, ni estás lidiando con los constructores. Ya tienes un montón de ladrillos y ya no hay vuelta de hoja, te pones a construir algo con eso. Es muy bonito. Me divierto en postproducción muchísimo, editando, hago las voces de los monstruos. La composición de la música es divertidísima. Odio realmente la continuidad del rodaje, no me gusta. También me gusta, creativamente, escribir el guión pero es dificilísimo. Creo que es la parte más difícil de toda una película, parir la guía. No creo que ahí acabe la película, la segunda parte es igualmente elaborada pero más gozosa. ¿Al hacer Hellboy II, el ejército dorado ya pensabas en una tercera parte? Sí, en ésta sí. En la primera no. En la primera dijimos: que quede completita, cerramos el changarro. Pero cuando nos llamaron para ésta, desde el principio dijimos: hay que ir pensando a dónde va una tercera para sembrar de una vez las pistas en la segunda. Es la segunda vez que haces una continuación, la primera fue Blade II (2002) ¿Cuál es la diferencia ahora? Bueno, la diferencia es escribirla y no escribirla. Yo metí la mano en el guión de Blade. Como director terminé escribiendo, pero no era un guión completamente mío. Era un guión que seguía un patrón de David Goyer. La diferencia también es que, creativamente, al fabricar los mundos, los escenarios, los personajes, la textura de la película, en el Blade II había una cierta pauta que debía seguir. Aquí no. Fue completamente libre. Cuéntame, en las escenas iniciales cuando van caminando Sapien y Manning por los pasillos del Buró de Investigaciones Paranormarles, ¿es un gremlin lo que carga uno de los agentes? Sí, ...bueno, pero no es un gremlin de los de Joe Dante. ¿Ah, no? Es un troll pequeñito. Si lo ves con cuidado, es el mismo troll que está rasurando al tipo de dos cabezas, en el mercado de los trolls. ¿Qué tan conciente eres de esas coincidencias entre ciertos elementos de tu película y otros similares en otras películas? Por ejemplo tu mercado con el de La guerra de las galaxias, el ataque de las hadas con el de Alien, el Buró con la Agencia de Hombres de negro. Soy conciente hasta el punto de que intento evitar filmarlos de la misma manera. La cantina o los mercados de tatooine de George Lucas, son lo que la gente normalmente conoce como un mercado exótico. Y trato de rodar la escena, sino completamente de manera opuesta, tratando de evitar los mimos tipos de guiños... Soy conciente en evitarlos, no en emularlos. El momento en que Hellboy está sobre el letrero del hotel, cargando al bebé y tiene de un lado al príncipe Nuada aconsejándole y del otro, a Johann Kraus dándole instrucciones ¿es como en las caricaturas cuando el personaje enfrenta a su conciencia? Totalmente. Eso es muy explícito. De hecho, uno está a la izquierda y el otro a la derecha. Eso creo que es un diagrama del conflicto, porque Hellboy no es un tipo verbal. Hellboy no es Hamlet, no puede decir ni siquiera el to be or not to be. Entonces alguien tiene que decirlo. Hay un tipo diciendo: to be, y hay otro tipo diciendo: not to be. ¿Cuál es el reto en Hellboy III? El reto sería nada más darle una conclusión emocionalmente sólida a la trilogía. ¿Y como cineasta, que buscas? Como cineasta sé a dónde voy. Hellboy III ya la vi en la cabeza, es una película que ya hice. Ya sé qué colores van a estar en juego, qué texturas, cómo y cuáles van a ser los monstruos, todo, todo. La tercera ya la tengo muy clara. El reto entonces será lo de siempre, plasmarlo y platicárselo a 180 gentes y tratar de que todos hagan lo mismo. Con eso terminamos la conversación con Guillermo Del Toro. Su compañero de campaña, Ron Perlman el protagonista de la película y actor de otras tres cintas de Del Toro nos cuenta de la admiración y el respeto que siente por el cineasta: “Tiene la personalidad perfecta. Es alguien que nunca se toma a sí mismo en serio, pero a la hora del trabajo, en verdad que es una persona formal y severa”. Mientras tanto al autoproclamado “Gordo de Zapopan” le queda dar la batalla este verano a otros personajes de historieta como Hancock y Batman. También le esperan cuatro años de labores en Nueva Zelanda a fin de llevar a cabo la versión fílmica de El Hobbit en dos partes. Eso mientras termina de cocinar en su imaginación más monstruos y fantasías. Temas Tapatío Lee También Djuka lamenta que sus goles no ayudaran a conseguir Liguilla para Atlas Atlas buscará cerrar bien su semestre con la victoria ante Chivas Alan Pulido asegura que el Clásico Tapatío será un partido de vida o muerte “Apenas estoy cayendo en cuenta”: Isabella Gonty Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones