Suplementos | Un biografía y la publicación de sus memorias nos acercan a su verdadera personalidad El Barón Rojo tenía el alma negra La edición de las memorias de combate del célebre piloto de caza y una nueva biografía muestran a un depredador aéreo alejado de su leyenda Por: EL INFORMADOR 18 de mayo de 2014 - 00:57 hs Personaje. El retrato de Von Richthofen real es el de un joven militarista, arrogante, ambicioso y con un punto de cruel y despiadado. / GUADALAJARA, JALISCO (18/MAY/2014).- En el rutilante firmamento de la lucha aérea sobre las embarradas trincheras de la I Guerra Mundial destacan con el color acerbo y desafiante de Marte el aeroplano y el nombre de Manfred von Richthofen (1892-1918), el Barón Rojo, el piloto de combate más famoso de todos los tiempos. Su leyenda le ha convertido, además de en una de las figuras emblemáticas de la contienda que este año conmemora el centenario de su inicio, en el paradigma de aviador de caza caballeroso, tan temido como admirado y respetado por sus enemigos. Sin embargo, y como suele suceder con los mitos, hay grandes fisuras en la personalidad real del famoso piloto, el campeón de los cielos de la Gran Guerra, con 80 victorias confirmadas. Ahora la publicación en España de sus memorias de guerra ''El avión rojo de combate'' (Macadán) y de una extensa biografía de 600 páginas (Almuzara) a cargo del entusiasta J. Eduardo Caamaño, que ha buceado en la monumental bibliografía sobre Von Richthofen —especialmente en los libros del gran especialista Peter Kilduff— para poner a disposición del lector en castellano un completo relato de su vida y peripecias, permiten observar en toda su dimensión a un individuo con bastantes facetas inquietantes, antipáticas y desagradables. El retrato del Von Richthofen real es el de un joven (empezó su carrera de piloto de caza con 23 años y la acabó por la pista peor, la de la muerte, a los 25) militarista, arrogante, ambicioso y con un punto de cruel y despiadado. Mucha sed de gloria, arrojo y técnica y muy poca humanidad o compasión. Para el Barón Rojo, cuya ensangrentada imagen disolviendo el cielo en una granizada de proyectiles era lo último que veían en su vida muchos rivales, volar significaba una extensión de los placeres de la caza terrestre de animales, a la que se entregaba desde niño con afición fanática. En el aire, se convirtió con extremado deleite en un halcón implacable, la temible joya escarlata en la percha de cetrería del Káiser. Ni en su libro —sólo escribió otro, un manual de combate, ''Reglement für Kampfflieger''— ni en informes ni cartas encontramos la sutileza, la reflexión, la conmiseración, el hálito poético o la literatura, de los grandes pilotos de guerra escritores como Salter, Richard Hillary o Saint-Exupéry. “Soy un cazador por naturaleza”, escribe Von Richthofen en ''El avión rojo de combate''. “Cuando he abatido a un inglés, mi pasión por la caza se calma por lo menos durante un cuarto de hora”. Es difícil conciliar ese frívolo comentario cinegético con la realidad de los aviadores aullando en sus desesperadas caídas mientras se consumen como antorchas en sus aeroplanos incendiados. Y añade el barón: “Los cazadores necesitan trofeos”. Así justificaba una de sus costumbres —aparte de matar gente— que más aversión puede producir: su obsesión por recoger elementos de los aviones que abatía. Con ellos decoró una habitación en su casa. Ingresó en el ejército en 1911, en caballería, y entró en la guerra de 1914 muy dichoso. En 1915, pide pasar a la aviación. Disfruta salvajemente abatiendo enemigos. Muchos de ellos pilotos noveles, casi niños, o que volaban en aparatos muy inferiores a los suyos. El libro se cierra con 52 victorias, tras el bautizado por los británicos como el “abril sangriento” de 1917 en el que los Albatros y Fokkers alemanes se cobraron un sobrecogedor tributo de sangre. Tras un permiso, Richthofen volvería al frente, sería malherido en julio —un balazo en la cabeza le dejó momentáneamente ciego, pese a ello fue capaz de aterrizar— y entraría en la fase final de su carrera. Cabe preguntarse qué hubiera sido de él de sobrevivir a la guerra. Poco hace presuponer que no hubiera abrazado el revanchismo, el rearme y la vuelta a las andadas como hicieron la mayoría de los alemanes en pos de Hitler. Quizá sería mucho suponer que hubiera sido un Goering, popular as de caza como él, pero no olvidemos el importante papel que jugó su primo, Wolfram von Richthofen, jefe de la Legión Cóndor. La muerte del Barón Rojo aquel 21 de abril de 1918 abatido sobre el Somme por una única bala, evitó que fuera un Von Richthofen más famoso el encargado de devastar Gernika. ¿Son estas suspicacias injustas con el gran aviador? Curiosamente el cine ya se ha mostrado bastante ambiguo. Ninguna de las muchas películas sobre él —de la canónica ''The Red Baron and Brown'' (1971), con John Philip Law, hasta la reciente ''Der Rote Baron'' (2008), alemana—, ofrecen un perfil tranquilizador. Un solo indicio nos hace pensar que Manfred von Richthofen, de no morir, hubiera podido quizá transformarse en un personaje más interesante de lo que realmente fue. Tras ser herido en la cabeza comenzó a despegarse de su figura monocolor. Seguramente ver tantas muertes alrededor y la suya propia tan cerca empezaban a transformarlo. Escribió entonces un breve texto, ''Gendanken in unterstand'', ''Reflexiones en mi refugio'', no publicado hasta 1933 —como parte de su libro—, en el que apunta que piensa escribir una continuación de El avión rojo de combate, cuyo tono encuentra ya “insolente”, en la que explicará que la guerra no es “tan divertida”, ni heroica. Confiesa entonces que siente angustia cada vez que vuelve de un combate y la vida le parece sombría. En ese crepúsculo, más digno y humano, es donde de verdad brilla la luz del Barón Rojo. TOMA NOTATodo sobre él > “El avión rojo de combate”, Macadán Libros, Granada, 2013. > “Manfred von Ricthofen, el Barón Rojo”, Editorial Almuzara, Córdoba, 2014. > “El Barón Rojo: autobiografía de sus hazañas”, Almena Ediciones, 2000. > “El Barón Rojo” (2008), película dirigida por Nikolai Müllerschön. > “El Barón Rojo” (1971), cinta estadounidense dirigida por Roger Corman. Temas Tapatío Lee También El río Lerma: un pasado majestuoso, un presente letal Año de “ballenas flacas” El maestro de la brevedad: a 107 años del nacimiento de Juan José Arreola La vida del jazz tapatío Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones