''Cristo no existiría sin su relator''

GUADALAJARA, JALISCO (01/JUL/2012).- Mentir para vivir. San Pablo abrazó tozudamente sus creencias, las propagó; espantó el miedo de morir en manos de quienes creían que profanaba sólo para cumplir su temeraria misión de espía. Fingió convertirse al cristianismo pero nunca dejó de servir al Imperio Romano. El apóstol protagoniza el nuevo libro del escritor Pedro Ángel Palou (Puebla, 1966), El impostor.

La labor de investigación documental para desarrollar la historia de quien estuviera al servicio de Roma significó para el autor mexicano más de seis años de lecturas, conferencias y entrevistas; enfrentó un “bloqueo creativo” y redactó tres manuscritos, para finalmente publicar uno.

Con cinco novelas históricas sobre personajes simbólicos para México —Porfirio Díaz, Emiliano Zapata, Cuauhtémoc, José María Morelos y Juan de Palafox—, Palou cuenta que con San Pablo o Saulo de Tarso pretendía tomar los orígenes de Occidente y relatar las travesías de un protagonista más universal.

Editado por Planeta Internacional, El impostor es narrado por Timoteo, quien acompaña a San Pablo en su tarea de infiltrarse entre los nazareos, localizar a los discípulos de Jesús, y sembrar discordia entre los creyentes para evitar que Palestina se libere de la ocupación romana y así atajar una revuelta contra la capital de Italia. En el camino, el apóstol llega a creer en el día final y la resurrección, cuando antes hacía ajusticiar y lapidar a aquellos que lo pensaran posible. Finge, engaña, usa la palabra en su favor, escapa de la muerte.

—¿Cómo llega la idea de novelar a San Pablo?

—Tenía un buen tiempo diciendo: ‘¿Cómo hago una novela que no tenga un protagonista mexicano, que sea mucho más universal?’ El pensamiento viene de hace muchos años de investigación y la primera pregunta era dónde, en qué época, qué es lo que me interesa contar. Por qué no el Renacimiento, La Conquista, la Ilustración. Finalmente, en cada una de esas épocas ya somos judeocristianos, Occidente ya está hecho. Me pregunté cuáles son los únicos años en que Occidente no es Occidente. Sólo me quedan 40 años de los dos mil de la Historia, la muerte de Cristo y la redacción de los evangelios, y digo ¿Quién es el verdadero protagonista de la época? No es Cristo; Cristo no existiría sin su relator, sin su inventor, que es Pablo. Pablo de Tarso es el inventor del cristianismo, el inventor del mundo judeocristiano.

Fue una investigación muy exhaustiva para llegar a obtener no sólo las ideas o la vida de Pablo, sino el sustrato real para poder contar una historia que fuera interesante para el lector, porque no sólo es fundacional, sino genealógica, es el génesis de todo lo que va a venir después.  

—Fueron seis años de reunir el material suficiente para crear el relato ¿es la novela en que más ha tardado?

—Sí, por mucho. La otra novela más tardada se llama Paraíso clausurado, pero, ya con la escritura completa, fueron cinco años y es pura imaginación.

—Escribió tres versiones de El impostor…

—Hubo un primer manuscrito, entre esos seis años, que no me satisfacía, no tan grande como éste, no lo terminé. Un segundo manuscrito completo, en tercera persona, más grande, tampoco me satisfizo; y esta tercera versión que creo que gana mucho en la distancia que daba la tercera persona.

Con Timoteo como narrador es mucho más fácil que el lector entre y salga de la historia; como Pablo es tan rígido, tan dogmático, tan disciplinado, pero, a la vez, tan tozudo, la figura de Timoteo le da un poco de frescura a la narración, sino, como lector, dices ‘ya me cansó’.

Es la elección más difícil para un novelista y la más importante: quién cuenta, desde dónde enuncio.

—Acudió con un especialista porque tuvo un bloqueo creativo…

—Tuve muchos problemas con desapegarme de lo que estaba contando, dejar de tomarlo personal, por la propia formación cultural. Me dolía escribir, cosa que nunca me había pasado, físicamente; lo que tenía era un bloqueo de escritor particular.

Primero encontré a Eric Maisel leyendo, intentando encontrar una razón para el bloqueo. Después de tres sesiones, nos dimos cuenta de que personalizaba la historia, me dio un consejo: ‘Escríbela en tercer persona, no pienses si la van a leer o no, escríbela de corrido’, y así fue.  

—¿Hay algo que admire de San Pablo?

—La tozudez, el no cejar; se parece mucho a todos mis héroes. Siento que los escritores no escogemos nuestros temas, sino que ellos nos escogen. Zapata es una persona que su triunfo y su derrota le vienen de nunca cambiar; Cuauhtémoc no cambia, Morelos igual, pero finalmente éste (personaje, San Pablo) es el más radical de todos.

—¿Sigue alguna técnica para escribir novela histórica?

—Diría que hay tres etapas creativas, que a lo mejor a otros escritores no les funciona, pero a mí sí: armar una cronología exhaustiva del personaje, contrastar las cronologías históricas de los distintos personajes; lo segundo es que dejo de leer sobre ese personaje y empiezo a leer lo que más me interesa de la época, empiezo a amueblar el mundo de mi personaje con cosas que a mí me sirven, porque forman parte de la vida cotidiana. Cuando estás construyendo una cosa tan lejana en el tiempo, te da mucho miedo caer en anacronismos, en cosas que no existieron, te da miedo que el lector no pueda imaginar las cosas, porque tú mismo como lector no puedes imaginar, porque te falta información.    

La tercera etapa es cómo seleccionas.  El momento más difícil es seleccionar qué pongo y qué no pongo para que el lector se imagine sin que le dé clases de Historia ni explicaciones, y que tampoco se editorialice.

—¿Qué le da la literatura?

—No es sólo un modo de vivir o de respirar o de ver el mundo, para mí la literatura es un modo de conocimiento (…) la literatura es la mejor manera de conocer la realidad, porque tienes que usar todos los colores del prisma. Leemos novela porque queremos saber cómo evoluciona la psicología del personaje —quién era antes, quién fue después, todos los que fue—.

—En la Nota del autor de El impostor cuenta que le es útil escuchar música para escribir…

—Siempre escucho mucha música, yo necesito oír música para escribir; hay escritores que no pueden. Escojo muy bien mi soundtrack; Mendelssohn fue importante en esta ocasión.

Me pregunté cuáles son los únicos años en que Occidente no es Occidente.  Sólo me quedan 40 años de los dos mil de la Historia, la muerte de Cristo y la redacción de los evangelios, y digo ¿Quién es el verdadero protagonista de la época?

Más letras

Palou indica que escribirá sobre otros dos “grandes inventores del cristianismo” para completar la trilogía que incluye a El impostor: Lutero y Constantino. Aún no sabe cuál será el primer personaje a desarrollar.

Además, prevé que 2013 sea el año en que se publique su libro sobre Ciudad Juárez, titulado Muertos que no hacen ruido. La historia se desarrolla en un penal de la urbe, llamado “el pueblito”, donde vivían los reos y sus familias; aborda la violencia de la ciudad chihuahuense. Desarrolló el texto a partir de la Beca Guggenheim, auspiciada por la John Simon Guggenheim Memorial Foundation.

Pedro Ángel presentará El Impostor el 28 de noviembre en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, acompañado por el escritor Jorge Volpi.

Sobre el autor

Entre libros e Historia

Pedro Ángel Palou  es profesor asociado de estudios latinoamericanos en Tufts University. Es autor de más de cuarenta libros, entre los que destacan Amores enormes (Premio Jorge Ibargüengoitia), Con la muerte en los puños (Premio Xavier Villaurrutia), y la trilogía Sacrificios Históricos dedicada a Zapata, Morelos y Cuauhtémoc.